Image: Villazón se atreve con el lied

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Música

Villazón se atreve con el lied

Recital / El tenor mexicano cantará en el Liceo 'Amor de poeta' sobre textos de Heine

10 enero, 2008 01:00

Rolando Villazón

Hay cantantes que siempre son noticia; por una razón o por otra. A veces lo noticiable no viene sólo por la intrínseca calidad del instrumento, aunque éste sea incontrovertible. Le pasa, de un tiempo a esta parte, al mexicano Rolando Villazón, cuyo nombre ya rueda de boca en boca del gran público. Cantante entregado, generoso, cálido y vibrante, se gana el favor del aficionado, que lo recibe con la pasión que se reserva a los divos. Se habla otra vez de él en nuestro país -¡qué lejos queda aquel debut ovetense en Romeo y Julieta de Gounod junto a Ainhoa Arteta!- porque el domingo próximo ofrece un recital en el Gran Teatro del Liceo de Barcelona. Tras su relativo éxito del Real hace un par de temporadas, en el que cambió el programa sobre la marcha, se le espera con expectación y se plantea el interrogante de si habrá recobrado la forma después de su momentánea retirada de los escenarios hace unos meses por cansancio y otras razones.

Los defectos que siempre tuvo este tenor, disimulados por el calor y la belleza de su timbre de lírico-ligero, por la franqueza de la expresión y por la facilidad emisora, parecieron acentuarse en los últimos tiempos: determinados estrechamientos de los que no se libran ni el medium ni el grave, tiranteces en la zona sobreaguda, pasajeras sonoridades nasales y, más arriba, al atacar ciertas notas altas, la búsqueda de apoyos espurios… En principio, el tenor mexicano era un idóneo Nemorino o Elvino, partes que hizo y hace con provecho, aunque el temperamento desbordado y el desembarco en un repertorio de lírico pleno o, incluso, de lírico-spinto (Don Carlo, por ejemplo) le empiecen a jugar malas pasadas.

En el Liceo se recuerda su presentación en el referido papel donizettiano que cantó con derroche de facultades. Su timbre maravilló al respetable, aunque alguno ya reparara en esa perjudicial tendencia al engolamiento. Ahora ofrece un programa que se aparta de su repertorio habitual y le obligará a moverse en un terreno para el que, en principio, no parece especialmente dotado: el del lied. Va a cantar nada menos que el ciclo Amor de poeta, el célebre Dichterliebe op. 48 de Schumann, sobre textos de Heine. En la segunda mitad se anuncia un combinado de mélodie, canzone napolitana (Tosti) y de canción española (Obradors). Al piano, Bryndon Hassman.