El imprevisible cantaor flamenco Juan Moneo, El Torta.
La intensidad conmovedora del cantaor Juan Moneo, el Torta, resonará hoy en el Auditorio Nacional. El concierto se enmarca en el ciclo Andalucía Flamenca, que traerá los próximos meses a Madrid a Niño Josele, Argentina, Juan Peña el Lebrijano, Duquende y Esperanza Fernández.
Una gala de excepción, protagonizada por tres voces representativas de nuestro tiempo, Carmen Linares, Mayte Martín y Rocío Márquez, abrió brillantemente y con un lleno hasta la bandera la serie Andalucía Flamenca. Esta tarde le toca el turno al imprevisible, genial y desgarrador Juan Moneo, El Torta, un artista de culto que vuelve de los abismos con fuerzas renovadas. Sombras y luces en un cantaor que arrastra una multitud de incondicionales y que recupera en sus maneras expresivas el avasallador eco de la autenticidad sin concesiones. Perteneciente a una familia jerezana de músicos gitanos, Juan Moneo posee una innata capacidad rítmica que, unida a unas características de voz de intensidad conmovedora, interpreta el cante -o lo crea en ese momento, o lo improvisa respondiendo a repentinos impulsos- para acceder a una dimensión que está más allá de los planteamientos estéticos.
El mes que viene tendremos la guitarra viajera de Juan José Heredia Heredia, Niño Josele, asimismo integrante de una casa de guitarristas y cantaores gitanos, en este caso almerienses. Según el pianista y compositor estadounidense de jazz, Chick Corea, con el que ha tocado en diversas ocasiones, Niño Josele es el heredero natural de Paco de Lucía. Más adelante, Huelva, que ha resurgido de sus cenizas y ahora mismo es el territorio emergente del flamenco con una serie de figuras significativas, entre ellas Argentina, un plato fuerte en la programación de Andalucía Flamenca, sobre todo después de haber publicado Un viaje por el cante, obra de madurez, con un admirable despliegue por los más variados estilos. Para subrayar la pluralidad en el flamenco de hoy y las distintas actitudes musicales, a Argentina le sucede Duquende, un cantaor nimbado por la escuela camaronera, con un repertorio serio y profundo, de gran calidad estilística. Otro cambio revelador se produce con la esperada presencia en el Auditorio de Juan Peña el Lebrijano. Gran maestro de la orden de los clásicos y revolucionario a la hora de poner en marcha su potente inventiva, representa el ejemplo más claro de un artista de enorme envergadura que partiendo de las enseñanzas de una tradición de siglos ha creado su propio universo musical. Y, por último, Esperanza Fernández, la magnífica y polifacética artista trianera, que ha consultado con el oráculo de otros lenguajes, como el jazz o la música contemporánea, sin olvidar sus extraordinarias seguiriyas y bulerías.