Música

Franz Peter Zimmermann

“Es horrible cuando el director no está al nivel del solista”

5 enero, 2006 01:00

Franz Peter Zimmermann. Foto: EFE

El violinista Frank Peter Zimmermann es uno de los grandes protagonistas de esta edición del Festival de Canarias que abre con el ciclo completo de Conciertos para violín de Mozart. Referente de la escuela violinística alemana, ha hablado con El Cultural sobre el creador salzburgués en el año dedicado a su memoria.

Pocos dudan que Frank Peter Zimmermann (Duisburg, 1965) se ha convertido en una de las grandes estrellas del violín, cabeza, junto a la Mutter, de la escuela alemana. Ahora afronta el bloque completo de los Conciertos para violín de Mozart junto a la Sinfónica de Tenerife y Víctor Pablo Pérez, algo que repetirá en unos meses junto a la Orquesta Nacional y Josep Pons."Mozart es el autor más próximo a mí. Aunque pueda parecer presuntuoso, tocarlo me resulta muy natural. Me siento más cerca de él que de compositores más cercanos cronológicamente como Ligeti o Brahms. Es como si fuéramos de la misma sangre", comenta.

-¿Quiénes fueron sus referentes en su formación?
-Me vi muy influido por Arthur Grumiaux (1921 -1986), cuando era niño que también me impactó en mi manera de acercarme a Bach, aunque especialmente a Mozart. Al principio era mi ideal pero luego fui encontrando mi estilo, dentro de una línea apolínea, clara, sincera, como un aire fresco, con mucho sol, como en España. Porque su manera de escribir es, podríamos decir, natural.

-Mozart debió ser un excelente violinista.
-Yo encuentro, salvando las distancias cronológicas, estrechas relaciones entre Bach y Mozart. Ambos escribían tan bien para el violín comopara el clave o el pianoforte. Es evidente que Mozart lo tocaba y debía ser muy bueno. Sin duda, por influencia de su padre. Es una pena que, en sus últimos años, no escribiera conciertos para violín, ya que los que compuso son prácticamente de su adolescencia.

-¿No tienen calidad?
-Claro que son buena música pero no alcanzan el nivel de algunos para piano o el de clarinete. Pero cuando analizas la evolución de estas obras, por su desarrollo, te das cuenta de que es todo un genio. A mí me resulta muy interesante que el público pueda escucharlos todos en un bloque compacto.

-¿Cómo afronta los problemas estilísticos?
-Honestamente, en Mozart, no encuentro los problemas que pueda haber en Bach. No sé, si por proximidad, todo me resulta mucho más fácil.

-¿Cree que hay diferentes maneras de abordarlo?
-Yo creo que la música de Mozart es tan fuerte que admite acercamientos muy diferentes, vengan de un Ton Koopman o de una Anne Sophie Mutter. Cuando eres un artista tienes que tener la suficiente personalidad para transmitirlo y buscar el estilo adecuado, la articulación, los detalles. Desde luego ya no estamos en los tiempos de David Oistraj, que lo hacía todo igual, se llamara Chaikovski o Vivaldi.

Buena música
-La Historia nos demuestra que el violín dio un cambio muy fuerte en el siglo XX.
-Yo creo que el momento se produjo con Eugene Ysaye (1858 -1931) y, quizá mucho más acentuado, con Fritz Kreisler (1875-1962) por un tipo de expresión mucho más exagerada, como los cantantes con Caruso, (1873-1921), de quien Kreisler era contemporáneo.

-Muy diferente de la generación de Sarasate o Joachim.
-Era más aristocrática, por llamarlo de alguna manera. Kreisler forzaba el estilo, potenciando el vibrato.

-Cuando toca el ciclo Mozart con orquestas sinfónicas, ¿no se pierden las proporciones?
-Siempre que lo he hecho, tocando y dirigiendo, a lo sumo hay seis u ocho violinistas primeros. Porque, en muchos aspectos, estamos ante música de cámara. Pero le voy a hacer una confidencia. En general, el violín es más fácil de integrar en una orquesta que el piano, porque es como si fuera parte de ella. La mayoría de los conciertos para violín son más camerísticos que los de piano. Yo los siento así. Y, desde luego, en Mozart más que nadie.

-Y también derrama un optimismo especial, casi único.
-En Mozart hay una espontaneidad, una alegría desbordantes. Hay que conseguir que la gente sonría con tranquilidad, se sienta relajada. Si no lo hace, a lo mejor es culpa nuestra porque trasladamos nuestra presión al público. Quizá nos obligamos a tocar siempre al máximo, y nos falte espontaneidad.

-Para un solista, que el director no esté al mismo nivel puede resultar frustrante.
- Lo mismo que encontrar pareja adecuada en la vida. Tiene mucho de suerte. Porque hay que sentir lo mismo, espontáneamente. Pero, en el más alto nivel es difícil, raro. Todo el mundo alcanza un resultado que podríamos valorar de profesional pero pocas veces encuentras eso que te permite que salga un concierto excepcional.

-¿Cómo es su experiencia con los grandes?
-Hay algunos, como Haitink, Jansons, de los que me siento muy cerca. Pero en otros casos... a veces ni van preparados, porque han mirado la obra por encima. No es de extrañar que muchos solistas dirijan. Es horrible cuando el solista está al cien por cien y el director, no.

-Pasa seguramente lo mismo con las orquestas.
-Rostropovich dice que los mejores conciertos se producen no con las grandes orquestas, sino con las del medio (se ríe). Es lógico porque las orquestas de la calidad de la Filarmónica de Berlín o Viena están acostumbradas a un nivel que es raro que algo les impresione.

-¿Qué le pediría a Mozart si se lo encontrara en la calle?
-Que me escribiera un concierto para violín como el de Re menor para piano.