Image: Wagner invade el cantábrico

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Música

Wagner invade el cantábrico

Santander y San Sebastián asumen el protagonismo de la vida musical

28 julio, 2005 02:00

La Walkiria en el montaje de Kuhn que se verá en Santander. Foto: Rupert Larl

El protagonismo de la vida musical en España lo asumen en agosto los festivales de Santander y San Sebastián. Estos dos clásicos muestran cada vez mayor tendencia hacia la lírica. El cántabro, que acoge en esta edición la final del Concurso Paloma O’Shea, inicia la programación de la Tetralogía wagneriana en la provocadora versión del también director de orquesta Gustav Kuhn. San Sebastián, por su parte, apuesta por Butterfly y Fidelio. Renée Fleming o José Bros se suman a los proyectos.

El Festival de Santander y la Quincena de San Sebastián coinciden, con un pequeño desfase, en el tiempo; sobre todo desde que la segunda muestra amplió su radio de acción y extendió sus propuestas. Van en paralelo y en ocasiones comparten ciertas actuaciones, solistas u orquestas, aunque en la presente edición no se observan demasiadas identidades. Sin duda planea por encima en ambos casos la ópera, cada vez más presente en estas fiestas veraniegas de nuestro país. Santander, dando un paso adelante, se trae nada menos que la mitad de la Tetralogía wagneriana al Palacio de Festivales. La producción proviene del Festival del Tirol Erl, en donde reina como amo y señor el director musical y de escena Gustav Khun, autor de un montaje escénico de planteamientos indiscutiblemente modernos; veremos en qué grado de acierto. La Orquesta -que actúa en el escenario- y los cantantes que apechugan con los pentagramas de El oro del Rin y de La walkiria son los de ese certamen centroeuropeo.

Conocida Butterfly
San Sebastián por su parte hace uso de la ya conocida producción de Madama Butterfly de Lindsay Kemp, que ha circulado bastante por España en los últimos años, y organiza una interpretación de Fidelio de Beethoven en versión concertante bajo el firme mando de Gómez Martínez, que se ha especializado en esta única ópera del músico alemán. Jayne Casselman, Robert Brubaker, Alan Titus, Attila Jun, que cantan los papeles principales, componen un solvente equipo vocal. La Sinfónica de Euskadi y el Orfeón Donostiarra sirven de soporte y envoltura al tiempo. El tenor José Bros, cada vez más asentado y dueño de una voz de tinte muy lírico poco a poco enriquecida, ofrece un recital de ópera y zarzuela en la ciudad vasca el 16 de agosto. Seis días antes, en la villa cántabra, es el bajo Roberto Scandiuzzi el que brinda asimismo una serie de arias, en este caso sólo operísticas, de Verdi, Chaikovski, Musorgski y Borodin junto a la Orquesta del Teatro Regio de Turín y la Coral Salvé de Laredo. También en Santander, dentro de este epígrafe lírico, actúa días después otra figura internacional, la afamada soprano norteamericana Renée Fleming; con la misma orquesta y obras de Mozart y otros nueve compositores. En este ámbito vocal debe mencionarse la participación en los dos festivales del director William Christie y su magnífico conjunto Les Arts Florissants, que interpretan El juicio de Salomón de Charpentier e himnos de Purcell.

Ambas muestras comparten también, ya en el capítulo sinfónico, a la Joven Orquesta Gustav Mahler dirigida por el sólido Ingo Metzmacher; pero con programas diferentes, los dos de interés: Coriolano de Beethoven, lieder del Wunderhorn (con Goerne) y la 6ª de Bruckner (Santander); Till Eulenspiegel de Strauss, Gesangszene de Hartmann (con el mismo barítono) y Sinfonía nº 15 de Shostakovich (Quincena).

Batutas nacionales
La ciudad cántabra anuncia en este terreno, además, a la Sinfónica de Madrid con López Cobos, que da un concierto homenaje a los 250 años de la ciudad (Suite Rosenkavalier de Strauss, Concierto en sol mayor de Ravel, con el sorprendente Michael Camillo, e Iberia y Navarra de Albéniz/Arbós) y actúa en la final del Concurso Paloma O’Shea, y a la Philharmonia de Londres, que cierra el Festival el 31 de agosto dirigida por James Conlon con un bonito programa dedicado en buena parte a Cervantes: Obertura de Don Quijote baila el fandango de Ullmann, Don Quijote de Strauss y Sinfonía nº 8 de Dvorák. En San Sebastián se proponen actuaciones de la Sinfónica de Galicia con Víctor Pablo (8ª de Mahler), Nacional de España con Pons, Nacional de Rusia con Pletnev, Sinfónica de Bilbao con Mena, que han edificado unos programas atravesados de una sutil vena política, con obras que establecen la confrontación del hombre con el poder: El superviviente de Varsovia de Schünberg, 7ª, 9ª y 15ª de Shostakovich (citada arriba), Réquiem de guerra de Britten… Incluso Fidelio podría incluirse aquí. Pero quizá la apuesta más importante en lo sinfónico de la Quincena sea la integral de los Conciertos para piano de Beethoven por Christian Zacharias y su Orquesta de Lausana. Recordemos la significación que tuviera su integral mozartiana de los últimos años.

