Daniel Johnston, cantautor y dibujante de culto, ha muerto este martes a los 58 años de un ataque al corazón en casa de sus padres, en Texas, según confirmó su mánager, Jeff Tartakov, días después de que fuera hospitalizado por problemas hepáticos provocados por décadas de tratamiento psiquiátrico.
Marcado toda su vida por la esquizofrenia y el trastorno bipolar, el talento natural de Johnston para volcar sus sentimientos en canciones y su peculiar universo creativo, tierno y oscuro a la vez, fueron forjándose desde la adolescencia en la soledad de su habitación, grabando cintas caseras que decoraba con dibujos para vender o regalar por la calle cuando conocía a alguien.
A Johnston le obsesionaba el amor, el diablo, los cómics —especialmente el Capitán América y el fantasma Casper— y ser famoso, cosa que consiguió contra todo pronóstico cuando otros artistas de renombre lo reivindicaron, entre ellos Sonic Youth, Tom Waits o Kurt Cobain, que solía aparecer en los conciertos de Nirvana luciendo una camiseta con la portada de una de las cintas de Johnston, con un dibujo de una rana de ojos saltones y la frase "Hi, how are you".
La fama creciente de Johnston le permitió grabar un disco de estudio en 1994, Fun, que fue un fiasco comercial pero le confirmó como artista de culto entre unos seguidores fascinados por sus personajes y las extrañas e inocentes letras de sus canciones. Rodeado de un equipo que con dificultad trataba de conducir su talento por los cauces convencionales del showbusiness, dio multitud de conciertos por todo el mundo, algo muy complicado para una persona imprevisible que tenía que lidiar con severos trastornos psicóticos. El más grave ocurrió cuando a la vuelta de un concierto, en una avioneta pilotada por su padre, apagó el motor y tiró las llaves por la ventana. Tras un aterrizaje forzoso, ambos salieron ilesos.
Hace dos años, Johnston se despidió de los escenarios con una gira en la que le acompañaron miembros de bandas como Wilco o Fugazi, una muestra más del respeto artístico que le profesaron siempre muchos músicos de prestigio.
Hoy en las plataformas de streaming puede escucharse toda su discografía, desde una cinta casera de 1980-1981 titulada Songs of Pain hasta Space Ducks, disco de 2012 que publicó en paralelo junto con un cómic homónimo en el que unos patos viajaban por el espacio para acabar con Satán. Para la posteridad queda también la película The Devil and Daniel Johnston, que retrata en profundidad su mente y su obra y con la que Jeff Feuerzeig ganó el premio al mejor documental en el Festival de Sundance de 2005.