Antonio García, el cantante de Arde Bogotá, se apostó con Jota, el batería, 25 euros a que no los nominarían a los Grammy Latinos. Fueron los 25 euros mejor gastados de su vida. El pasado 19 de septiembre la Academia Latina de la Grabación de Estados Unidos anunció las candidaturas y allí estaban ellos, además por partida doble: Mejor Álbum de Rock, por Cowboys de la A3, y Mejor Canción de Rock, por "Los perros". "Estamos muy contentos porque lo entendemos como una ratificación del trabajo que hemos hecho, como si nos dieran una palmada en la espalda, y además es una oportunidad para dar a conocer nuestro trabajo. Yo he conocido a muchas bandas por las nominaciones de los Grammy, ojalá un chaval en México o Argentina descubra nuestra música gracias a esto".
Esta doble nominación supone la confirmación definitiva de que la banda cartagenera es una de las más importantes actualmente en el panorama del indie rock. Un hito más en un vertiginoso ascenso hasta la cima que ha ocurrido en muy poco tiempo, sustentado en solo dos álbumes de larga duración y en un cuidado y potente directo.
Aunque no hay mejor confirmación del éxito que la que otorga el público: en solo cuatro horas se agotaron las entradas para sus tres conciertos consecutivos en la sala La Riviera de Madrid, donde tocarán tres días consecutivos (9, 10 y 11 de noviembre). Antes de eso, este mismo fin de semana harán otra aparición en la capital. Será el domingo en el festival MadBlue, que se celebrará en el Parque del Oeste y en cuyo cartel figuran Love of Lesbian, Efecto Mariposa, Mikel Erentxun, Corizonas, Elefantes y Maika Makovski, entre otros artistas musicales.
El de este domingo será un concierto breve, ya que comparten escenario con muchas otras bandas. "Cuando tenemos una actuación de este tipo, tratamos de generar el mayor impacto posible en el tiempo del que disponemos. Es como correr los cien metros lisos, con el acelerador a fondo, full gas", explica Antonio. En cambio, la triple comparecencia en La Riviera será algo muy distinto. "Lo estoy deseando. Tiene una cosa que me parece muy teatral, como de actor que tiene una temporada en un teatro y su propio camerino al que llega todos los días y luego duerme en su casa. Lo tengo romantizado. Tengo la sensación de que será nuestra casa durante tres días y la gente vendrá a una fiesta en nuestra casa, donde lo tendremos todo bajo control, sin prisas, sin viajes".
La vida en carretera
En octubre de 2021, Arde Bogotá publicó su primer álbum, La noche, con el que se abrieron paso en la escena profesional y en el circuito de festivales. En mayo de 2023 lanzaron el segundo, Cowboys de la A3, que entró directamente al número 3 de las listas de ventas en España, y este verano han seguido confirmándose como una de las bandas de rock con mayor presencia en los numerosos festivales de nuestro país.
Si en la gira del primer disco dieron un centenar de conciertos, en esta todavía no han alcanzado esa cifra (llevan solo cinco meses en la carretera), pero van camino de superarla. "Hemos tocado más o menos dos conciertos a la semana, pero hubo una de agosto en la que llegamos a tener cuatro", afirma García. En su calendario de conciertos, antes de que acabe el año, figuran también la edición ibicenca del Sonorama Ribera (este mismo viernes), Jaén, Benalmádena, Pamplona, Oviedo, Barcelona, Valladolid, Bilbao, Vitoria y Santiago de Compostela.
Reconozcámoslo: pocas bandas de las que ocupan los primeros puestos de ventas y escuchas en plataformas tienen un directo a la altura de sus discos, especialmente en lo que a técnica vocal se refiere. No es el caso de Arde Bogotá. "Para nosotros el directo es fundamental. Mucha gente que hoy nos escucha llegó a nosotros porque alguien la arrastró a un concierto nuestro y dijo "está guay". Es una de las cosas de las que más orgullosos nos sentimos, y a lo que dedicamos más trabajo y tiempo. Nosotros concebimos las canciones para eso, para tocarlas en directo".
La vida en la carretera es, para el cantante de Arde Bogotá, "una parte satisfactoria y entre comillas fácil del trabajo, porque tenemos un equipo muy bueno de gente que lo hace fácil. Yo desconecto el cerebro. Me dicen 'come' y como, 'duerme' y duermo, 'canta' y canto. No tomo decisiones porque ya están todas tomadas, me dedico a estar bien física y mentalmente para hacer mi trabajo. Obviamente hay cosas penosas, como mal dormir, mal comer, madrugar, trasnochar, es un trabajo muy físico en el que tienes que mover trastos, más el propio desgaste de cantar y tocar. Pero ¿en cuántos trabajos del mundo acabas y te aplaude la gente? En el nuestro sí, y eso es un gran aliento".
Fama y responsabilidad
Aunque todavía no han llegado al punto de que todo el mundo les reconozca por la calle ("no somos Aitana, no nos persiguen los paparazis"), el aumento de la fama les ha hecho enfrentarse por primera vez a algo nuevo para ellos: que sus opiniones vertidas aquí o allá tengan una mayor repercusión en internet, con el consiguiente peligro que eso conlleva hoy, y "el contacto con gente a la que no le gusta el proyecto". Es lógico, a mayor repercusión, más odiadores. Pero también, y sobre todo, más seguidores: "Ha crecido mucho la atención positiva hacia nosotros. Eso te añade presión para estar a la altura de lo que la gente merece, ya que invierten su tiempo y su dinero en disfrutar con nosotros del proyecto".