La efeméride quijotesca no podía faltar. Aquí lleva cierta ventaja Santander, que, aparte de las obras de la sesión de cierre, ha solicitado a cinco compositores la redacción de una partitura en torno a la figura del Hidalgo: José Antonio Esteban, Cruz de Castro, Zulema de la Cruz, Javier Jacinto y Tomás Marco, las cuatro últimas para guitarra, la primera para orquesta de cámara. Además, se programa una de las más antiguas músicas escritas sobre el caballero, la de Purcell, de finales del XVII, que siguió, con John Eccles, una narración de D’Urfey, y se hace referencia al personaje en los recitales de arpa barroca de Javier Sainz. La ciudad guipuzcoana ha preparado el famoso ballet Don Quijote, con música de Minkus, que será puesto en pie por la compañía de Yuri Grigorovich, y cuenta con el grupo La Trulla de Bozes, que recupera una misa de Ruimonte, y de Armoniose Concerti, que hace un programa titulado Damas, caballeros, rufianes y pastores. La música en la época de Cervantes. En esta línea, el espectáculo balletístico, teatral y musical de Rafael Amargo y Carles Padrissa de La Fura dels Baus D. Q. … pasajero en tránsito.

Marcos históricos
En el Festival cántabro se planifican, como es costumbre, numerosos conciertos en los marcos históricos, algo consustancial a la muestra que dirige Ocejo. Otra de las constantes santanderinas es la apertura a la música de nueva creación, personalizada en las obras de los autores más arriba citados y en las compuestas por el desaparecido Alberto Blancafort, Pérez Maseda, Blanco Allú, Grast e Israel David Martínez. Se estrena en España Anna Karenina por el Eifman Ballet de San Petersburgo. La Quincena no se queda muy atrás y acoge composiciones recientes del violista Garth Nox, Gerenebarrena, Lauzirika, Parra, Havel, Erkoreka, ésta como homenaje a los 75 años de Luis de Pablo. Se combinan con otras de Kurtag, Sciarrino, Grisey, Matthew Burtner (compositor residente), Xenakis, Scelsi, Ronchetti y Berio. Santander homenajea por su parte, aunque con más bien poca obra, el centenario del nacimiento de Ernesto Halffter y recuerda el IV centenario de la Bien Aparecida.

En el capítulo de la música antigua hay muchas cosas de interés en ambas muestras: recital de Bonizzoni en su faceta clavecinística, Vox Suavis con Dominique Viellard, Coro Hondore con Unanue (San Sebastián); Schola Gregoriana de Cantabria, el arpista ya citado Javier Sainz, orquesta Vox áurea La Reverdie (Santander). Anotemos por último la presencia en la Quincena del pianista Grigori Sokolov (Schubert, Chopin) y de la Camerata Küln con música de la famila Bach.


La Butterfly de Kemp
La producción, cuidadosa, elegante, estilizada, del británico Lindsay Kemp, sin duda un exquisito esteta, es conocida ya en España. Se presentó, precisamente, en Santander, el 16 de noviembre de 2002. En 2003 apareció en Altea y en 2004 viajó a Madrid (Conde Duque), al Festival de Peralada y al Baluarte de Pamplona. El Teatro Villamarta de Jerez la vio este enero. En la puesta en escena encontramos todas las características -y tics- que han hecho famoso a Kemp, que ha afrontado la experiencia "con felicidad y humor, respetado -añade-, las esencias de la música y del libreto a través de la mayor simplicidad".


Kuhn, el hombre orquesta
Al frente del Festival del Tirol está desde su fundación, en 1998, el salzburgués Gustav Khun (1947), un músico dotado, inquieto, francotirador, de indudables facultades creadoras en diferentes campos, sea el de la dirección de orquesta, el de la dirección de escena, el de la organización o el de la composición. Entre sus tintes de gloria figura el de haber creado en 1974 el Instituto de Música Aleatoria de su ciudad natal. En el terreno de la batuta, que es el que ante todo le ha dado fama, tuvo como inicial maestro a Swarowsky en Viena. A partir de una técnica gestual fácil y movediza, Khun contagia entusiasmo, aunque sus construcciones sonoras no siempre tengan la solidez estructural y conceptual suficiente.