Música

Los mejores sonidos de hoy, en el A 400 del Reina Sofía

El ‘gran formato’ manda en un cartel que abre Beat Furrer

18 octubre, 2007 02:00

Trío Arbós. Neopercusión

El Auditorio 400 del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía presenta por tercer año consecutivo una temporada de conciertos que destaca por su calidad y distinción. El curso, que se inaugura el próximo lunes con la Orquesta Nacional de España, bajo las órdenes del maestro Beat Furrer, acogerá a los "ensambles", formaciones, tríos y cuartetos, compositores y solistas contemporáneos más destacados del momento. El Cultural analiza un cartel que incluye nombres tan conocidos como los hermanos Gautier y Renaud Capuçon, Gérard Caussé, Romain Bischoff, Cécile Daroux y Mauricio Sotelo.

Dos años después de su inauguración, el Auditorio A 400 del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía se dispone a empezar el próximo lunes su tercera temporada bajo el signo del "gran formato". Así debe ser porque el Auditorio es una preciosidad de Jean Nouvel que hace sonar magníficamente a los solistas y a los grupos pequeños pero admite también los conjuntos de mayor formato. El cambio que representa esta sala en comparación con el cinecito -muy cuco pero con menos de ochenta butacas- que tenía antes el Reina Sofía, es gigantesco y venía necesitando un cambio radical en los criterios de programación.

"Desde hace tres años, hemos querido dar la batalla en hacer de este Auditorio un espacio de referencia para la música de hoy. Aquí, en el Reina, siempre se habían hecho cosas, pero de pequeño formato. Cuando se abrió el A 400, vimos la ocasión de que se identificara como un espacio para el arte de nuestros días, igual que el Museo. Era una cuestión de ahora o nunca", señala Jorge Fernández Guerra, director del CDMC.

El lugar no puede ser más indicado. Primero, por las características de su auditorio, donde es un placer oír la música y, segundo, por el entorno del museo, cuyo público ha de estar naturalmente interesado por la música de su propio tiempo. Resulta paradójico, sin embargo, que el Auditorio funcione en la práctica como un anexo del Museo. No como una continuación, sino como un edificio adyacente, sin comunicación interna, de manera que el visitante del museo debe salir a la calle y dar enteramente la vuelta a la manzana para poder acceder a los conciertos.

La temporada del A 400, diseñada y realizada por el CDMC (Centro para la Difusión de la Música Contemporánea), empieza y termina con orquestas, un hecho hasta ahora muy poco habitual que conlleva desfíos de diverso tipo. En primer lugar, es una incógnita cómo responderá la acústica del Auditorio 400, que es magnífica para las sesiones de cámara, a la vibración de las orquestas grandes que vienen, si no en formación de plena orquesta sinfónica, sí al menos de orquesta clásica. Pero cuando llegan con menos efectivos, las orquestas también tienen que afrontar un reto: el de abordar un repertorio camerístico donde todo se oye y uno no se siente protegido por la masa orquestal.

Pierrot lunaire. Uno de los atractivos de la temporada consistirá en comprobar cómo reaccionan las orquestas a estos desafíos. El concierto inaugural estará protagonizado por la Orquesta Nacional de España y el de clausura, por la Joven Orquesta Nacional de España. La batuta de la ONE la llevará Beat Furrer, el director y compositor suizo, que dirigirá música suya y clásicos de Varèse y Scelsi. Pero también abundan las orquestas en el interior de la temporada. La Orquesta de la Comunidad de Madrid continúa su participación en este ciclo con agrupaciones de solistas y la Orquesta de Cadaqués lleva a cabo un concierto, también a base de solistas, con el Pierrot lunaire de Schünberg, nada menos, como pieza principal.