Es curioso que el cantante de Arde Bogotá usa la palabra "proyecto" más que "banda". Tiene un matiz estratégico, denota una visión clara de sus objetivos y del camino a seguir, y quizá por eso han crecido tanto en tan poco tiempo. "Comparándonos con otras bandas, nuestro proyecto tiene como particularidad que nos hemos conocido tocando. Tenemos un respeto casi sagrado a lo que hacemos entre los cuatro, la música es la base de todo y está antes que nuestras relaciones personales".
¿Los Arctic Monkeys españoles?
Todo empezó en 2017. Los otros tres miembros de la banda (Dani Sánchez, guitarra; Pepe Esteban, bajo; José Ángel "Jota" Mercader, batería y percusión) ya llevaban un tiempo tocando y buscaban un vocalista. Un día Dani y Antonio se conocieron y hablaron de sus influencias musicales comunes (el nombre de Arctic Monkeys esculpido en mayúsculas, así como el misterio de que no hubiera ninguna banda equivalente en España) y al día siguiente estaban ensayando juntos en un local. La cosa cuajó y el resto es historia.
Además del cuarteto británico liderado por Alex Turner, entre sus influencias más marcadas ellos siempre citan a Foo Fighters y a Héroes del Silencio. No son menciones gratuitas: en la primera escucha de sus canciones son justo esos tres nombres los que vienen a la mente. En algunos temas emerge la oscuridad épica de Arctic Monkeys, en otros la pegada rítmica de Foo Fighters y su manera de componer melodías, y en casi todos, el enérgico fraseo y el inconfundible engolamiento vocal de Enrique Bunbury.
También es notable, y lógica, la influencia de dos bandas paisanas: Second y Viva Suecia, con quienes comparten habitualmente cartel en los festivales de pop-rock. ¿Es Murcia la nueva Granada? ¿Por qué se ha convertido en una cantera musical? "Lo he analizado mucho y no tengo un diagnóstico claro, pero la respuesta puede estar en que hay sitios para tocar, sitios para ensayar (sobre todo en la ciudad de Murcia, más que en el resto de la región), ha habido festivales y movimientos culturales que se han mantenido en el tiempo y han creado escena, como La Mar de Músicas o el Warm Up, sucesor del SOS 4.8. A los chavales les ha llegado la sensación de que había futuro en la música, que no era imposible, y la prueba era que otras bandas de la zona estaban haciendo carrera. Eso se contagia, y además hay mucho compañerismo. La gente que triunfó fue muy accesible y amables con nosotros, y ojalá nosotros podamos serlo con la gente que está empezando ahora. Es importante que los referentes sean cercanos".
El nombre Arde Bogotá se debe a que fue en la capital colombiana donde Antonio García le enseñó por primera vez a sus amigos la maqueta que había grabado con Dani, Jota y Pepe. "Es un homenaje a la ciudad donde alguien externo a la banda nos dio su apoyo por primera vez y nos dijo que lo que hacíamos estaba bien". Hasta ese momento, "Arde" era la única palabra que tenían clara para el nombre de la banda, porque querían hacer una música incendiaria, no desde el punto de vista revolucionario, pero sí emocional. "Hacemos canciones con mucha intensidad, muy pasionales y con gusto por lo épico. La banda tiene mucha entrega y mucha energía, y eso se ve en el escenario, pero también está presente en los temas. Es nuestra identidad ahora y quizá pecamos de exceso incluso", señala el vocalista y guitarrista secundario del grupo.
De la pandemia al estrellato
En febrero de 2020, un mes antes del comienzo oficial en España de la pandemia de Covid, Arde Bogotá fichó por Sony. En marzo lanzan su primer sencillo con la compañía, "Big Bang", y en junio ve la luz su primer EP, El tiempo y la actitud. Durante el confinamiento la banda empieza a trabajar en su primer LP, La noche. Tiempos extraños pero muy productivos: "Sin la pandemia nos habría salido un disco muy diferente, porque no habríamos tenido la calma y el aislamiento suficiente para hacer un disco que mirara hacia dentro de nosotros, que explorara quiénes éramos y quiénes queríamos ser. Por otra parte, ese disco describe una noche de fiesta. Creo que responde a un anhelo de las cosas que echábamos de menos entonces: las aventuras, salir, socializar, conocer gente, las cosas que te pasan por ahí, buenas y malas. El tiempo de encierro nos hizo romantizar un poco eso y escribir sobre ello".
Este segundo disco, Cowboys de la A3, hace referencia en su título a la autovía del Este que tantas veces han transitado cuando están de gira y, especialmente, Antonio, que vive en Madrid mientras el resto de la banda vive en Cartagena. En invierno el cantante bajaba a su localidad natal todos los fines de semana para "machacar el show" de la gira hasta tenerlo listo.
Se trata de un road album, ya que lo concibieron cuando todavía estaban haciendo la gira del primer disco. "En ese momento empezábamos a descubrir lo que era el trabajo de un músico de gira, estar fuera de casa, trabajar en el ocio de los demás, compartir la música con otras personas", explica el cantante. "Cuando nos ponemos a hacer canciones nos damos cuenta de que estábamos escribiendo sobre las cosas que nos pasaban mientras girábamos, destilaban el feedback que recibíamos en los conciertos y que nos hacían creernos realmente una banda de rock. La gente respondía muy bien a lo energético, a lo pasional y lo grandioso, de modo que esa sensación se retroalimentó y se reflejó en el nuevo disco".
García, que antes trabajaba como abogado, identifica un gran punto de inflexión en su carrera musical: "El día que dejamos nuestros trabajos, cada uno de los cuatro en un momento distinto. Para mí el éxito llegó el día que me desperté por primera vez pensando: me dedico a hacer canciones y cantarlas. Ese era mi sueño y se cumplió".