Image: Noseda ‘canta' el Réquiem de Mozart

Image: Noseda ‘canta' el Réquiem de Mozart

Música

Noseda ‘canta' el Réquiem de Mozart

15 diciembre, 2017 01:00

Gianandrea Noseda dirigiendo un recital. Foto: Sherman

El director italiano desembarca en Ibermúsica este viernes al mando de la Orquesta de Cadaqués. En atriles, la partitura mozartiana, en la que aflora el contrapuntismo de Bach. De entrante, el Concierto n°9 del genio salzburgués.

Gran acontecimiento el de este viernes en el Auditorio Nacional de la mano de Ibermúsica. Cómo no lo va a ser si en atriles se colocan las particellas del Réquiem de Mozart, una partitura que, como es sabido, no llegó a ser finalizada por el autor. Actualmente se han despejado las dudas que la envolvían y se sabe, por ejemplo, que el misterioso personaje autor del encargo era el conde Walsegg-Stuppach, compositor aficionado que deseaba dedicar una misa de difuntos a su esposa fallecida. Mozart había redactado a partir de septiembre de 1791 casi por completo el Introito, el Requiem aeternam y el Kyrie, bien que la instrumentación de este último fuera finalizada por Süssmayr y otro alumno del compositor, F. J. Freystädtler. El material de las cinco primeras secciones de la Secuencia, del Dies irae al Confutatis, estaba prácticamente terminado y tenía sólo empezada la sexta, Lacrimosa. Existían también bosquejos avanzados del Ofertorio.

Lo que importa destacar es lo que ha quedado en esta obra aglutinadora de estilos, pero dotada de un equilibrio arquitectónico extraordinario en la que se advierte la presencia de las grandes páginas contrapuntísticas de Bach y Händel, al tiempo que una modernidad armónica y un tratamiento tímbrico excepcionales. Asombrosa síntesis de elementos arcaicos y de procedimientos avanzados para una nueva expresión, que requiere una batuta clara, equilibrada, alejada de cualquier tipo de dengue, conocedora del estilo y ágil para desentrañar los pasajes contrapuntísticos y cantar los homofónicos.

Características que posee en su mayor parte la del despierto y eficiente Gianandrea Noseda, que mantiene desde hace muchos años una entente muy cordial con la Orquesta de Cadaqués, que es precisamente la que ha de sostener el gran edificio mozartiano en este concierto, que es una repetición de los ya ofrecidos días atrás en Lisboa, Barcelona y Zaragoza. Con los mismos y excelentes mimbres: la soprano griega Christina Poulitsi, premio Operalia en 2014, de acusado vibrato, limpia coloratura y firmes sobreagudos; la mezzo serbia Katarina Bradi, de emisión ligeramente nasal, pero sólida y compacta; el tenor australiano de origen malayo Steve Davislim, un lírico-ligero con cuerpo y apreciable estilo mozartiano (lo recordamos en el Real con Il trionfo del tempo e del disinganno de Händel); y el barítono finés Tommi Hakala, de timbre varonil y técnica segura. El coro es el Amici Musicae.

El concierto se abre, y no hay que echar esto en saco roto, con otra obra maestra de Mozart, el Concierto n° 9, Jeunehomme, en el que intervendrá la joven pianista italiana Beatrice Rana, que viene precedida de los mejores informes y que ha grabado ya algún disco meritorio. Le prestará el lógico apoyo Noseda, que, recordamos, fue el primer ganador, en 1994, del Concurso de Dirección de Cadaqués y que es el presidente del jurado del de este año. En 2015 no se pudo celebrar lamentablemente por falta de presupuesto. Las pruebas de esta edición, la duodécima, han empezado el día 11 y finalizarán con la gran final de este lunes 18. Se podrá ver en streaming. Entre los ganadores de otras convocatorias figuran directores como Vasily Petrenko, Michal Nesterowicz, Pablo González, Lorenzo Viotti y Andrew Gourlay.