La mezzosoprano estadounidense Joyce DiDonato. Foto: Bill Cooper
Vuelve al ciclo de lied del Teatro de la Zarzuela (lunes, 30 de mayo) la mezzsoprano estadounidense Joyce DiDonato, que ya se ha hecho un hueco entre nuestro público por sus distintas actuaciones en Madrid. La primera, en ese mismo escenario madrileño de la calle Jovellanos, dentro del ciclo liederístico. Luego ha aparecido en el Real (recital, Ariadna en Naxos y Caballero de la rosa de Strauss) y en el Auditorio Nacional (Alcina de Haendel), por mencionar sólo un par de citas. En el Liceo de Barcelona se la ha visto también en un papel como el de Maria Stuarda de Donizetti, más propio de una soprano, pero que ella afronta sin pestañear, acoplándose perfectamente de forma camaleónica.Sigue siendo, como lo era al principio de su carrera, una mezzo muy lírica, en la linde con la soprano, de agudo fácil y coloratura rutilante, que regula y apiana, resulta firme en los ataques y magistral en los trinos, aunque no posea el metal, la penetración ideales. Siempre es excitante verla en acción pues es muy expresiva y tiene el aspecto saludable de las norteamericanas modernas y decididas. Es muy versátil y despliega un muy amplio repertorio. Los graves no son su fuerte y, teniendo en cuenta que a veces acomete partes de soprano, como la citada de Donizetti, se nos plantea siempre la duda de si no pertenecerá su bien timbrada voz a esta última cuerda.
Aunque no posee la dinamita exagerada de una Cecilia Bartoli, que es el nervio puro y acelerado, con ella coincide, sin duda, en el cultivo de un repertorio similar, mucho más amplio el de DiDonato, que si bien es menos precisa que su colega italiana, resulta más espontánea, más natural y refrescante. El color del instrumento es claro, aunque sabe otorgarle los debidos claroscuros y tornasoles, las irisaciones precisas. En los últimos años se la ha podido ver presentando con gracejo las trasmisiones desde el Met y realizando las correspondientes entrevistas a pie de escena.
En esta nueva actuación podrá exhibir otra vez sus credenciales y su juvenil porte, su entusiasmo y su efusión. Nos ofrecerá un programa en el que se combina la gracia del repertorio hispanofrancés, con Ravel y Granados (éste en su centenario) a la cabeza, el limpio melodismo y la agilidad de Rossini y la cadencia y fervor popular de la canción y de la revistas norteamericanas de Stephen Foster con arreglos de Krane (no faltará seguramente Beautiful Dreamer) y Rodgers y Hammerstein, seguidos del milagroso swing de George Gershwin. En el recital aparece asimismo el compositor italiano Alessandro Parisotti, autor de la conocida Se tu m'ami (Pastorello, sei soggetto). Y algún que otro arreglo del pianista de la sesión, Craig Terry.