Marina Abramovic: "Tendré que preguntar a Rosalía si quiere cantar 'My Way' en mi funeral"
El nuevo espectáculo de la artista, 'Las siete muertes de Maria Callas', está programado en el Liceu de Barcelona hasta este sábado 11 de marzo
11 marzo, 2023 01:40Marina Abramovic (Belgrado, 1946) lo tiene todo pensado para su funeral. En 2004, a su regreso a Nueva York tras asistir en París al entierro de Susan Sontag, visitó a su abogado para detallarle cómo será su despedida de este mundo. La abuela de la performance ya tiene preparadas tres réplicas de su cuerpo a fin de celebrar su sepelio en tres lugares distintos del mundo.
"Nadie sabrá dónde está mi cadáver. Será un puro enigma. No habrá ropa negra. La gente contará chistes verdes y será políticamente incorrecta, porque tan importante es tener una buena vida como una buena muerte. Así que tu adiós ha de organizarse como una celebración", se justificaba el pasado mes de julio en el Atlántida Film Fest de Mallorca, donde presentó la pieza de videoarte Las siete muertes de Maria Callas, donde protagonizaba otros tantos decesos inspirados en las óperas protagonizadas por la soprano griega.
Aquella obra forma parte de una producción estrenada en la Ópera de Múnich que hasta este sábado está programada en el Liceu de Barcelona. En esta encrucijada entre la ópera, el arte en vivo, la performance y la videocreación, siete sopranos entonan otras tantas arias y Willem Dafoe protagoniza el apartado de video.
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Pregunta. La primera vez que escuchó a Maria Callas tan solo tenía 14 años y desde entonces ha querido rendirle homenaje, ahora que al fin lo ha llevado a cabo, ¿a que le da más importancia, a la idea o a su ejecución?
Respuesta. Este es el proyecto al que le he dedicado más tiempo en mi vida. Más incluso que mi performance en la Gran Muralla china, que me llevó ocho años, o la serie Seven Easy Pieces, que me supuso 12. Esto me ha tomado toda la vida. Primero porque quería hacer algo, pero no sabía qué; después, porque cuando ya decidí que quería rodar una película, pensé en encargarle cada una de las muertes a un director diferente. Surgieron todos estos nombres de realizadores a los que admiro, como Polanski, pero fue imposible hacer coincidir a artistas de tal calibre. Y, de repente, de la nada, hace tres años, el director de la Ópera Estatal de Baviera, Nikolaus Bachler, me propuso dirigir Barba Azul, porque quería que los artistas asumieran la dirección de óperas.
>>Le dije que ese personaje no me importaba una mierda, pero le comenté mi anhelo de dedicarle una obra a Maria Callas donde se representaran las muertes en la ópera, porque como la mayoría de las protagonistas, ella murió por amor. Los aficionados a la ópera son increíblemente estrictos y mis propuestas, demasiado experimentales. Temía que me lanzaran tomates. Sabía que me adentraba en un territorio muy arriesgado, pero si fracasaba, pues fracasaba.
"Los aficionados a la ópera son increíblemente estrictos y mis propuestas, demasiado experimentales"
P. Entre Callas y usted existen muchas similitudes, como sus rasgos faciales, sus dolorosas relaciones con sus madres, sus tumultuosas historias de amor y el signo del zodiaco, Sagitario. ¿Se mira en ella como en un espejo?
R. Es una pregunta muy compleja. Cuando vi la película Maria by Callas (Tom Volf, 2018), me enfadé muchísimo con ella. Se la retrata como una mujer burguesa, de clase media, que solo quería tener hijos y el amor de Onassis, quien no se la merecía. Ella lo dejó todo por él. Y es algo que me parece inaceptable de alguien con una voz así. Si se te ha dado ese don, no es para que te conviertas en musa, sino para compartirlo con la gente. Así es cómo yo veo el mundo. Cuando un mal de amores no me ha dejado comer ni dormir, he comprendido que tenía que seguir trabajando.
>>Desarrollé una de mis mejores piezas, The Artist is Present, en medio del más profundo dolor. En la película no se le escucha una mala palabra contra Jacqueline Kennedy. Yo la hubiera matado. Onassis le dijo que tenía que hacer un viaje de negocios y cuando a la mañana siguiente abrió el periódico en París, en la portada se informaba de su boda con Jackie. Hay un metraje increíble en el que el reportero de la BBC acude al yate Christina O, le pregunta por María y la respuesta de Onassis es: "¿Por qué he de luchar por algo que ya es mío?". Después de aquello, su relación continuó.
>>Ella nunca se liberó de Onassis. Es una historia muy triste, de mucha soledad. Se quedó delgadísima por la falta de sueño y los antidepresivos afectaron a su canto. No quería abandonar su cama. En contraste, con esta propuesta artística he querido darle la vuelta a todo eso y clamar que ella murió, pero no así su voz.
P. Siempre había declarado su aversión hacia el teatro, hasta muy recientemente, en que participó tanto en la ópera de Bob Wilson Vida y muerte de Marina Abramovic en el Teatro Real en 2012. ¿Qué le ha hecho abrazar las artes escénicas?
