Música

Premios

8 diciembre, 2005 01:00

La Fundación Guerrero creó en 1961 el Premio de Música y lo dotó con doce millones de las antiguas pesetas. Durante los primeros años tuvo carácter anual y estaba dedicado a los compositores españoles. Hasta 1995 lo obtuvieron sucesivamente Rodrigo, Montsalvatge, García Abril, Halffter y Castillo. A partir de 1996, temiendo que se transformase en un reparto estilo ronda, "ahora tu y luego yo", se amplía a cualquier persona o institución española cuya labor haya constituido una aportación relevante para la música española y deja de ser anual. Desde entonces se concedió a Fröhbeck de Burgos, Victoria de los ángeles, Alicia de Larrocha, Carmelo Bernaola y Luis de Pablo. Sus promotores lo consideran el "Cervantes" de la música.

En 1996, la SGAE otorgó a Grammatges el primero de los Premios Tomás Luis de Victoria, con carácter bianual y 60.000 euros, para significar toda la obra del compositor vivo más destacado de la comunidad iberoamericana. Los premiados sucesivos serían Montsalvatge, Garrido Lecca, del Mónaco y Guinjoan. Ahora ya es anual y la semana pasada se falló a favor de Marlos Nobre. También aspira a ser el "Cervantes" de la música. El jurado, sin un solo compositor, lo integraron Abreu, Echenique, Remartínez, álvarez Cañibano y Casares.

Es bastante amplia la problemática de este tipo de premios. ¿Qué pretenden: prestigiar al ganador o que el premio se prestigie así mismo con un gran nombre? Es difícil huir de la "autoronda" citada, como es muy difícil ser justo en la valoración. ¿Es posible acaso que todo el jurado conozca la obra de 57 candidatos de 17 países? La Academia de Hollywood envía a sus compromisarios de cara a los Oscars todas las películas en concurso, pero eso no es posible con el Tomás Luis de Victoria. ¿Cómo acceder a las partituras más representativas? ¿De dónde podrían sacar tiempo personas ya tan ocupadas? De otro lado está muy bien premiar una carrera, pero ¿no debería traducirse en algo específico? La cuantía del premio permite que un autor se tome un año sabático para escribir lo que le apetezca, sin cortapisa alguna, y mostrarlo al final como resultado del premio.

El "premio por el premio" va careciendo de sentido y en este tema queda mucho por imaginar y trabajar.