Pero la abundancia de orquestas no evita que el peso de la temporada lo lleven los grandes grupos de cámara, los llamados "ensembles", que en el último medio siglo largo han canalizado la obra principal de los compositores. En ese capítulo, impresiona la presencia de grupos internacionales de gran prestigio y de los grupos españoles de más pujanza. Lo bueno de estos grupos, no es sólo que vengan, sino que repitan. No es difícil invitar excepcionalmente al Ensemble Intercontemporain, la London Sinfonietta o al Cuarteto Kronos. Lo meritorio es conseguir que se interesen por este Auditorio y por este ciclo, y vuelvan con naturalidad año tras año. Eso es lo que está ocurriendo en el A 400. Recuerda mucho a lo que sucedió, hace dos décadas, con el Liceo de Cámara que la Fundación Caja Madrid convoca en el Auditorio Nacional y que ha conseguido que Madrid se convierta en una parada natural del tren de la mejor música de cámara del momento. Para ello es necesario firmeza y estabilidad en la gestión y, sobre todo, captación y fidelización de un público que, en su mayor parte, ha de ser nuevo.

Sonidos españoles. Otro factor que da especial valor a la venida de estos grupos es el hecho de que traigan en su repertorio música española. Así, el Intercontemporain, además de hacer El martillo sin dueño de Boulez -especialidad de la casa y cumbre absoluta del repertorio- trae por segunda vez consecutiva música de Alberto Posadas. Igualmente, la London Sinfonietta, que viene con una obra de Francisco Lara y con Sueños de Simon Holt basados en poemas de Antonio Machado. Eso es magnífico porque el repertorio de estos grupos es un inmenso y prestigioso escaparate y tener un hueco en él es un privilegio para cualquier compositor.

Junto con la London Sinfonie-tta y el Intercontemporain, repite en el A 400 el Kronos Quartet, el campeón de la tercera vía, que sabe agradar a los contemporáneos menos puristas y a los poperos más evolucionados. Su concierto es, indiscutiblemente, un punto destacado del calendario. De Holanda vienen dos grupos de mucho interés: el Nieuw Ensemble de Ed Spanjaard hará la Seranata op. 24 de Schünberg, que no se toca casi nunca y es una maravilla. La cantará el barítono Romain Bischoff, el mismo que lidera y dirige el Netherlands Vocaal Laboratorium, un grupo de voces especializado en teatro musical que cantará obras de José Manuel López López y María de Alvear. Por último, vuelve a Madrid el conjunto alemán musikFrabrik. Lo dirigirá Mauricio Sotelo y combinará obras de él con estrenos de los dos jóvenes ganadores del Premio de la Cátedra Manuel de Falla de Cádiz: Francisco Quintero y Juan Cué.

Grandes músicos. Son muy buenos, también, los cuartetos de cuerda que acuden a esta temporada. Tanto el Meta4 (léase Metaphore) finlandés, como el Vertavo, formado por cuatro noruegas. Son jóvenes cuartetos de gran éxito que lo mismo hacen un programa Haydn que un concierto con cuatro estrenos.

Junto a los grupos constituidos hay este año una buena representación de reuniones de grandes músicos. Por ejemplo, los hermanos Gautier y Renaud Capuçon, que también repiten en el A400 y vienen esta vez haciendo trío de cuerda con el viola Gérard Caussé. Otros amigos que vienen a disfrutar haciendo música juntos son Dimitri Vasilakis y Daniel Ciampolini, pianista y percusionista, respectivamente, del Intercontemporain, que se reúnen en torno a la mezzo Roula Safar y a la flautista Cécile Daroux, la capitana del grupo, que se presenta con el nombre de Colectif Equinoxe.

Contaremos con el violinista Andras Keller y la soprano Juliane Banse, que hacen un programa dedicado a fragmentos de Kafka, la ópera de Gyürgy Kurtag. También es una agradable sorpresa la reunión de dos pianistas españoles (o españolizados) como Claudio Martínez Mehner y Eldar Nebolsin que dan un recital de dos pianos y percusión donde, por una vez, no se toca la Sonata de Bartók.

