Image: Cumbre de sopranos en Bilbao

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Música

Cumbre de sopranos en Bilbao

La Traviata abre la temporada lírica de la ABAO con Inva Mula y Joan Pons

22 septiembre, 2005 02:00

Inva Mula en La Traviata que se verá en Bilbao. Foto: Javier del Real

Comienza el 24 de septiembre en el Palacio Euskalduna de Bilbao la temporada lírica de la ABAO. Lo hará con La Traviata de Verdi y un reparto en el que destacan las figuras de Inva Mula y Joan Pons. El gran protagonismo del ciclo lo asumen, en esta ocasión, las representaciones de Rusalka de Dvorak, un título apenas conocido en España, en una producción de Lyon. El holandés errante, Manon, Don Giovanni y Los cuentos de Hoffmann completan el programa.

La temporada de la Asociación Bilbaína de Amigos de la ópera, ABAO, que se lleva a cabo en el inmenso Palacio Euskalduna de la capital vasca, muestra un repertorio quizá excesivamente conformista, pero continúa, tras su cincuentenario y con nuevo equipo, en su línea de afianzamiento.

La gran novedad de esta temporada viene con la Rusalka de Antonin Dvorák, una ópera postromántica de signo fantástico estrenada en Praga en 1901. Bienvenida sea en cualquier caso porque es una obra bellísima, de un maravilloso ropaje armónico. En esta ocasión, prevista para finales de octubre, se cuenta con una producción de la ópera de Lyon firmada por Jean-Claude Berrut y dirigida musicalmente por un especialista de la misma nacionalidad que el compositor, Jirí Kout, una batuta que sin duda desentrañará el fantasioso lenguaje orquestal. El reparto ofrece garantías, ya que aparece presidido por la soprano norteamericana Sondra Radvanovsky, que tan buena impresión causara con su Leonora en el Trovador del año 2002. La voz, tersa y timbrada, extensa y fácil, de tan interesante color, se acomoda bien al personaje soñador y desgraciado de la ninfa. Peter Straka, tenor checo algo corto de agudos, será el Príncipe y el alemán Hans Peter Künig, un cuarentón habitual en los teatros alemanes de provincias, el Espíritu de las aguas.

Vuelve el Don
Don Giovanni no se había representado en la ABAO más que en el año 1997. No hace tanto; pero no está mal que se reponga ya: una obra maestra mozartiana de este calibre ha de estar más presente. El joven polaco Mariusz Kwiecien, uno de los disolutos de moda, discípulo del malogrado Aldo Baldín, es el protagonista. Su Leporello es el estadounidense Alan Held, ya cincuentón, reciente Kurwenal en el Liceo. Ofrece especial interés la presencia de ángeles Blancas como Doña Elvira, un personaje que requiere sin duda un mordiente tímbrico y una anchura, una facilidad para la coloratura y un permanente patetismo que piden lo mejor de una soprano. Buen desafío para la joven y bella cantante española nacida en Munich. Doña Anna es la búlgara Krassimira Stoyanova, de carrera ya muy sólida en papeles de lírico-spinto, y Zerlina la gentil y ya acreditada Ofelia Sala. A resaltar la participación del tenor albanés Saimir Pirgu, presente en hace unos meses en el Real en Elena y Constantino de Carnicer. El siempre tan mozartiano de corazón Antoni Ros Marbà empuñará la batuta -en este caso, con su actual orquesta, la Real Filharmonía de Galicia, en el foso- en esta producción escénica de Roberto de Simone proveniente de la Staatsoper de Viena.

Los demás títulos han sido hasta cierto punto más frecuentes en la ABAO; incluso El holandés errante de Wagner, que se ha visto en Bilbao 5 veces. En esta ocasión se cuenta con una producción del teatro San Carlo de Nápoles, diseñada por Tobias Richter. El barítono teutón Albert Dohmen, que ha ido adquiriendo con el paso del tiempo robustez y amplitud vocales y lleva ya años recreando algunas de las partes más heróicas de Wagner, será el sufriente Holandés, que tendrá como contrapunto la Senta de la danesa Eva Johanson, una lírica ancha especialista en estos papeles menos dramáticos del autor de la Tetralogía. Aquí encontramos también a Künig, en el personaje semicómico de Daland. Eric, doliente y suplicante, de escritura tan ingrata, es el finlandés Jorma Silvasti. Como Mary aparece una joven mezzo de carrera merecidamente ascendente y que viene de triunfar en el Festival de Salzburgo: Francisca Beaumont. La cosa musical depende de Juanjo Mena, que actúa al frente de la Orquesta de la que es titular, la Sinfónica de la ciudad. El año pasado, en un difícil programa Schüenberg-Strauss, ya dio pruebas de saber qué se trae entre manos.