R. Cuando empecé mi carrera, mi opinión sobre el teatro es que era falso, a diferencia del arte performativo, que es real. Me pasaba como a los críos, que para establecer su propia personalidad, cuando se hacen mayores han de odiar a sus padres. Pero ahora sumo medio siglo de trayectoria y tengo una fuerte identidad forjada en la performance, así que puedo darme este tipo de caprichos.
"Si se te ha dado el don de Maria Callas, no es para que te conviertas en musa, sino para compartirlo con la gente"
P. Willem Dafoe parece tener mucho peso en su cambio de parecer. ¿Cómo la convenció de que la interpretación también puede ser real?
R. Willem me explicó que puedes volcarte tanto en tu personaje que te conviertas en él. Es un actor genial. Me maravilla ver su transformación sobre el escenario. Sobre todo me impactó en su participación en el Teatro Real. Dio vida a un general, a mi padre, a mi hermano, a mi amante... un sinfín de papeles. Era increíble verlo ir transformándose en un personaje tras otro. Para mí, interpretar esas siete muertes en la piel de otros tantos personajes icónicos en la ópera no fue nada fácil. A mí edad hacer el salto en Tosca. Guau...
Por supuesto empleamos tecnología, pero aún así, el acto físico tenía que hacerlo. Y tuve que repetir aquel salto 70 veces para tener la toma definitiva. En Otello, la escena con la serpiente no fue fácil tampoco: aunque haya trabajado con estos animales en mis performances, las de esta película son enormes y literalmente pueden partirte el cuello. Pero estaba determinada a aportar a estas piezas realidad de performance.
P. La Royal Academy of Arts de Londres inaugura en septiembre una exposición retrospectiva dedicada a usted que lleva por título After Life. ¿Eso quiere decir que ya ha muerto en su arte lo suficiente?
R. Absolutamente, no planeo morir, sino vivir después de la muerte (risas). La exposición en el museo se pospuso dos años por el COVID. Va a ser la primera vez en 25 años que una mujer tiene una exhibición en esta gran institución. Eso me ha exigido ser increíblemente buena y fuerte para poder abrirle la puerta a otras mujeres, porque es muy injusto que exista esa separación entre géneros, que las mujeres cobremos históricamente mucho menos y que sean pocas las que sobrevivan en el mundo del arte para ser consideradas en la misma categoría que sus pares masculinos. Por eso odio las exposiciones dedicadas únicamente al arte hecho por mujeres. No deberían crearse guetos femeninos. Hemos de disfrutar de los mismos derechos.
"Es injusto que sean pocas las mujeres que sobrevivan en el mundo del arte para ser consideradas como hombres"
P. ¿Cómo lleva los preparativos de su funeral, ha convencido finalmente a Anohni para interpretar "My Way"?
R. No pudo aguantarse y me la cantó cuando cumplí 70 años. Así que se lo tendré que preguntar a Rosalía o a Arca, que me encantan. Todavía no tengo todos los preparativos ultimados porque mi abuela vivió 100 años.
P. ¿Le asalta la nostalgia cuando repasa su carrera?
R. No soy nada nostálgica. Para mí es importante escuchar a los comisarios, porque en la articulación de una retrospectiva van a hacer un mejor trabajo que el mío. Por una parte, ya no puedo cambiar lo que hice, y por otra, lo hice con todo mi corazón. Así que para mí, lo que importa es lo que traerá el futuro. Solo pienso en lo siguiente. Soy una de esas personas curiosas que quieren probarlo todo. Lo último son los NFT.
P. Su trabajo siempre ha sido una experiencia muy íntima, en la que mantenía una relación muy directa con la audiencia. ¿Piensa que las nuevas tecnológicas le han restado pureza a la vivencia?
R. ¿Sabes qué? En los setenta, mi audiencia era de 10, 20, 30 personas, pero ahora con las redes sociales y las nuevas tecnologías, accedo a ciento de miles, a millones de personas. Hace poco hice una conferencia para la que había que registrarse en internet. Se apuntaron 6.000 personas. Para dar acceso a esa cantidad en la vida real, necesitarías un estudio de baloncesto. Era como un mar de gente. Un 80% no pertenecía a mi generación. El más joven tenía 12 años y el más mayor, 55. Eso quiere decir que internet comunica mi arte a una escala tal que la gente conecta con mis propuestas, y cuando hay posibilidad de verlas en vivo, acude. Así que con internet no estamos perdiendo, sino ganando.
P. Los token no fungibles (NFT) han despertado tanto interés como crítica, aunque imagino que a usted no le afectará después de todos los reproches que ha aguantado en su carrera.
R. (Risas) Lo mismo que sucedía en los años setenta, cuando nadie pensaba que la performance era arte de verdad, está ocurriendo hoy con los NFT. Esta gente es súper joven, tienen 15, 16, 18 años. Es una generación a la que quiero apoyar, porque están enfrentándose a los mismos problemas que yo tuve. Hay que abrir la mente, sorprenderse cada vez, hacer algo nuevo y no repetirse.