Ilustración de Alberto Corazón proyectada en Siempre/Todavía

Entre las numerosas novedades que alberga la temporada del CNDM que ahora inaugura figuran varios estrenos. Destacamos hoy aquí el protagonizado por Alfredo Aracil, compositor recientemente galardonado con el Premio Nacional del Música, Alberto Corazón, diseñador, y Juan Carlos Garvayo, pianista, quienes, con la realización multimedia de Simón Escudero, estrenan Siempre/Todavía, ópera sin voces. Será el 15 de octubre en la institución que ha impulsado este curioso espectáculo, el Museo Universidad de Navarra (el CNDM y la empresa Meta/acción también participan en la producción). Tras la primicia en Pamplona, podrá verse además el 23 de octubre en el CGAC (Santiago de Compostela), durante las Xornadas de Música Contemporánea.



El guión es del propio músico y se inspira en las anotaciones realizadas por el artista plástico en sus cuadernos de viaje (Damasco Suite) durante una trascendental estancia en la capital de Siria antes de la tragedia que hoy la asola. A partir de ellos, Aracil ha elaborado un relato sui generis, "el de un personaje indefinido (un artista, un espectador, cualquiera de nosotros) al que vemos desde su interior, cuyas observaciones, vivencias, emociones y duermevelas, lo van (y nos van) acercando a la impresión de que el tiempo, para algunas cosas esenciales, no es esa corriente que casi todo lo arrastra sin posibilidad de vuelta atrás, sino un lugar donde pasado, presente y futuro conviven: un tiempo-memoria, cultura, que en lugar de distanciar une a los hombres de épocas distintas". Son algunas de las claves anticipatorias que apunta el compositor.



En una pantalla se irán proyectando imágenes reveladoras del texto mientras suena la música en un piano que toca el certero Juan Carlos Garvayo, habitual en este tipo de convocatorias. Conociendo el estilo del compositor madrileño, hay que esperar todo un mar de sugerencias, de guiños, de claves intelectuales, de sutilezas, envueltos en una exquisita paleta tímbrica, que siempre gusta de recrear en sus pentagramas el mundo circundante. La gracilidad proverbial de la pluma proporcionará de seguro la evocación de un mundo irreal y mágico, lleno de misteriosas luces, de llamadas y de reflejos.



En este trabajo recorre y entrelaza diversos estilos y épocas: el Barroco, el Romanticismo, las vanguardias del siglo XX y las vías compositivas abiertas en el XXI. Aracil, artista eminentemente culto y curioso, suele colorear sus pentagramas de una extraña poesía nacida de la exactitud, de la precisión del trazo, de la respiración natural de las cosas y del manejo del silencio como elemento constructivo, características que acaban a la postre por actuar como animadoras de la emoción, de ese latido interior que termina por llegar y que esperamos surja de nuevo en este experimento que aúna lo pictórico y lo auditivo. Ambos planos alternan protagonismo en una fusión que recrea los pasajes característicos deuna obra lírica: preludio, recitativo, aria...