Xavier Sabata. Foto: J.M. Lostau

Es uno de los mejores contratenores en la actualidad. Por sus condiciones vocales y por sus inmersiones en las fuentes originales. En Barcelona acometerá partituras de Haendel, Porpora, Vivaldi y Hasse este viernes (17).

Una gran fiesta barroca ha preparado el Palau de la Música Catalana para este fin de temporada. Dentro del ciclo Palau 100 Grandes Voces, se presenta viernes,17, uno de los mejores contratenores de la actualidad, el catalán Xavier Sabata (Avià, 1976). Posee una voz robusta, oscura, con timbre de mezzosoprano. Con el tiempo ha ido adquiriendo volumen, redondez y una especial vibración, que aureola de manera muy interesante una emisión que ha ido abriéndose y facilitando una más amplia proyección. La densidad, la consistencia del instrumento se mantiene, pero ahora es más sonoro, más flexible y más extenso.



El ideal para protagonizar el concierto, en el que abunda la música de Haendel. Se escucharán arias de las siguientes óperas: Alessandro, Giulio Cesare, Orlando, Amadigi di Gaula y Agrippina. Un repertorio distinto al que ofrecía el cantante en su espléndido disco de Parnassus Arte de 2013 (Bad Boys) dedicado a característicos villanos salidos de la pluma del compositor anglosajón. También se dará pie a penetrar un poco más en el mundo del barroco y en el de su más rigurosa traducción.



La estela de Farinelli

Haendel sin duda fue uno de los grandes adalides de la llamada ópera seria, en la que se daba paso al lucimiento de los famosos divos evirados de la época, Senesino, Carestini o Farinelli entre ellos, a los que se les planteaban enormes exigencias. Se hacía llamada a los principales recursos de un belcantismo que empezaba a adquirir por entonces su sazón y que venía de la mano de los fundadores de las escuelas de canto, que establecían las sacrosantas reglas áureas que habrían de regir y enaltecer ese arte, elevándolo a alturas inaccesibles nunca alcanzadas con posterioridad.



Ahí, en ese mundo vuelve a lucirse Sabata, que en el recital incorpora asimismo otras dos arias nada fáciles pertenecientes a óperas de Vivaldi (Farnace) y Porpora (Ifigenie in Aulide). El conjunto Armonia Atenea que dirige George Petrou y en el que actúan como solistas los violinistas Sergiu Nastasa y Otilia Alitei, el mandolinista Theodoros Kitsos y el fagotista Alexandros Economou, sostiene al solista vocal y echa su cuarto a espadas con páginas instrumentales de Haendel, Vivaldi y Hasse.



Evidentemente, y más en un artista del rigor y capacidad analítica de Sabata, se busca en todo momento una aproximación lo más fidedigna posible, un estudio de las características de los cantores de aquellos tiempos. Recordemos que con ocasión de la salida al mercado de aquel CD, el propio contratenor nos decía: "Es parte de mi tarea como intérprete de música con criterios históricos. El trabajo con los tratados de la época y el ir siempre a la fuente original creando mis propias ediciones son partes del proceso. Conozco bien a uno de los grandes castrati de la época, Senesino. Es muy interesante ver cómo fueron los propios cantantes con sus posibilidades técnicas los que hicieron desarrollar el estilo compositivo". Criterios que nos ofrecen las mejores garantías interpretativas.



También las tenemos si nos referimos a la música de Johann Sebastian Bach, con la presencia, los días 23 y 24, dentro del llamado Festival Bach o, de forma más chusca, Festival Bachcelona, que discurre en el propio Palau de la mano de uno de los grandes expertos en la materia, el holandés Ton Koopman. Junto a sus solistas de la Amsterdam Baroque Orchestra, ofrece, en primer lugar, Conciertos para 2, 3 y 4 claves del Cantor junto a obras de Vivaldi y algún que otro arreglo del director e instrumentista. En segundo lugar, se sitúa sobre atriles esa gran composición que es La ofrenda musical BWV 1079, una lección magistral de contrapunto surgida del encuentro con el rey de Prusia en 1747. El estilo nervioso, algo inestable en el gesto, de Koopman habrá de brillar y otorgar agilidad a estos severos pentagramas.