Image: Kronos sin pasaporte

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Música

Kronos sin pasaporte

David Harrington se reinventa en Cartagena

9 julio, 2010 02:00

Los integrantes de Kronos Quartet.

Las culturas del mundo tienen un cita en la XVI edición de La Mar de Músicas, que arranca hoy y que durará hasta el próximo 24 de julio en Cartagena. Kronos Quartet y el Alim Qasimov Ensemble abren la veda a una programación dedicada a Colombia con un intercambio de cuerdas en- tre Oriente y Occidente.

A la hora de relacionarse con otros, los americanos del Cuarteto Kronos son músicos fáciles. La música clásica europea, por el contrario, tiende a lo inmaculado y es de por sí estrecha. Le cuesta abrirse a otras gentes distintas de su público de siempre y le cuesta, sobre todo, acercarse a otro tipo de géneros. Lo primero es muy malo; lo segundo, no se sabe, porque las fusiones en música no siempre funcionan.

En todo caso, norteamericanos, y en particular, los Kronos, son distintos: tienen el gatillo fácil y se abren de cuerdas a la primera insinuación. Se van con el primer músico que les guiña el ojo, sea del género que sea y venga de la parte del mundo de donde venga, siempre, eso sí, que sea bueno, que tenga "musicalidad", esa virtud tan difícil de definir pero tan necesaria. El Kronos se ha revolcado con todo el mundo desde Guillaume de Machaut a John Cage. Además de con los clásicos -Schönberg, Webern, Gubaidulina, Adams, Górecki, Crumb, Pärt, Feldman y prácticamente todos los demás- se han juntado con Ornette Coleman, Astor Piazzolla, Jimi Hendrix, Harry Partch, Café Tacuba, la india Asha Boshle, la esquimal Tanya Tagaq, los africanos Rokia Traoré, Dumisani Marair, Foday Musa Suso, Hamza El Din y así hasta un centenar de creadores musicales, lo mismo cultos que legos, procedentes de cualquier rincón del planeta.

Carnal o mística
Ahora, los Kronos vienen a Cartagena a presentar, en el festival La Mar de Músicas, su última aventura: un cruce en toda regla con el conjunto de Alim Qasimov. O, lo que es lo mismo, con la música amatoria tradicional de Azerbayán, que los músicos clásicos conocemos, como mínimo, por la última de las Folk Songs de Luciano Berio. Este repertorio tiene un sesgo trascendente que recuerda mucho al de los poetas sufíes, al del viejo Rey Salomón y al de nuestros encendidísimos santos Juan de la Cruz y Teresa de Ávila. Con ellos, y con los azeríes, uno nunca sabe si se trata de cantar a la bella paisana o a Dios, nada menos, ni si los sublimes bienestares que oímos son de tipo carnoso o espiritual. En casi todos los casos son, en realidad, furores músicos más que místicos. "Ser músico es tener un fuego que te quema por dentro", dice el trovador azerí Nusrat Fateh Ali Khan, clausurando cualquier posible debate. Se comprende que puedan compartir llama estos "músicos-té" con los Kronos y, sobre todo, con su líder, el apasionado David Harrington, fundador y líder de la banda: "Siempre he querido que el cuarteto sea vital, energético, molesto y cool. Sublime cuando corresponde y feo si es necesario. Tiene que expresar la vida y contar la historia con gracia, humor y profundidad. Toda la historia si es posible".

Es un espectáculo encargado por el Aga Khan Trust for Culture para la conservación y desarrollo del patrimonio musical de Asia central, que se presentó el pasado 9 de mayo en Francia. Interviene el Cuarteto Kronos, Alim Qasimov con su voz legendaria, su hija Fargana y tres músicos azeríes más. Las obras que interpretan todos ellos están adaptadas por el propio Qasimov. Las que están destinadas al Cuarteto solo, son obra de la compositora Franghiz Ali-Zadeh en colaboración con Jacob Garchik. Harrington ha definido así el arte vocal de Qasimov: "Su voz tiene algo especial. Está relacionada con su vida interior. Alim está en el top cinco de los cantantes más importantes de todos los tiempos".

Ritmos de Colombia a Italia
En La Mar de Músicas hay, por otra parte, muchas más cosas. La inauguración consiste en una reunión de Eliades Ochoa con Toumani Diabaté, Bassekou Kouyaté y Kasse Mady Diabaté: una pieza de Afrocubismo a partir de las inolvidables emociones que surgieron en torno a Buena Vista Social Club. Por lo demás, esta 16 edición de La Mar está dedicada a Colombia, con La Momposina, Cholo Valderrama, Los Gaiteros de San Jacinto y Adolfo Pacheco y su conjunto de acordeón, además de otros sonidos más internacionales como Aterciopelados, Bomba Estérero o la joven cantautora Marta Gómez. El año que viene, el papel de país invitado lo desempeñará Italia. Pero además del de música, Cartagena ofrece estos días otros Mares: La Mar de Letras, La Mar de Cine y La Mar de Arte. Cartagena no puede estar más abierta: de oídos, de boca y de ojos, que es lo que le gusta al Kronos y a su público.

YouTube por la fusión de cuerdas

No es casual que el cuarteto estadounidense recurriera a la mitología griega para instituirse en 1973. Sus integrantes -David Harrington (violín), John Sherba (violín), Hank Dutt (viola) y Jeffrey Zeigler (violonchelo)- se dicen "hombres de su tiempo", preocupados por la difusión de obras de Bartok o Shostakovich hasta los pioneros del minimalismo. Arvo Pärt, Roberto Carnevale, Terry Riley o Kevin Volans han pasado por sus cuerdas. También algunos popes del jazz, estrellas del rock y compositores experimentales. Han estrenado 600 obras y vendido un millón y medio de discos. Superado el catálogo, a los chicos de Kronos no les basta con leer la partitura, también quieren escribirla. Hace unos meses, este ‘cuarteto del tiempo' visitaba por enésima vez el Théâtre de la Ville de París. Allí, a la orilla del Sena, coincidieron con Alim Qasimov y sus músicos azeríes. Hubo entendimiento, conciencia de grupo y el compromiso de un proyecto -con un apartado especial en el álbum Floodplain (2009), con los arreglos del trombonista Jacob Garchik-. El resultado de esta fusión de inquietudes se anticipa en un interesante documental que puede verse en YouTube. En él se cuenta que David Harrington escuchó por primera vez la voz de Alim Qasimov en los años ochenta. Y se prometió un proyecto. Dos décadas más tarde, las cámaras graban cómo los músicos van transcribiendo al papel las improvisaciones de los ensayos, y ensanchando los horizontes de sus instrumentos. S. C.