El músico dominicano Johnny Pacheco, pionero de la salsa y cofundador de la emblemática orquesta Fania All-Stars y del sello Fania Records, murió este lunes a los 85 años a causa de una neumonía en el estado de Nueva Jersey, donde vivió sus últimos años. La salsa, el género musical que nació en los barrios latinos de Nueva York y en el que confluyeron otros estilos del Caribe hispano, explotó a nivel mundial en la década de los 70, y Pacheco, compositor, director, productor, intérprete y arreglista, fue uno de sus máximos pilares.
Juan Azarías Pacheco Kiniping, su nombre original, nació en Santiago de los Caballeros (República Dominicana) en 1935, pero se mudó con su familia a Nueva York cuando tenía 11 años, huyendo de la dictadura de Trujillo. Su padre, Rafael Azarías Pacheco, era clarinetista y había sido director en su país de la Orquesta Santa Cecilia, y fue quien le regaló a Johnny Pacheco su primer instrumento, una flauta. Ya en Nueva York, aprendió percusión en la prestigiosa escuela de música Juilliard.
A finales de los años 50, formó parte del conjunto del pianista de latin jazz Charlie Palmieri, donde tocó las congas y los bongós, y en 1960 formó su primera orquesta, Pacheco y su charanga, que popularizó el género de la pachanga, mezcla de son montuno y merengue —la salsa estaba aún por llegar—. Firmó un contrato con el sello Alegre y alcanzó pronto la fama no solo en el ámbito latino de Nueva York, sino en los Estados Unidos y otros países, vendiendo 100.000 ejemplares de su primer disco y dando numerosos conciertos.
En 1963 fundó junto a Jerry Masucci, un abogado estadounidense muy aficionado a la música caribeña, la compañía discográfica Fania Records. El propio Pacheco fue el primer artista producido por el sello, y él mismo se encargaba de distribuir los discos con su coche por la ciudad de Nueva York. La compañía era aún “una empresa doméstica”, como explica César Miguel Rondón en El libro de la salsa, auténtica biblia para conocer la historia del género, y trataba de hacerse un hueco frente a la competencia de otras discográficas dedicadas a la música caribeña como Tico y Alegre y sobre todo la sección latina de United Artists.
Pronto, Fania Records empezó a fichar a artistas como el pianista Larry Harlow, estadounidense, que venía del jazz y el rock pero se había vuelto un apasionado del son cubano tras una estancia en la isla. La compañía dio un salto de popularidad con el fichaje de Willie Colón, trombonista de quince años del South Bronx que hizo de la desafinación un signo de autenticidad y espíritu de barrio, y acabó convirtiéndose en una de las mayores estrellas del nuevo género.
En 1968, Pacheco creó, al calor de su discográfica, la orquesta Fania All-Stars (o simplemente La Fania), por la que pasaron los músicos y cantantes más grandes del género, como el citado Willie Colón, Celia Cruz, Héctor Lavoe, Rubén Blades, Pete “El Conde” Rodríguez, Richie Ray, Ray Barretto y Cheo Feliciano, entre otros. La disquera y la orquesta fueron determinantes en la evolución y el enorme éxito de la salsa desde Nueva York a toda Latinoamérica y al resto del mundo.
Pacheco grabó y compuso más de 150 canciones, entre ellas “Mi gente”, “Quítate tú (pa’ ponerme yo)”, “Acuyuye”, “El número cien”, de Tito Puente, o “Celia y Tito”, de Celia Cruz y Tito Puente. Fue director musical de la película Our Latin Thing, la primera película sobre la salsa y su influencia en los latinos de Nueva York. También participó en un segundo filme titluado Salsa, y compuso música para las películas Mondo New York y Something Wild, donde compuso junto a David Byrne la canción “Locos de amor”, que el líder de Talking Heads cantó con Celia Cruz. En 1992 Pacheco participó también en la banda sonora de The Mambo Kings.
El gran legado de Pacheco a la música latina es sin duda inmensa, pero puede resumirse en una imagen espectacular: la del mítico concierto de 1974 de la Fania All-Stars, que él creó, en el estadio de los Yankees ante 40.000 personas en estado de éxtasis. Un concierto que pasó a la historia y cuyo disco en directo, lanzado un año después, fue incluido en 2004 en el registro nacional de grabaciones de la Biblioteca del Congreso, por su importancia para la historia cultural de Estados Unidos. Una historia que también se escribe en español y a ritmo de salsa.