El Teatro Real de Madrid ha vuelto a convertirse en centro de atención. El último capítulo se llama Mortier, nombrado ya oficialmente director artístico a partir de 2010. ¿Hacían falta alforjas para este viaje? Es decir, ¿era necesario abocar al todavía director artístico, Antonio Moral, cuando no se advierte nada realmente nuevo en la línea de trabajo? ¿Por qué se prescinde también de López Cobos, con el que la Orquesta Sinfónica ha mejorado claramente su rendimiento? Aunque Mortier no desea director titular, lo que es más que discutible, la poco entusiasmante figura de Sylvain Cambreling planea sobre el foso. El presidente de la comisión ejecutiva del patronato, Gregorio Marañón, tendría que explicar las razones auténticas de su decisión. Entre las cosas más que notables de estos últimos meses figuran Fidelio con Abbado y Katia Kanabová, en la poética puesta en escena de Carsen.

Sin contratiempos
Otros centros líricos, como el Palau de les Arts de Valencia, la Maestranza de Sevilla, el Liceo de Barcelona siguen adelante sin contratiempos, aunque en este último acaba de desembarcar como director un veterano, Juan Francisco Marco Conchillo. Por su parte, las distintas asociaciones de amigos de la ópera continúan su permanente camino de perfección. Y en el Teatro de la Zarzuela, que mantiene una programación sólo hasta cierto punto alternativa, se estrenó, por fin, La Celestina de Joaquín Nin, bien que, lamentablemente, algo después de todo bastante habitual por estos pagos, tras la muerte del autor; y no por completo de acuerdo con sus dictados.

Nuevas perspectivas
Una institución como el Auditorio Nacional vive, y ya hablábamos de ello hace un año, su singular crecimiento y apertura hacia nuevas perspectivas como ente autoprogramador. La idea, que no parece descabellada, no acaba de fructificar por falta de temple, capacidad de adaptación, flexibilidad de cintura y relativa organización. Aunque justo es reconocer que uno de los acontecimientos del año se vivió precisamente en su interior de la mano de su actual director, el compositor José Manuel López: el estreno en España de la colosal y fundamental Gruppen de Stockhausen 50 años después de su creación.

Los que se fueron
Como cada año nos dejan gentes de la música, a cuyos nombres nos hemos sentido apegados a lo largo del tiempo. En un rápido repaso hemos de anotar los del gestor, tantas temporadas al frente del Festival de Canarias y últimamente del Teatro Pérez Galdós, Rafael Nebot; el crítico Carlos Ruiz Silva; el compositor Ramón Barce, uno de los agitadores culturales más influyentes e importantes de 40 años para acá. A su lado, tres figuras felizmente vivas y agasajadas. La primera, Pierre Boulez, que recibió una medalla del Círculo de Bellas Artes. Las otras dos, los destinatarios de los premios nacionales de música en los ámbitos de la creación y de interpretación; respectivamente, Carles Santos y José Luis Temes.