Chris Stewart
Pinto la vida bucólica, pero con sus moscas y sudores
27 septiembre, 2007 02:00Chris Stewart, por Gusi Bejer
Por si ser el primer batería de Génesis, músico de circo, esquilador y aprendiz de piloto de aviones no fuese bastante, Chris Stewart se estableció con su familia hace dos décadas en El Valero, un cortijo de las Alpujarras. Dio buena cuenta de lo vivido (sequía, estafas varias, buenos amigos) en Entre limones (Almuzara, 2006). Ahora, once ediciones después, lanza en España su secuela, El loro bajo el limonero (Almuzara). Y mañana participa en el Festival Hay en Segovia.
R: Porque ninguna editorial mostró el menor interés. Y luego, un buen día, caí en manos de Almuzara. Al final todo salió bien, porque no hubiera tenido el mismo éxito hace siete años.
P: ¿Y no tuvo la tentación de suavizar algo la traducción española, por ejemplo, eso de que "la mayoría de los alpujarreños mayores de 50 años no saben leer", o que España huele a ajo, café y humo de tabaco?
R: No del todo. Entonces la primera afirmación era la verdad, pero desafortunadamente la segunda cada día lo es menos. Ya no huele al delicioso tabaco negro. Y cada día hay que ir más lejos en busca de un buen café. He intentado representar lo que me parece la verdad, en vez de adular.
P: ¿Son sus libros un antídoto contra la idealización de la vida del campo?
R: En cierto modo, sí. Pinto la vida bucólica con todas sus moscas, polvo, sudores y calor, y de estos elementos viene el humor. Pero si mis libros tienen un mensaje es ensalzar los placeres de una vida sencilla.
P: ¿No teme poner en peligro el ecosistema que defiende, con el aluvión de curiosos que ha provocado?
R: Hay quien me culpa de la plaga de ‘guiris’ que se ha asentado en la Alpujarra, pero lo rechazo: hubieran venido de todas maneras; a lo mejor he acelerado el fenómeno… pero no es totalmente negativo. Creo en la multiculturalidad.
P: Cuando llegó a El Valero no había agua corriente, teléfono o luz. Sufrió sequías y riadas. ¿Jamás pensó en abandonar ese paraíso?
R: No… esto era la vida de aventura, bohemia… una vida pobre en comodidad y seguridad, pero rica en su propia poesía. Hubo un tiempo en el que, con tanto trabajo, nos preocupó estar convirtiéndonos en catetos: no teníamos tiempo para leer ni pensar ni disfrutar de los placeres más sofisticados de la vida. Fue muy duro, pero fuimos felices.
P: ¿Qué debería pasar para que renunciara al cortijo?
R: Algún cataclismo; somos tanto parte de esta tierra como la tierra lo es de nosotros. Nos alimenta, nos calienta en invierno, sus aguas nos refrescan en verano, nos da deleite constante. No me marcharé ni muerto; seré enterrado bajo un naranjo en el huerto.
P: ¿Cómo ha cambiado la vida en El Valero tras el éxito de sus libros?
R: Muy poco: bebemos mejor vino, y comemos mejor pescado. Me dedico más a escribir y a leer que a las faenas del campo, lo cual me apena un poco… pero me encanta escribir.
P: ¿Y cómo ha cambiado usted (a pesar de que ni su mujer ni su hija le permitan envanecerse)?
R: Intento no ser demasiado presumido, y con la ayuda de mis mujeres lo consigo.
P: ¿Sus vecinos ya no le consideran un extranjero?
R: Siempre seré un guiri. Al escucharme hablar todos fruncen el ceño y parecen confusos… aunque no hable tan malamente. Pero me aceptan, y después de 19 años se dan cuenta de que no puedo ser el niño de 10 años que mi dominio del castellano indica.
P: ¿De verdad Génesis salió ganando al echarle?
R: Tocaba fatal. Nunca hubieran alcanzado la fama si no me hubieran echado. Pero estoy contento de no ser un estrella de rock con cincuenta y tantos años… y además me pagaron la suma magnífica de 300 libras esterlinas, que era un dineral entonces.
P: ¿Qué fue lo mejor que aprendió en el circo?
R: Como cuidar a un elefante indio… uno de mis mejores placeres entonces.
P: ¿Y en las clases de flamenco en Sevilla?
R: Que un niño de clase media del sur de Inglaterra tenía difícil encontrar el duende… y me rendí.
P: ¿Cuándo comenzó a divertirse con las entrevistas y los reportajes?
R: La primera vez era timidísimo… pero lo superé con medio litro de whisky. Luego me he ido acostumbrado, y ahora me encanta. Es curioso cómo se ha hecho imprescindible que el autor sepa presentarse y actuar; para muchos debe de ser una pesadilla.
P: ¿Qué autores españoles le interesan más?
R: Ahora mismo estoy leyendo y disfrutando a Javier Marías… Como preparación para una futura estancia en Madrid, estoy sumergiéndome en Pérez Galdós, que me encanta. Miguel Hernández y Antonio Machado me tocan una cuerda. Pero por ser vago y carecer de tiempo no leo en español tanto como debo.
P: ¿Y qué autores ingleses?
R: Martin Amis, McEwan, William Boyd... Laurie Lee, Conrad, Dickens y un mogollón más. ¡Hay tanto que leer , y tan poco tiempo!
P: ¿Y ahora qué nuevos proyectos literarios va a emprender?
R: Tengo ganas de describir varios viajes, y una especie de autobiografía. Escribir en castellano es un gran reto también, pero tengo que dedicarme a un estudio mas profundo de la literatura antes… y de la gramática.