Image: Kiri Te Kanawa entre Mozart y Strauss

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Música

Kiri Te Kanawa entre Mozart y Strauss

La neozelandesa ofrece un recital en el Auditorio de Zaragoza

12 mayo, 2005 02:00

Vanessa en la Ópera de Los Ángeles. Foto: Robert Millard

Una de las últimas divas de la ópera, la neozelandesa Kiri Te Kanawa, ofrece el 13 de mayo un recital en el Auditorio de Zaragoza. Todo un acontecimiento ya que sus visitas a nuestro país han sido muy escasas. Interpretará piezas de autores como Mozart o Strauss, con los que su talento ha estado muy vinculado.

Son tan contadas las actuaciones en España de la soprano neozelandesa (de la etnia maorí por más señas), que cada una de ellas se convierte en un acontecimiento. Kiri te Kanawa (1944) es una de las últimas estrellas de la ópera cuyo nombre se mantiene en los cartelones a pesar de haber entrado en esa etapa, mucho más relajada, que suele preludiar el retiro. En su caso, sin embargo, parece que éste va para lejos, ya que se ha dosificado de tal manera que mantiene en condiciones de revista su registro, potenciado al no haber perdido ni un ápice el carisma con el que ha impresionado durante años. Y para no dejarse tentar por cachés habituales, convierte el suyo, en este momento, en uno de los más altos de la lírica.

Ese prestigio se ha cimentado en España, sobre todo, gracias al disco y a las transmisiones de algunas actuaciones por radio y televisión, ya que sus apariciones en nuestro país han sido contadas. En realidad, siempre ha estado vinculado a media docena de coliseos. Desde su debut en 1971 en el Covent Garden, que supuso su lanzamiento internacional, hasta la actualidad, la mayoría de su carrera se ha centrado en los países anglosajones, con ocasionales visitas al continente europeo.

El recital que, mañana, ofrecerá en el imponente marco zaragozano, junto a Julian Reynolds, reúne algunos de los autores con los que se ha relacionado en mayor medida su arte, Haendel, Mozart y Richard Strauss, a los que añade algunas canciones de Liszt y del argentino Carlos Guastavino que, probablemente, se verán completadas por las habituales propinas.

Haendel ha sido una curiosa, e inevitable, tarjeta de visita desde que participara en la boda de su amigo, el Príncipe Carlos y Lady Di, con el aria "Let the bright Seraphim" del Samson -que le fue agradecido con su nombramiento como Dama del Imperio Británico- aunque tampoco lo ha cantado demasiado. Recuérdese su grabación, junto a Solti, del Mesías. En Zaragoza ofrecerá arias de Giulio Cesare, Atalanta y Agrippina.

Pasaporte a la fama
Mucho más importante ha sido Mozart en su vida, del que incluye una de sus últimas cantatas. No en vano fue su pasaporte a la fama con su debut como la Condesa en Las bodas de Fígaro en la Royal Opera. También participó en la versión cinematográfica del Don Giovanni de Losey, con Maazel, y ha grabado, en celebradas versiones junto a Solti o Marriner, las obras mayores del compositor salzburgués. Kanawa señalaba las dificultades que conlleva cantar Mozart, en que "su música es tan limpia, tan desprovista de lo superfluo, que es imposible disimular nada", mientras que en el terreno estilístico "hay que encontrar la manera de expresar pasión y emoción dentro de esa forma clásica y limpia. Y hay que expresarlas, porque Mozart era una persona muy cálida, sensible y de sentimientos profundos, cuya naturaleza se reflejaba en su música".

Como no podría ser de otra manera, incluirá en el recital tres lieder de Richard Strauss, de quien ha sido una de las más exquisitas intérpretes recientes de El caballero de la rosa, Arabella -de la que ha dejado una versión excepcional en vídeo junto a Christian Thielemann- o Capriccio. Hay que señalar que su próxima visita a España, por cierto, vendrá de la mano de este autor, al ofrecer en noviembre, con la Orquesta de Barcelona, sus Cuatro últimas Canciones. En su opinión, el secreto para interpretar Strauss, "se reduce a saber si uno puede cantar todos esos millones de notas y sentirse cómodo. Su música es muy, muy especializada y diez veces más difícil que cantar ópera italiana... En Strauss no hay momento de respiro, ni siquiera para pensar en el aplauso", comentaba con franqueza.

Su recorrido artístico la ha llevado a visitar también autores como Verdi, Puccini o Samuel Barber, cuya Vanessa se ha convertido en su último caballo de batalla teatral. Su concepto se acerca más bien al cantante "de raza". Ella misma confesaba que no analiza, "demasiado los papeles" aunque siempre se ha reprochado una cierta lejanía, cuando no frialdad. Tampoco es dada a las entrevistas, - "no soy muy buena hablando. Me cansa y creo que es mejor dejárselo a los políticos, que siempre parecen salir del paso" - y su franqueza ha generado a veces alguna airada reacción, como cuando, recientemente, criticó con dureza a sus compatriotas maoríes.