Julia Lezhneva como Zerlina en Don Giovanni en el Liceo de Barcelona

La joven soprano rusa Julia Lezhneva (1989) asimiló bien las enseñanzas de maestros como Elena Obraztsova o Dennis O'Neill. En nuestro país la pudimos escuchar, por ejemplo, hace un par de años, como Piacere en Il trionfo del tempo e del disinganno de Haendel. La cantante regresa el viernes, sábado y domingo a Madrid, tras su éxito como Zerlina en un Don Giovanni liceístico, esta vez dentro del curso de la Orquesta Nacional, con la que se presenta este viernes para cantar obras de su especialidad, nuevamente firmadas por Vivaldi, Haendel y Mozart.



Buena oportunidad para admirar de nuevo la fácil coloratura, el brillo tímbrico, el depurado mecanismo y el soberano manejo del diafragma de la gentil y menuda cantante, cuyas agilidades, con trinos de rara perfección, han llevado a algunos a compararla con Bartoli, indebidamente porque Lezhneva es una lírico-ligera bien coloreada, un grácil pájaro, de tinte muy claro, que asciende como una bala a las alturas del re o mi 5, con sobreagudos a veces un tanto fijos, mientras que la italiana es, como sabemos, una mezzo lírica; y mucho más calurosa y expansiva en su canto. La ONE estará dirigida en los tres conciertos en el Auditorio Nacional por el finlandés Santtu-Matias Rouvali, que coloca en la segunda parte, de forma un tanto incoherente, algo tan alejado de la primera como la Sinfonía n° 2 de Sibelius.