Image: Pinilla canta a Nietzsche por soleá

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Música

Pinilla canta a Nietzsche por soleá

El 'cantaor literato', de gira por Italia

17 julio, 2009 02:00

Juan Pinilla

Juan Pinilla devuelve al cante sus raíces literarias y su aroma granadino en el Festival Siete Soles, Siete Lunas que se celebra en Roma, Sicilia, Florencia y Pisa del 20 al 25 de julio.

Habla tres idiomas, francés, inglés y alemán, "que lo aprendí de forma natural, cuando los hijos de los albañiles veraneábamos en un pueblecito de turismo obrero de la costa de Málaga", dice Juan Pinilla (Hué- tor-Tájar, Granada, 1981); canta a Nietzshe por soleares -"un filósofo controvertido, pero sobre todo un poeta que, al leerlo, ha marcado un antes y un después en mi vida"- y a Groucho Marx por tanguillos: "Sus frases magistrales se adaptan perfectamente a esa estructura rítmica y musical tan de Cádiz, cuna de nuestra civilización, de la genialidad y el humor". En su recién publicado disco (RTVE) incluye textos de ángel González (cantiñas), Ramón Gaya y José Hierro (bulerías), ángel Ganivet (fandangos abandolaos), Paco Moyano (marianas), Atahualpa Yupanqui o Armando Buscarini (tangos). "Buscarini es un poeta maldito, una especie de Baudelaire que tuvimos en España y que apenas fue reconocido", afirma Pinilla, que en 2007 obtuvo la prestigiosa Lámpara Minera del Festival Internacional del Cante de las Minas. "Los premios, de los que hay que saber prescindir en un momento dado para no caer en la trampa de convertirnos en concurseros profesionales, están relacionados con el periodo formativo del artista, ya que antes de doctorarse hay que pasar por el colegio, el instituto y la universidad. De todas formas, la historia está llena de grandísimos artistas que jamás han recibido un premio", declara el cantaor, que el lunes acudirá a Italia con motivo del Festival Siete Soles, Siete Lunas.

Este joven granadino, impulsado por una rotunda e irrefrenable necesidad de introdu- cirse en los territorios de la indagación, del escudriñamiento y la búsqueda afanosa, se mueve entre dos aguas, que son las que conforman su particular universo expresivo. Por un lado, pretende construir un retablo a base de piezas provenientes de las continuadas lecturas para incorporarlas a su música, "ya que, en ese intento de llevar el flamenco a lo más alto, hemos encontrado un paralelismo que nos permite establecer con el mundo literario una correspondencia perfecta. Lo que me motiva es la cultura, el aprendizaje y el conocimiento, pero no soy un intelectual. Simplemente, creo que podemos enriquecer el flamenco con la escritura de autor, poniéndole voz flamenca a la poesía", puntualiza este cantaor que, por otro lado, hace una defensa a ultranza del patrimonio originario de las más antiguas tradiciones y de su tierra. En este sentido, recuerda las incursiones que con sólo nueve o diez años hacía a la biblioteca de su pueblo y las horas que permanecía embelesado aprendiéndose las letras que el cantaor Juanelo le dictó a Don Antonio Machado álvaréz, ‘Demófilo’ -padre de Antonio y Manuel- y que después reunió en su libro de 1881 Cantes flamencos, un texto pionero que señala las claves de la flamencología moderna.

Neorromanticismo
"Sabemos que en el flamenco de raíz existe una poesía riquísima, de origen popular, que lo dice prácticamente todo. Creo que tendríamos que hacer un esfuerzo para dar vida a esas letras, muchas de ellas muy poco conocidas, aunque de una calidad literaria increíble".Lo dice quien, siguiendo la estela de sus paisanos Enrique y Estrella Morente o Marina Heredia, intenta recuperar del olvido estructuras rítmicas y melódicas de otros tiempos, el sabor, la textura, el aroma de cadencias ancestrales, aquellos elementos que en definitiva determinan la identidad de los estilos granadinos. Para ello incluye en sus grabaciones giros, sonidos rescatados del fondo de la historia, viejas voces del Sacromonte, como los cantes de María la Coneja, los jaleos de Curro Albayzín o el eco lejano de las rondallas de laúdes, guitarras y bandurrias. "Me parece que estamos viviendo un nuevo modelo de romanticismo", observa Pinilla, "que se traduce en la reivindicación de lo nuestro, porque verdaderamente creemos en el valor de las músicas autóctonas de Granada".