Madura Cedolins
Una de las sensaciones de la temporada es la soprano polaca Fiorenza Cedolins, a punto de cumplir los 40, en momento por tanto de primera madurez. Esta cantante, que ha hecho casi toda su carrera en Italia, tras estudiar con Bataglia y Ferri, posee una voz compacta y timbrada y un arte de canto bien planificado, que ha administrado ya al siempre espinoso personaje verista de la pucciniana Butterffly, que va a encarnar en estas representaciones de febrero organizadas en lo escénico por Christopher Alden para la ópera de Tel Aviv y en lo musical por el eficaz y tan apreciado en Bilbao Antonello Allemandi. Pinkerton es el tenor, hoy bastante en boga, Mario Malagnini, y Sharpless el barítono andaluz, de muy buenas hechuras ya, Juan Jesús Rodríguez.

Con Manon, una de las óperas más representativas de la ópera cómica tardía, Massenet trazó un delicado retrato femenino. Con ella regresa al escenario del Euskalduna la tolosarra Ainhoa Arteta, cuya voz, pese a un más acusado vibrato, ha ganado en proyección y en colorido. Puede encajar en el tierno y a la vez trágico personaje de la joven cortesana, cuya escritura ofrece oportunidades indudables de lucimiento, bien a través de pasajes de coloratura, bien a través de arias como la tan refinada "Adieu, notre petite table". Choca en principio la presencia del buen tenor lírico catanés Marcello Giordani, más afín en los últimos años a partes de mayor envergadura lírica, en una como la de Des Grieux que pide en puridad un lírico-ligero. El muy lírico y expresivo barítono español José Julián Frontal será su padre. La Orquesta Sinfónica de Szeged, habitual en estas temporadas, estará a las órdenes de Yves Abel, un director funcional y ya experimentado. Producción escénica de Alain Garichot para el Gran Teatro de Ginebra.

La temporada se abre con La traviata de Pizzi, una coproducción con el Real, donde ha sido ya representada en dos ocasiones. Es Violetta la albanesa Inva Mula, una soprano lírica, puede que algo falta de carne, para las partes más dramáticas, aunque dotada de un timbre penetrante. Actriz convincente, a quien dará réplica el muy notable Germont de Joan Pons, barítono veterano y sólido. Será interesante seguir las evoluciones como Alfredo del polaco Piotr Beczala, dotado de una voz de lírico-ligero de bello color. Roberto Rizzi Brigñoli dirige en ese inicio de curso, el día 23 de septiembre, a la Sinfónica de Bilbao.

El cierre tendrá lugar a primeros-mediados de mayo de 2006 con Los cuentos de Hoffmann de Offrenbach en la aplaudida, pesimista y reveladora visión de Gian Carlo del Monaco, procedente de Niza, La Maestranza y Roma. Aquiles Machado volverá a un papel en el que, prácticamente, se lanzó a la celebridad, ahora con la voz más ancha, de un lirismo menos fresco y fácil. Milagros Poblador, María Bayo y Valentina Kutzarova estarán en la piel de las mujeres del artista, Catherine Goeldner en la del travestido Niklausse y el uruguayo Erwin Schrott, de prometedora trayectoria, en los cuatro papeles clave: Lindorf, Coppélius, Dr. Miracle y Dapertutto. Alain Guingal, conocedor de esta música, pero de escaso vuelo, dirige a la Sinfónica de Bilbao.


Los "hijos" de Plácido
No deja de ser llamativo que en esta temporada bilbaína se den cita algunos cantantes, que son en cierta medida hijos artísticos de Plácido Domingo, hombre con gran capacidad para olfatear nuevos valores a través del Concurso Operalia. Tres de sus ganadores estarán en Bilbao. El primero es Inva Mula, próxima Traviata bilbaína, nacida en Tirana y ganadora en el Enescu y el Operalia de París de 1993. En ese mismo concurso parisino fue galardonada Ainhoa Arteta (en la imagen), ganadora ya del Metropolitan Opera National Council Auditions de Nueva York, que va a cantarnos las desdichas de Manon. Desde luego, ese primer Operalia fue una bendición, ya que de él salieron también Nina Stemme, reciente Isolda en Bayreuth, y Kwangchul Youn, Marke en el mismo Festival. Otro agraciado en esos certámenes fue el bajo uruguayo Erwin Schrott, que venció en Hamburgo en 1998 y que aquí se mete en la piel de cuatro personajes, de tan distintas cataduras y tesituras, de Los cuentos de Hoffmann. Como dato anecdótico: Sondra Radvanovsky, futura Rusalka en Bilbao, participó en la gala del 60 cumpleaños de Domingo.