Música

Andalucismo mágico en Madrid

Llega al Teatro de la Zarzuela una nueva producción de El Gato Montés de Manuel Penella

17 febrero, 2012 01:00

La soprano Ángeles Blancas interpreta a la gitana Soleá. Foto: Jesús Alcántara.

Una nueva producción de 'El Gato Montés' de Manuel Penella llega esta tarde al Teatro de la Zarzuela con un reparto de lujo. Ángeles Blancas, Ángel Ódena y un debutante Andeka Gorrotxategui devuelven todo el esplendor a una ópera que ha sido pasto de los prejuicios.

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  • En el Teatro de la Zarzuela hay gato encerrado. Una nueva producción de la ópera de Manuel Penella (1880-1939), revisada por Miguel Roa en 1991, levanta el telón esta tarde y, cuando eso ocurre, cualquier precaución es poca. Sabe el barítono Ángel Ódena que el día del estreno de la obra, un martes 13 de febrero de 1917, hace exactamente 95 años, los disparos de la escena final hirieron de gravedad al cantante protagonista durante el ensayo general. También que algunos días después un célebre pintor decidió saldar algunas cuentas pendientes y, pistola en mano, acabó con la vida de un aristócrata en el mismo foyer del Teatro Apolo de Valencia antes de que comenzara la representación. Mucho orgullo e infinidad de prejuicios han sacudido cada montaje de El Gato Montés, que bajo su apariencia de "españolada lírica" esconde no pocos elementos de ese "andalucismo mágico" que tanta fama dio a Julio Romero de Torres.

    El Gato Montés no renuncia a los tópicos pero sus referencias al flamenco y a los toros, como ocurre en la Carmen de Bizet, trascienden la categoría de mero pasodoble para hurgar en el conflicto social y emocional que enfrenta al torero Rafael Ruiz con el bandolero Juanillo -el ‘Gato Montés'- por el amor de la gitana Soleá. "¿Ópera popular o españolada de altos vuelos?", se pregunta el profesor Mario Lerena en las notas al programa. "En cualquier caso, un gran espectáculo". Así lo consideró el público del Park Theater de Broadway (donde se mantuvo en cartel varios meses a principios de los años veinte con Concha Piquer entre el reparto) y también los ejecutivos de la Paramount que apostaron por su adaptación al cine en Tiger Love (1924). Desde entonces, ha sido Plácido Domingo uno de los mejores embajadores de El Gato Montés y gracias a Emilio Sagi la obra conoce el aplauso del Teatro Nissay de Tokio.

    La nueva producción de José Carlos Plaza, que estará en cartel a lo largo de 18 funciones hasta el 11 de marzo, se sirve de todos los ingredientes veristas del libreto (hermano de La fanciulla del West de Puccini) y pone el acento en las voces. Pocas veces un cortijo andaluz ha reunido tantos quilates. Las sopranos Ángeles Blancas y Saioa Hernández se reparten a Soleá, mientras que la mezzo Marifé Nogales da vida a una gitana y la soprano Milagros Martín defiende a Frasquita. Los barítonos Ángel Ódena y José Julián Frontal interpretan a Juanillo, y la parte del torero se la rifan los tenores Ricardo Bernal y Andeka Gorrotxategui, que debuta escénicamente en el coliseo madrileño. A la espera de que Paolo Pinamonti inaugure su Academia de Interpretación, se perfila como una de las grandes promesas vocales del género.

    En el foso, los directores Cristóbal Soler y Óliver Díaz se alternan al frente de la Orquesta de la Comunidad de Madrid y el coro titular en esta producción con la que Luis Olmos ha querido devolver todo el esplendor a uno de los grandes exponentes de la ópera española. Llámenla zarzuela.

    Mark Padmore vuelve al Ciclo de Lied

    En el mismo Teatro de la Zarzuela, el tenor británico Mark Padmore indagará este lunes en las esencias del lied romántico acompañado por su compatriota el pianista Paul Lewis. Tras concluir juntos el tríptico schubertiano con una reveladora grabación de El canto del cisne (Schwanengesang) para Harmonia Mundi, abordarán en Madrid el ciclo Viaje de invierno (Winterreise) del mismo compositor. Tras su debut en 2008, regresa Padmore al Ciclo de Lied para ocuparse de esta obra de madurez del catálogo de Schubert, quien en su lecho de muerte, a los 31 años, tuvo tiempo de corregir las pruebas de impresión de estas 24 bellas canciones que, sobre los poemas de Wilhelm Müller, funcionan como una radiografía trascendental del paisaje interior del compositor.