La puesta en escena de Portaceli opta por lo funcional

Tomás Marco y Álvaro del Amo reaniman el género lírico español con una nueva aportación. En Policías y ladrones trazan una farsa sobre la corrupción política dirigida por Carme Portaceli y José Ramón Encinar. ¿Será un precedente para nuevas composiciones?

El amor de Paolo Pinamonti, anterior director de La Zarzuela, por el género lírico español le empujó a intentar resucitarlo. Fue él quien impulsó la génesis de Policías y ladrones, obra de nuevo cuño que debería estrenarse en el coliseo madrileño. Pinamonti había quedado muy satisfecho con la reescritura de tres zarzuelas seminales hecha por Álvaro del Amo para el espectáculo Los fundadores, que cerró la temporada 2013/14. Entonces le preguntó al guionista y dramaturgo si se atrevía a escribir un libreto para una partitura original. Este le dijo que sí, que por supuesto, pero que necesitaban un músico como aliado para completar tal osadía. Y ahí entró en juego su buen amigo Tomás Marco, al que no tardaron en reclutar. "Yo también dije inmediatamente que sí. Siempre me han picado los retos", recuerda a El Cultural el compositor madrileño.



El estreno estaba previsto para noviembre de 2016 pero la marcha de Pinamonti a Nápoles lo truncó. Daniel Bianco, su sucesor, llegó con una programación propia para su primer curso al frente de la Zarzuela. Pero se comprometió a levantarla en 2018. Una decisión que está en sintonía con su intención también de revitalizar la composición zarzuelera. Lo prueba el concurso que ha convocado para estimular la composición de nuevos títulos. Habrá que ver el impacto que tiene Policías y ladrones. De ello dependerá si esta bienintencionada ‘operación rescate' cuaja o no, si el repertorio se expande o sigue estancado, tal y como quedó a mediados del siglo XX, cuando se certificó su defunción.



Lo cierto es que Policías y ladrones esgrime bastantes recursos para enganchar. Marco y Del Amo ponen en la picota la corrupción en España. Ambos alumbraron su zarzuela mientras los casos de Bárcenas, Urdangarín, Pujol y compañía copaban los telediarios. Aquel zumbido molesto les dio la pista de por dónde debían tirar. Con todo ese jugoso material cincelaron los personajes y la trama, que alberga una tremenda concentración de sucesos para que el aburrimiento no tenga ninguna oportunidad de extenderse por la platea. En la historia afloran infidelidades conyugales, sugestivos viajes a Italia y al Caribe, sobornos, periodistas, presos, políticos peleando por su cuota de poder... "Hemos hecho una farsa sin la gravedad de una crítica demoledora, con la ligereza de un argumento cuya intriga incorpora la tensión del suspense en un despliegue de tipos, figuras, lances hipotéticos y absurdos inverosímiles", explica Del Amo. Policías y ladrones engarza así con la tradición satírica de la zarzuela, tan del gusto del público, que ve como los políticos venales que tanto abusan de su paciencia (y sus dineros) son ‘ajusticiados' al menos en la escena.



"De esa conexión con la actualidad son buenos ejemplos zarzuelas como Pan y toros, Gigantes y cabezudos, La Gran Vía…", enumera Marco, que se ha arremangado por vez primera con el género castizo. En la partitura mezcla pasajes tonales, atonales, modales e incluso microtonales y bruitistas. Algunos de estos lenguajes son inéditos en la zarzuela. Pero Marco advierte que todos forman una unidad "fácilmente digerible" y que, aunque ha huido del folclorismo, sí incorpora algún ritmo de habanera. En el apartado vocal Marco ha intentado corregir un defecto de la ópera moderna que viene denunciando desde hace años. "Al canto se le aplican criterios instrumentales y no se tiene en cuenta lo que se está diciendo. Una soprano dice igual ‘buenos días' que ‘me estoy muriendo'. Libreto y música van cada uno por su lado".



Marco y Del Amo han conjurado ese riesgo trabajando codo con codo. "A veces yo escribía la música a partir del libreto y otras veces era la música la que iba modelando los personajes", señala el primero. Para ambos la dimensión teatral era clave. No querían que la dramaturgia, como muchas veces ocurre en la zarzuela, fuese una mera excusa para exhibir las bondades de la partitura.

Acelerar el ritmo

Carme Portaceli, directora de escena, ha hecho también su aportación en este terreno, solapando las partes habladas y cantadas para incrementar el ritmo del espectáculo. La responsable artística del Español ha apostado por una escenografía limpia y funcional, "sin demasiados trastos", apostilla Marco, encantado con su labor y con la de José Ramón Encinar, que gobernará el foso. "No sé si este precedente podrá revitalizar la zarzuela. Nosotros hemos mostrado, más que demostrado, que se pueden hacer hoy. Si otros deciden continuar, pues mejor"



@albertoojeda77