Javier Camarena (izquierda) y Jonas Kaufmann (derecha)
El programa de Camarena con Mozart y Rossini, el germano Jonas Kaufmann a las órdenes de Jochen Rieder, las arias de José Bros y el Athanaël de Domingo serán los platos fuertes de Peralada.
Camarena conoce los mecanismos reguladores, fila y ataca sul fiato sin un solo pestañeo. Es muy atractivo su programa (27 de julio), que incluye varias páginas de Manuel García, el insigne tenor y docente español de finales del siglo XVIII y principios del XIX, pertenecientes a óperas como La mort du Tasse y El gitano por amor o el monodrama El poeta calculista. El programa se completa con fragmentos de Così fan tutte de Mozart, La cenerentola y L'italiana in Algeri de Rossini, Puritani de Bellini y, cómo no, La fille du régiment de Donizetti. Al piano, Ángel Rodríguez.
Javier Camarena se ha situado en poco tiempo en la cima de los lírico-ligeros apoyado en una excelente técnica emisora
Seguimos con otra estrella, ésta aún más refulgente, el germano Jonas Kaufmann, voz oscura, penumbrosa, de muy atractivo y sensual colorido. Es cantante fino, elegante y está dotado de una innata musicalidad. Se maneja muy hábilmente en los juegos a media voz, en los falsetes, a veces prodigados exageradamente. Aunque forzoso es reconocer que su emisión se ve aquejada con frecuencia de sonidos espurios de gola, que poco a poco van adhiriéndose a toda la tesitura. Lo que le ha creado en los últimos años no pocos problemas, los derivados de un apoyo indeseado, que viene perjudicando su mecanismo de fonación. Es en origen un tenor lírico que busca convertirse de forma quizá no del todo natural en un spinto. Actuará con la Orquesta del Teatro Real a las órdenes de Jochen Rieder.José Bros (izquierda) y Plácido Domingo (derecha)
El tercer protagonista es José Bros, que festeja sus bodas de plata con el festival. Junto al pianista Marco Evangelisti, ofrecerá (3 de agosto) un recital constituido por algunas canciones y bastantes arias: Verdi (Il corsaro), Donizetti (L'elisir d'amore) Massenet (Werther), Bizet (Carmen), Ponchielli (La Gioconda) y Cilea (L'Arlesiana). Una buena selección para comprobar el estado actual de una voz, que fue en sus comienzos de lírico-ligero, y que ha ido ganando cuerpo y personalidad a pesar de que, en sí, el instrumento no es especialmente rico en armónicos y no posee la morbidezza ideal. En su nuevo cometido de lírico, aunque todavía esté alejado de ciertas plenitudes, Bros mostrará, como acostumbra, su técnica depurada, su sentido de la frase, su discreción expresiva.
La guinda la pone Plácido Domingo. Tenor puntero, está dotado de un metal y de una energía inigualables, cualidades que sigue conservando a sus 76 años. Como el timbre se ha oscurecido y la extensión se ha reducido ha acabado por probar en la tesitura baritonal apoyado en su buen centro, que aún mantiene en pie ciertas notas con relativo decoro. Además, es intérprete muy bragado. Pero sigue siendo tenor. Por eso no termina de darle carácter a sus personajes actuales. Porque canta como tenor papeles de barítono. En este caso el de Athanaël, el monje cenobita de ese operón que es Thaïs de Massenet, que, tras escucharse en el Real dos días antes, se presenta en Peralada el 29. A su lado, la emotiva soprano albanesa Ermonela Jaho. Dirigirá a la Orquesta madrileña un especialista como Patrick Fournillier.