Luz Casal, una de las grandes voces de la música popular de nuestro país, ha publicado en sus cuatro décadas de carrera 15 álbumes de estudio y varios recopilatorios, pero hasta ahora no había grabado ningún disco en directo. Este viernes ve la luz el primero, Solo esta noche, que recoge el concierto que ofreció el pasado verano en la Plaza del Obradoiro de Santiago de Compostela junto a la Real Filharmonía de Galicia, y que edita Virgin, su nuevo sello.
“Es una de esas cosas que dices ‘ya lo haré’ y va pasando el tiempo, porque yo siempre me había imaginado un disco en directo, directo, no alterado. Y este lo es, no hemos regrabado nada. La grabación captura los momentos esenciales de un concierto: la entrega máxima, la interpretación más excelente posible. Y el sonido es increíble. Si yo, que tengo las canciones más que oídas y me escucho buscando siempre los defectos, digo que está bien, es que está bien”, afirma convencida esta cantante incombustible que siempre mira al futuro y quita hierro a los problemas. Un ejemplo: para referirse al cáncer de mama que padeció hace años dice “aquella época en la que estuve un poquillo mala”.
"Por muy expresiva que me salga una canción, siempre puedo mejorarla. Eso es lo que me motiva para seguir en la carretera"
Y con ese espíritu luchador Luz Casal (Boimorto, La Coruña, 1958) va cumpliendo años y fijándose nuevos retos. El siguiente, el 20 de junio, consistirá en repetir en el Teatro Real el concierto de Santiago, con los mismos músicos, en el marco del Universal Music Festival. Y, aunque este no se vaya a grabar, espera que salga incluso mejor que el anterior. Porque “por muy expresiva que me salga una canción, siempre puedo mejorarla. Eso es lo que me motiva para seguir en la carretera”, asegura la intérprete, que al echar la vista atrás hacia estos 40 años de carrera, lo primero que le viene a la cabeza es “¡cuánto me queda todavía!”.
“Estoy empezando a darme cuenta de que sé un poquito. No sabes qué incomodidad y a la vez qué motivación me produce escuchar una frase musical de alguien que me parece extraordinaria y pensar que yo no la he sabido hacer”. En este sentido, Luz Casal se siente más cercana a la postura de los científicos, “que nunca consideran acabada su investigación", que a algunos artistas que en los últimos años de su carrera miran atrás pensando que ya lo han hecho todo y que no son capaces de dar más de sí. Ella en cambio no piensa en retirarse. Al contrario, ya está empezando a preparar un nuevo álbum de estudio que verá la luz el año que viene.
Pregunta. ¿Cómo recuerda aquel concierto del 21 de julio de 2021?
Respuesta. Recuerdo que tenía cierta preocupación y una sensación de mucha responsabilidad al tocar con una orquesta. Tengo mucha confianza con mi banda y ellos se adaptan muy bien a mis peculiaridades, ya que suelo modificar mucho los tempos mientras actúo y puedo dejar que una introducción dure veinte compases en vez de dos. Pero en este caso no podía hacer peligrar el trabajo de 65 personas, así que me ceñí a lo preparado y tuve que permanecer concentrada en todo momento. Si te soy sincera, esa responsabilidad me tuvo en vilo durante meses. Pero a medida que iba transcurriendo el concierto, lo fui disfrutando cada vez más. Esa es la recompensa cuando te preparas bien.
P. ¿El entorno donde se canta influye en la actuación? ¿Cómo fue en este caso?
R. Sí condiciona. Tenía alrededor una catedral y lo que ahora es el parador, que es un sitio con un significado histórico y religioso importantísimo. Y además estaba en un territorio en el que tengo mis raíces. Todo eso influye, sobre todo a mí, que me influye cualquier cosa, para bien, para regular e incluso para muy mal. La temperatura, la distancia con el público, que lleven mascarilla o no… Todo eso influye.
"Tengo algunas nuevas letras poderosas y un par de canciones para echar las tripas, cosa que haré"
P. Creo que ha compuesto la mayoría de las canciones de su próximo disco, en el que ya está trabajando.
R. Sí, pero cuando pienso en hacer nuevas canciones, por encima de todo lo que busco es que sean buenas, sean mías o no. Antepongo mi faceta de cantante a la de compositora. Es verdad que como autora soy cada vez más pejiguera: si alguna frase me suena a algo ya cantado por mí o por otros, significa que voy a tener que meterle mano a la letra sí o sí. Creo que tengo algunas nuevas letras poderosas y un par de canciones para echar las tripas, cosa que haré y espero quedarme a gusto. En términos de sonido y de arreglos aún es pronto para hablar de ello.
P. Usted ha transitado por muchos estilos: pop, baladas, boleros, influencias del jazz y del flamenco… Pero en sus inicios despuntó con el rock. ¿Sigue conservando ese espíritu rockero?
R. Claro. No es un traje que te pones y te quitas. Está en mi esencia, es mi manera de enfrentarme a cualquier estilo. Desde mi punto de vista solo he hecho un disco estilísticamente definido, que se llama La Pasión, donde hice una labor arqueológica de meterme en la música de diferentes países de Hispanoamérica desde los años 30 para descubrir canciones, autores y compositores.
"En 60 días de confinamiento atendí más de 2.000 llamadas y la gente se abría en canal emocionalmente conmigo"
P. He oído que durante el confinamiento por la pandemia habló por teléfono con muchísima gente para consolarla. ¿Cómo surgió?
R. Viajé a Málaga el 11 de marzo de 2020 porque tenía una celebración familiar. El 12 tenía un viaje a Asturias y me pasó una de esas cosas que me sorprenden de mí misma: en mitad de la noche me desperté y dije "no voy". Al día siguiente empezó el confinamiento, si hubiera viajado me habría quedado sola y aislada. Durante esos primeros días, muchos colegas míos se dedicaron a cantar a través de las redes sociales, pero a mí no me gusta cantar a capella. Sin embargo, vi que mucha gente estaba desesperada y pensé que si llamaba a alguna gente que estuviera mal les vendría mal. En 60 días atendí más de 2.000 llamadas y la gente se abría en canal emocionalmente conmigo. Me contaron cosas tremendas y aprendí un montón.
P. ¿Conocía a toda esa gente?
R. No. De esas dos mil y pico llamadas, solo unas 10 personas serían seguidores míos. Estoy convencida de que hablé con algunas personas a la que no le intereso en absoluto ni como persona ni como cantante. Hablé con gente de 90 años y de 5, con profesionales sanitarios, abogados, albañiles, porteros, taxistas que tenían que vender su coche, con todo del espectro social. Fue una experiencia increíble, de las mejores cosas que he hecho en mi vida.