Penderecki estará en Santander como compositor residente. Foto: F.A.

Hasta el 27 de este mes se desarrolla uno de los proyectos didácticos más interesantes y provechosos de los que se organizan en la canícula veraniega: el Encuentro de Música y Academia de Santander. Desde hace varios veranos las huestes de la Escuela Reina Sofía se trasladan a la ciudad cántabra, allí instalan sus reales y proponen sustanciosas citas musicales en las que se produce la deseada unión de maestros y discípulos. Este año hay, como siempre, una nutrida y lucida representación profesoral, integrada por nombres en algún caso señeros. La novedad es la presencia, en calidad de compositor residente, del polaco Krzysztof Penderecki (1933), todavía en plenitud a su provecta edad, que trabajará algunas de sus obras, tres sinfónicas (Adagio de la Sinfonía n° 3, Concierto para trompa y orquesta ‘Winterreise', Serenata para cuerdas) y once de cámara, una selección de las cuales será presentada al público en una conferencia-concierto el próximo día 11. Previamente, el Adagio de la Sinfonía y el Concierto se unieron a la Sinfonía n° 8 de Dvorák en la sesión inaugural de ayer en el Palacio de Festivales de Cantabria, a cargo de la Orquesta Freixenet al mando del director artístico del Encuentro, Peter Csaba, con la colaboración del profesor de trompa Radovan Vlatkovic. El programa se repetirá este viernes, 8, en el Patio de Carruajes del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial.



En el Conservatorio Jesús de Monasterio se celebran tradicionalmente lecciones magistrales de elevado rango. Junto al creador de la ópera Los demonios de Loudun intervienen por primera vez en estos cursos los profesores Latica Honda-Rosenberg (violín), Alexander Rudin (violonchelo), Michel Béroff (piano), Pascal Moraguès (clarinete) y Matthias Racz (fagot). En estas próximas fechas resaltamos las clases de Rudin (10 al 19 de julio) y de la histórica violista japonesa Nobuko Imai (9-17).



En paralelo se despliega, en la capital cántabra o en localidades vecinas lo que se ha dado en llamar una gran celebración de la música de cámara. Los jóvenes tocan imantados por los maestros, muchas veces en auténtico tacto de codos unos y otros. Hasta medio centenar de conciertos se diseminan estratégicamente. Una gran fiesta abierta al público que se completa y amplía, en costumbre iniciada con éxito tres años atrás, con un concierto extraordinario, en este caso integrado por obras de Dvorák, interpretado por la Camerata Viesgo del Encuentro. Los nombres del mencionado compositor checo y los de Vivaldi y Granados serán recordados especialmente.