La vitalidad de un país no se mide sólo por la música que consume, sino, sobre todo, por la que es capaz de producir. Los conjuntos españoles han venido creciendo en calidad en los últimos años hasta que, en la actualidad, algunos de ellos muestran un sonido que no tiene nada que envidiar al de sus colegas de otros países. Destaca en este camino el Plural Ensemble que dirige Fabián Panisello y que viene a hacer un doble retrato: de José Luis Turina y de César Camarero.

De Valencia viene el Grupo Instrumental de Joan Cerveró, que es siempre garantía de calidad; de Sevilla, el Taller Sonoro, encargado esta vez de tocar los estrenos del XVIII Premio de Jóvenes Compositores Fundación Autor/CDMC; de Mallorca, resurge con nueva fuerza la acción del Ensemble ACA, que viene dirigido por el gran saxofonista Andrés Gomis; de Salamanca llega un grupo con muchas conexiones parisinas, el Smash Ensemble, que, entre otras cosas, hará un retrato de Iñaki Estrada, el último ganador del Premio Colegio de España de París. Además, el Cuarteto Ars Hispánica tocará el Cuarteto para el Nuevo Milenio, la obra que poco antes se habrá estrenado en el concierto de entrega a Antón García Abril del Premio Tomás Luis de Victoria. Por último, el Trío Mompou, un clásico de la vida contemporánea española, celebra su XXV aniversario con un concierto de veintitantas micropiezas compuestas para la ocasión.

La infancia. En la temporada destacan dos conciertos singulares. Por una parte, el que acompaña a las Jornadas de Informática y Electrónica Musical, que se plantea como un maratón de música y vídeo-arte y, por otra, el recital del pianista Steffen Schleiermacher, que se titula Niños. No se trata de un concierto para audiencia infantil, sino de obras que tienen como tema o como punto de inspiración la infancia, desde Sofía Gubaidulina a Helmut Lachenmann, o desde Béla Bartók al propio Schleiermacher quien, por lo demás, ha demostrado recientemente su categoría tocando Stockhausen en Alicante y John Cage en Madrid.

Capítulo aparte merecen los tres conciertos dedicados a las "Residencias". Siguen siendo conjuntos "residentes" en la temporada del CDMC el Trío Arbós y el Grupo Neopercusión, también formado por tres intérpretes. Sus conciertos constan de tríos y de obras generalmente encargadas al efecto, que combinan los dos tríos. A veces, hay también algún otro artista invitado.

En cada una de estas sesiones, que este curso serán tres, la tarea de componer la música de sexteto corresponde al "compositor residente", uno por concierto, que van a ser Ramón Humet, Gregorio Jiménez y Oliver Rappoport. La figura del "residente" queda bien ejemplificada con la labor de Jiménez que, además de componer la obra estreno, participa en la preparación y en la realización electrónica de la otra obra clave del programa, Kontakte, de Karlheinz Stockhausen.

Un curso con nombres nuevos

La música contemporánea es (o debería ser), más que ninguna, la música del cambio y la renovación porque lo propio del presente es ser arrollado nada más nacer y ver la luz, por el futuro. Sin embargo, la música contemporánea ha sufrido algunos atascos y parones estéticos. La vanguardia musical se convierte con demasiada facilidad en academia. Sin embargo, esto no debe hacernos perder la fe en los jóvenes, por mucho que, a veces, los abuelos hagan música más fresca que los nietos. Tendrán su oportunidad este curso en el Auditorio 400 Iñaki Estrada, Héctor Parra, Juan Cué, Gregorio Jiménez, Francisco Quintero, Ramón Humet, Oliver Rappoport y los cuatro jóvenes que consigan llegar a la final de Premio Fundación Autor. Asimismo, se oirá la música de los iberoamericanos Diego Luzuriaga y Octavio López. Es quizá en el apartado de los "abuelos", el de los compositores españoles consagrados, donde más ausencias se encuentran en estas tres temporadas. El CDMC gusta generalmente de reunir su música en conciertos monográficos, muy a menudo realizados e interpretados por diferentes músicos de la ORCAM. Esta temporada se ofrecen monográficos de Antón García Abril, Joan Gunjoan y José Luis de Delás.