La producción de David McVicar, a su paso por el Covent Garden de Londres. Foto: Ashmore.
Del 14 de mayo al 3 de junio, las sopranos Barbara Frittoli, Daniela Dessì y Micaela Carosi se reparten el rol protagonista de Adriana Lecouvreur, de Francesco Cilea, al lado de los tenores Roberto Alagna, Fabio Armiliato y Carlo Ventre en una producción muy lustrosa del escocés David McVicar.
El lunes se representa en el Liceo de Barcelona la ópera Adriana Lecouvreur de Francesco Cilea, una de las obras más populares de lo que podríamos denominar verismo dulce y la que más fama le dio a su autor, que contó en el estreno milanés del 6 de noviembre de 1902 con la soprano Angelica Pandolfini, una cantante de raza, capaz de dar esa imagen contrastada de la célebre diva de la Comédie Française. Un papel escrito concienzudamente por el compositor, que requiere la presencia de una consumada actriz cantante; como lo era la creadora; y como, a día de hoy, lo son las tres sopranos que encarnan a la heroína en estas funciones liceísticas.
Ellas son Barbara Frittoli, timbre incisivo, dotado de un vibrato eléctrico muy estimulante; Daniela Dessì, de más ancho espectro, de temperamento fogoso y apasionadas maneras, y Micaela Carosi, más joven, de instrumento amplio, levemente gutural, y hermosos pianos, algo que siempre viene estupendamente para defender una parte que supuso la vuelta a los escenarios de la gran Magda Olivero -tan querida en Barcelona, donde ha sido varias veces jurado en el Concurso Viñas y felizmente viva a sus 102 años- en 1951 por insistencia del compositor. Las cantantes citadas siguen de alguna forma la estela de esta ilustre soprano y saben acoplarse asimismo a la voluta melódica, un tanto demodé, de la escritura. Que cuenta, no obstante, con dos arias maravillosa y famosas: Io son l'umile ancella y Poveri Fiori.
Maurizio, personaje que fue creado nada menos que por Caruso, será interpretado por tres tenores, que son indudables figuras del actual firmamento: Roberto Alagna, que recompone una carrera algo torcida por ciertos excesos años atrás; Fabio Armiliato, marido de Dessì, fornido pero de rebuscada emisión (que interpreta un papelito en la última película de Woody Allen, To Rome with Love), y el más rudo Carlo Ventre.
Todos ellos están en las buenas manos de Maurizio Benini, un maestro seguro y preciso. La producción tiene la firma del escocés David McVicar y se comparte con el Covent Garden londinense, donde viene de estrenarse, la Staatsoper de Viena, la Ópera de París y la Ópera de San Francisco. Es una puesta en escena muy lustrosa y se edifica sobre una réplica del Teatro del Margrave de Bayreuth.