Image: Una jornada británica

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Música

Una jornada británica

Concierto/ La sinfónica de Madrid lleva al auditorio obras de Hydn, Elgar y britten

13 marzo, 2008 01:00

La sinfónica de Madrid en una de sus actuaciones

El Auditorio Nacional acoge el sábado a la Orquesta Sinfónica de Madrid, formación de la que habitualmente no hablamos y a la que nos referimos, algo de pasada, al comentar las representaciones del Teatro Real, cuyo foso ocupa. La antigua Orquesta Arbós mantiene, no obstante, una profusa actividad en otros frentes y posee una temporadilla propia, en la que sube de las profundidades que usualmente habita para acceder a la superficie y asentarse, por ejemplo, en el Auditorio dentro de los ciclos musicales de la Comunidad de Madrid. Hace unas semanas se exhibió, bajo la dirección de su titular, Jesús López Cobos, en una obra grande y difícil como es la Octava Sinfonía de Bruckner. Este próximo sábado saldrá de nuevo a la palestra para ofrecer un programa que podríamos denominar típicamente inglés, un calificativo poco original pero admisible, porque, en efecto, las tres obras previstas nacieron en las Islas.

Por un lado, y abriendo el concierto, la última sinfonía de la larga serie de Haydn, la nº 104, escrita y estrenada en Londres. Era la duodécima de las encargadas al músico por el empresario y violinista Salomón. Una cima del clasicismo más pleno. A su lado, figuran dos partituras de compositores de las Islas. Por un lado, la obertura Cockaigne, conocida también con el nombre de In London town, una muestra del arte eficaz de Elgar, prototipo de músico inglés de un victorianismo colosal; por otro, los Cuatro Interludios marinos de Britten, extraídos de la ópera Peter Grimes, excelente música evocadora, diseñada con una fantasía instrumental de muy altos vuelos.

La batuta de Paul McCreesh
Para dar realce a un programa semejante se cuenta con una batuta precisamente británica, aunque más habituada a recrear pentagramas de la época barroca, como es la de Paul McCreesh. Son conocidas sus fantasiosas aproximaciones a la obra de Bach o de Haendel en unión de sus grupos Gabrieli Consorts y Players. Para nosotros será novedad verlo desentrañando y coloreando los pentagramas de sus compatriotas Elgar y Britten. En todo caso, la sesión promete, ya que será muy ilustrativo comprobar cómo la manera directorial de este músico, concisa, económica de movimientos, un tanto metronómica y poco variada de gesto, puede dar forma y sentido a partituras tan sustanciosas y tan llenas de acontecimientos sonoros.