El director Yaron Traub en una actuación con la Orquesta de Valencia

Ya hace años que el Palau de Valencia, que ahora cumple su vigésimo aniversario, presenta una temporada tan cuantiosa y de calidad. No es caso aquí, al saludar el comienzo de un nuevo curso, de entrar en honduras respecto a los planteamientos, más o menos didácticos, o a la configuración general, un poco en aluvión, sin interrelaciones prove- chosas ni nexos claros. Lo importante es que la programación está cuidada y que cuenta con notables protagonistas.

Mañana comienza la ronda con un concierto de la Orquesta de Valencia dirigida, como corresponde, por su titular, Yaron Traub, que parece se va haciendo con las riendas de la formación, gracias a una solvencia muy de agradecer. Ofrece una sesión "fantástica", valga el fácil apelativo, en la que se integran las Danzas fantásticas de Turina y la Sinfonía fantástica de Berlioz, junto a Navarra de Albéniz en la transcripción de Arbós. éste es el pistoletazo de salida -tras una velada familiar con el ex niño prodigio, hoy un señor, Pierino Gamba- de un ciclo donde así, a vuela pluma, tiene como principales atractivos la presencia de Les Arts Florissants con Christie (La Creación de Haydn), The King’s Consort con Halls (El Mesías de Haendel), Le Musiciens du Louvre con Minkowski, que tocarán en cuatro conciertos la Integral de las Sinfonías Londres de Haydn. A éstas hay que sumar la Sinfónica de Pittsburgh con Fröhbeck (Wagner/Brahms), Radio de Berlín con Janowski, Bruckner Linz con Russel Davies, París con Eschenbach (Sinfonía Lírica de Zemlinsky), Cincinati con Paavo Järvi, Sinfónica de Londres con Colin Davis, San Petersburgo con Termikanov, Cappella dei Turchini con Florio y Sinfónica de Viena con Luisi.

En el capítulo camerístico, hay sustanciosos manjares, como el del Cuarteto Artemis. Entre los pianistas, Zacharias y Buchbinder, y entre las voces, sobresalen las de Cecilia Bartoli y Waltraud Meier.