El Corral de la Morería arde

La bailaora y directora del corral de la morería, Blanca del Rey

En plena celebración de su 50º aniversario, el Corral de la Morería, considerado el tablao más importante del mundo, reúne estos días sobre el escenario a figuras consagradas y a jóvenes promesas del flamenco en varias veladas protagonizadas por la bailaora Blanca del Rey.

Los actos del cincuenta aniversario del madrileño Corral de la Morería comenzaron hace poco más de un año con un encuentro emocionante entre algunos de los artistas vivos que, en ese tiempo, pasaron por tan prestigioso tablao -La Chunga, El Göito, Fosforito, María Albaicín o Serranito-, y los novísimos, que han venido actuando a lo largo de todos estos meses de conmemoraciones. Por un lado, éste es un signo claro de continuidad para un espacio ya histórico y, por otro, de transformación de criterios estéticos, personalizados en las actuales generaciones y con nombres de tanta proyección como los de Marco Flores y Olga Pericet, principales premios de baile en la última edición del Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba, y el de Manuel Liñán, otra revelación fulgurante.

La juventud creadora está pisando fuerte, y nunca mejor dicho, en el gran templo de la danza. Unos y otros, viejas glorias y el espléndido futuro, se vuelven a reunir estos días en el Corral para cerrar el círculo y concluir así las celebraciones de este medio siglo de "la Morería", como lo denomina su directora artística y vigorosa piedra fundamental del tablao, Blanca del Rey, Premio Nacional de la Cátedra de Flamencología y Galardón Flamenco calle de Alcalá del Festival de Madrid.

"‘Morería’ es un elemento vivo que necesita dedicación para que los artistas tengan la máxima calidad y se entreguen cada noche; para que la cocina, que también es arte, sea la mejor, y los espectadores estén perfectamente atendidos", dice Del Rey, cuya trayectoria profesional está íntimamente ligada a su tablao, donde una noche, el violinista Yehudi Menuhin (1916-1999) quedó deslumbrado con su baile y juntos, con el bengalí Ravi Shankar completando el triunvirato, crearon el espectáculo Del sitar a la guitarra, que se estrenó en el Cirque Royal de Bruselas en noviembre de 1995.

"Este concierto ilustra la evolución del diálogo de la humanidad a través de la armonía del sonido", escribió entonces Shankar.

En 2001, Maurice Béjart andaba por Madrid sin aceptar la invitación de unos amigos para ir a la Morería. El reputado coreógrafo francés sólo buscaba con obsesión a una bailaora llamada Blanca del Rey, y no quería saber nada de tablaos... Cuando por fin se aclaró la confusión, Béjart manifestó a los medios: "En toda mi carrera no he contemplado nada igual. Del Rey hace el mejor flamenco que he visto nunca".

Viaje hacia el interior. El encuentro fue todo un éxito, ya que, al poco tiempo, la cordobesa se convertía en la artista invitada al espectáculo Carte Blanche, que Maurice Béjart dirigió y estrenó en julio de ese mismo año con motivo del Festival Internacional de Danza en el Teatro Carlo Felice de Génova. Sin embargo, uno de los momentos más satisfactorios para Del Rey fue cuando la nombraron representante de la danza española ante la UE y habló de flamenco, por primera vez en la historia, en el Parlamento Europeo, con una gira de conferencias y conciertos por todos los países de la Unión.

Para Blanca del Rey, que ha bailado en importantes coliseos del mundo, entre ellos en el Teatro Real de Madrid, "el flamenco es un viaje profundo hacia uno mismo, y esa interiorización se proyecta después a través del arte. En el fondo, todos esos sonidos y ritmos son un mantra que te hacen encontrar la esencia de tu dimensión como ser humano".

En estos 50 años, han bailado en El Corral de la Morería, Pastora Imperio, Farruco y Antonio Gades, y han cantado Porrina, Chocolate y Paquera, entre otras muchas primeras figuras ya desaparecidas. Una referencia del mejor arte flamenco que se revitaliza cada día, cuando aún resuenan los aplausos y las palabras de fascinación de Hemingway, Fellini, "Che" Guevara, Sting o Sinatra.