Música

El mejor Sorozábal en la Zarzuela

27 abril, 2006 02:00

Figurín de María Luisa Engel para La tabernera

Se recupera el romance marinero La tabernera del Puerto. Su estreno, poco antes del estallido de la guerra civil -no estaba Madrid para esas aventuras- tuvo lugar en el Tívoli de Barcelona el 16 de mayo de 1936, con éxito notable. Hasta el 23 de marzo de 1940 no pudo presentarse en el Teatro de la Zarzuela, que es donde ahora se repone desde mañana mismo.

Nunca está de más repasar un título como éste, en el que se reconoce lo mejor de Sorozábal, tan hábil en el tratamiento armónico, orquestación y disposición de las líneas vocales, bien dibujadas, servidoras de melodías de limpia inspiración, de un lirismo de buena ley. El compositor donostiarra sabía extraer de la voz humana, gracias a una magnífica proporción de efectos y a una escritura muy didáctica, lo mejor. La obra transcurre en una imaginaria aldea del norte de España, Cantabreda, que algunos han querido identificar con Castro Urdiales, aunque es posible que en realidad don Pablo pensara más bien en su tierra vascongada, de la que se reconocen algunos motivos, más o menos populares; que no populacheros, como deseaba expresamente el autor. Ahí está ese reconocible esa tonada "Eres alta y delgad", reproducida con otra letra. La partitura, engarzada sobre un melodioso libreto en verso de Romero y Fernández-Shaw, bien construido y planificado -aunque la dramaturgia se resienta no pocas veces por falta de elaboración y verosimilitud de personajes y situaciones-, presenta muy felices momentos, dignos de voces de postín; como la mayoría de las que intervinieron en el estreno: Conchita Panadés, Marcos Redondo, Faustino Arregui primordialmente.

La célebre romanza de Leandro "No puede ser" está magistralmente escrita. Marola, la joven enamorada, tiene una perita en dulce en esa legendaria canción "En un país de fábula", que puede resultar extremadamente cursi a poco que la soprano, una lírico-ligera, se empeñe. El barítono, una voz de carácter, tiene un contrastado número de lucimiento en ese "La mujer de los quince a los veinte", redactado expresamente para Redondo. Muy al uso, pero graciosa, la música del dúo cómico de "Antigua y Chinchorro". Este romance marino, con sus contrabandistas, sus enamorados y sus cómicos, envuelta en una música grata, biensonante -desde luego ajena a las corrientes de la modernidad del momento-, de un lirismo característico, va a ser dirigida desde el foso, en esta nueva producción, firmada por Luis Olmos, titular artístico del Teatro, por el valenciano Manuel Galduf, un artista solvente y trabajador. José Bros asegurará una encarnación sobria y musical de Leandro, papel que seguramente compartirá con el antiguo barítono, hoy bien timbrado tenor, Albert Montserrat. María José Moreno ha de servir a una Marola discreta y fina, fácil en la coloratura.