La bailaora Manuela Carrasco.

Manuela Carrasco recibe el Calle de Alcalá y Carmen Linares estrena Oasis abierto en una edición que reúne a Miguel Poveda, Luis de Córdoba y Marina Heredia a la memoria de Morente.

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  • No cabe duda de que las actuales circunstancias están teniendo un reflejo en las actividades culturales de cualquier naturaleza, así como una severa incidencia en proyectos e iniciativas. En las variadas reacciones ante los acontecimientos de la crisis no son ajenos tanto el sentido del humor como el de la supervivencia. El Festival Flamenco Caja Madrid, en su decimonovena edición, presenta un sorprendente diseño en el que se puede traducir lo siguiente: en contra de los recortes institucionales, el cartel más atractivo; en oposición a la crisis, la mágica presencia de primeras figuras. Una buena y quizá aleccionadora opción, contando con la actitud coherente de los artistas y el talante colaborador de los medios.



    El Galardón Flamenco Calle de Alcalá, que otorga el Festival, ha recaído otros años en nombres tan ilustres como los de Antonio Gades, Paco de Lucía, Enrique Morente, Manolo Sanlúcar o Menese. En esta ocasión ha sido para Manuela Carrasco, una bailaora deslumbrante, original, de lenguaje único y expresión arrebatadora. Premio Nacional de Danza del Ministerio de Cultura, Premio Nacional de la Cátedra de Flamencología y Premio Embajadores de la Paz, Manuela, que acude al Festival con Suspiro flamenco, se expresa con rotundidad y sin ocultaciones: "Lo que voy a presentar en Madrid es flamenco puro. Yo tengo la pureza dentro de mí, poseo ese don. Nací en una casa de artistas gitanos y ésa fue mi escuela. Los otros tienen que ir a una academia, estudiar y, al final, bailan bien, pero lo que yo hago surge de lo más profundo de mi ser, como algo natural. No necesito directores de escena ni coreógrafos".



    Carmen Linares también estrena el concierto-espectáculo Oasis abierto. Miguel Hernández flamenco, poeta que conoció en 1971 a través de un disco de Morente, en que el que se cantaban Nanas de la cebolla o El niño yuntero. Pero la imagen rotunda del poeta se le apareció a Carmen en una vitrina del Museo de Orihuela al ver un trocito de papel en el que Miguel Hernández, estando en la cárcel, había escrito con letra pequeñísima Cada vez que paso bajo tu ventana. "Me emocionó su poesía viva -cuenta Carmen-. Como un oasis dentro de su época, me sobrecogió y me llamó. A pesar del drama personal, en sus versos hay estímulo, una energía tonificante y joven, por eso, además de cantarlos y rodearlos de una instrumentación adecuada, con guitarras, piano, palmas y percusiones, he incluido el baile ingenioso y desenfadado de Tomasito como símbolo de esa vitalidad poética".



    Momentos de gloria

    El cante de Miguel Poveda, Marina Heredia, Juan Valderrama, Enrique el Extremeño y Morenito de Íllora, las guitarras de Tomatito, con el concierto Luz de guía, Salvador Gutiérrez, Chicuelo, Joaquín Amador o Bolita, el piano de Laura de los Ángeles y Pablo Suárez, y el baile de El Güito y José Maya completan una edición dedicada a Enrique Morente, que actuó en más de la mitad de sus ediciones. En la de 2000 presentó una de sus obras más emblemáticas, Omega, con la banda de rock Lagartija Nick, y el año pasado dio a conocer su rompedor Pablo de Málaga. Del 8 al 12 de febrero, el Teatro Circo Price acoge un programa en el que cabe, como suele ocurrir en el flamenco, lo fortuito y la sorpresa. Así lo afirma Manuela Carrasco: "Si no surge la improvisación, no ocurre nada. Ése es un momento de gloria".