El cantaor Arcángel, durante una actuación.
El martes arranca la XX edición del rebautizado Festival Flamenco Bankia, que premia con su Calle de Alcalá a Pansequito. Arcángel, con un pie en la tradición y el otro en los nuevos públicos, dará un concierto antológico.
El Festival de Madrid, auspiciado en su vigésima edición por Bankia, sigue apostando por la diversidad, consciente de que el flamenco se expresa hoy a través de sistemas que corresponden a los numerosos frentes que se abren cada día con las más variadas propuestas. Aunque el programa de este año, del 7 al 11 de febrero, en el Teatro Circo Price, se incline claramente por las llamativas muestras de cante, baile y guitarra de la provincia de Cádiz, incluido el homenaje a Moraíto y la rotunda presencia de la música jerezana de raíz, su oferta abarca desde la recuperación de un notable de la danza, como es el caso del granadino Manolete, maestro de la farruca y las alegrías y superviviente de una generación gloriosa de bailaores, hasta el nombre de Arcángel, una de las voces más pujantes del panorama actual.
Para el cantaor, que ofrecerá un concierto de carácter antológico en su faceta más cercana al clasicismo, participar en este ciclo de tanto prestigio supone un aliciente y una responsabilidad. "Me considero un luchador, alguien que tiene la necesidad de romper fronteras e ir hacia delante", sostiene este joven artista de Huelva. "Por supuesto, con total respeto al pasado y a las personas que han ido creando y elaborando el flamenco a lo largo de los tiempos. Pero me siento en la obligación de explicar que el progreso es inevitable y en este sentido quiero buscar una combinación equilibrada, que no chirríe, entre lo tradicional y la apertura hacia otros ámbitos interpretativos. Que esos dos mundos se unifiquen de una manera fluida y natural". Arcángel ya ha participado en varias obras de Mauricio Sotelo, como Oscura llama, Muerte sin fin (estrenada en el Teatro Real en homenaje a Enrique Morente) o Si después de morir..., sobre el poema de José Ángel Valente, una experiencia difícil y a la vez fascinante y enriquecedora. "Me sentí pequeño ante la grandeza de un lenguaje que desconocía, pero que me ayudó a abrirme a distintos dominios sonoros, a la profundidad de unos textos y a otras formas de manifestación artística".
Autor de una monumental soleá y con un eco originalísimo e inconfundible, Pansequito es uno de los grandes maestros de nuestra época a quien el Festival de Madrid ha otorgado el Galardón Flamenco Calle de Alcalá, que otros años ha recaído en Antonio Gades, Paco de Lucía, José Mercé o Carmen Linares. La distinción la recibe Pansequito cuando se encuentra en pleno proceso de elaboración de un disco que conmemora sus bodas de oro con el flamenco. Profesional desde muy joven y triunfador en Madrid con apenas quince años, el Concurso Nacional de Córdoba de 1974 tuvo que inventar para él un premio que se ha concedido en una sola ocasión, el de la Creatividad.
Además de Manolete y Pansequito (que hará un recorrido por sus estilos más significativos, secundado por la guitarra de Diego Amaya) y Arcángel, que lo clausura, el Festival abre con Estrella Morente, acompañada de un conjunto instrumental con miembros de su familia. A ellos hay que añadir los nombres de José Mercé, Rancapino, Manuel Moneo, Fernando de la Morena, Juana la del Pipa, La Macanita, el guitarrista almeriense Niño Josele, Mariana de Cádiz, Antonio Carrión, Premio Nacional de la Cátedra de Flamencología, y la joven cantaora y pianista María Toledo.
Cuenta así el Festival con un atractivo cartel que trata de superar el manido concepto de música de minorías para ampliarlo al de máxima audiencia. "A veces optamos por actitudes excesivamente direccionales", reconoce Arcángel. "Uno tiene que mantener la línea en la que cree, pero no es útil ser selectivo y provocar la exclusión de un sector importante de público".