Proceden de Granada y Sevilla y han juntado su voz y sus dedos para calibrar una trayectoria pareja, a pesar de la diferencia de edad. Estrella Morente, atravesada por el apellido que ha forjado una de las leyendas del arte en España, y Rafael Riqueni, apodado "el Chopin del flamenco", presentaron este martes un espectáculo sobrio, íntimo y a ratos plano que trata de homenajear a sus influencias en esta disciplina con decenas de tentáculos.
Morente y Riqueni tiraron de raíz y talento para ofrecer una hora y media de guitarra y cante sin descanso. Con el escueto nombre de Estrella y Rafael, ambos artistas recorrieron algunos temas del folclore que se repartía por las décadas de los años 20, 30 y 40 del siglo XX. Fue, según calificó la protagonista, un "acontecimiento histórico" que llenó los Teatros del Canal de Madrid con motivo de la SUMA Flamenca, el festival que se celebra estos días.
Sus dotes y su memoria hacia aquellos pioneros del fandango o de la copla ya se había puesto de manifiesto en obras como Desde la cuna por parte de la granaína o en Herencia, álbum del sevillano que le llevó a los Grammy en 2021. Y en esta velada mezclaron ese tributo mutuo hacia sus antepasados dedicándose también entre ellos palabras de cariño y admiración.
Estrella Morente catalogaba a Riqueni de "maestro" y "genio" mientras el guitarrista la bendecía como "la mejor cantaora" que había conocido. Entre halagos, desfilaban temas de Pastora Pavón, esa 'Niña de los Peines' que se codeó con Falla y Lorca, Pepe Marchena o Dolores Jiménez Alcántara, 'La Niña de Puebla'. Rememoraron a estos intérpretes de café en un escenario austero, de luces cálidas y con apenas una mesa como decorado.
La artista vestía un traje de lunares y jugó en contados momentos con un ligero mantón. Él rasgaba el instrumento con la pericia de quien ha superado el fichaje de horas en el oficio. El homenaje a sus ancestros, a sus influjos más medulares, pasó por entonar de arranque la bambera Entre sábanas de Holanda, donde se dice "eres palmera y yo dátil, tú eres zarza y yo me enredo", y siguió con Pregúntale a mi sombrero, de Carmen Amaya.
Continuó el recital con otras de "la Peines", como anunció Estrella Morente. En este caso, la cartagenera De noche y día y el tango No te he dao motivo. Avanzó el repaso con un solo de guitarra emulando a Manuel Serrapí, 'Niño Ricardo', y con una traca final de seguiriyas acompañada por las palmas y los coros de dos cantaores invitados. Quizás la parte más animada y aplaudida, con algún taconeo y baile de la artista, ya levantada.
Bajo el "entusiasmo" y la "emoción" de la compañía en las cuerdas -"un genio del siglo XXI", repitió- y el ambiente se despidió Estrella Morente. Lo hizo con un extracto de María de la O sin micrófono y acercándose a la vereda de las tablas. El adiós al público fue recordando a los ausentes en el Día de los Muertos -otorgándole más espacio a su abuela, a quien señaló simbólicamente observándola en la grada- y bordando Toitas las mares tienen penas de Manolo Caracol.