Un momento de El empresario teatral de Mozart. Foto: Teatro Arriaga.

El Teatro Arriaga estrena un programa doble con El empresario teatral de Mozart y La cantante de Haydn, dos joyas de la escuela vienesa ambientadas en el mundo de la ópera.

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  • Hermosa fiesta la que prepara hoy y mañana el Teatro Arriaga de Bilbao, que programa juntas dos operitas bufas de mucha enjundia. Nos referimos a Der Schauspieldirektor (El empresario teatral) de Mozart y La canterina (La cantante) de Haydn. Un joven equipo va a hacerse cargo de las representaciones. Concurren, entre otros, los nombres de Silvia Vázquez, Itziar de Unda, Alexandre Guerrero, Anaïs Masllorens, Axier Sánchez, Alberto Núñez, Felipe Loza y Aritza Rodríguez. La Orquesta BIOS ocupará el foso acompañada por el inquieto Pablo Mielgo, mientras la dirección escénica está en las muy buenas manos de Marco Carniti, hombre imaginativo y capaz de levantar un espectáculo vistoso con escasos mimbres.



    Ambas obras, pequeños y graciosos juguetes, poseen valores musicales de primer orden. La composición mozartiana contempla satíricamente, sobre libreto de Gottfried Stephanie hijo -autor de El rapto en el serrallo precedente-, el mundillo operístico entre bambalinas. Dos sopranos se encelan y rivalizan ante un empresario en un divertido duelo por ver quién canta más agudo, lo que da ocasión al compositor de escribir una jugosa y atrevida música vocal. El trío en el que se entremezclan las voces de las dos cantantes y la del empresario es una obra maestra. Hay otros cuatro números, entre ellos una vivaz obertura en presto. Esta "comedia con música" nació como consecuencia de un encargo del emperador José II, que quería obsequiar a unos regios invitados en enero de 1786, unos meses antes de Las bodas de Fígaro.



    En La canterina se cuentan los devaneos amorosos de una joven cantante, Gasparina, que coquetea a un tiempo con su maestro de canto, el celoso Don Pelagio, y con un vecino de éste, Don Ettore. La intervención de un cuarto personaje, el de Apollonia, que se hace pasar por la madre de la soprano, concede munición adecuada para el equilibrio vocal. En la línea de La serva padrona de Pergolesi, la partitura se compone de cuatro arias, una de ellas integrada en la secuencia de la lección de canto, tan típica en la ópera bufa: Io sposar l'empio tiranno. Es magnífica; como la segunda a su cargo, típicamente de bravura, Non v'è chi m'aiuta. Con un libreto, sobre un tema ya utilizado por Piccinni, del tenor Carl Friberth, que cantó el papel de Don Pelagio, la ópera se estrenó en Eisenstadt en 1766. Curiosamente, la parte de Apollonia la interpretó otro tenor, mientras que el Don Ettore lo hizo una soprano.