Con solo ver a Rod Stewart (Londres, 1945) saltar al escenario (poco después de las 21,30 de la noche) nos dimos cuenta que estábamos ante una página (o un capítulo entero) de la música británica reciente. Pertenece Stewart a una época en la que los grandes músicos salían por las esquinas de Londres como champiñones. Es posible que haya sido una de las voces que más ha picoteado por los estilos y las formaciones inglesas de los 60, 70 y 80, ya sea bajo nombres como The Jeff Beck Group, Face (donde coincidió con su clon Ronnie Wood) o The Steampacket.

El que fuera Rod the Mod (¡cuánto ha llovido!) se presentó a la primera cita del Christmas by Starlite con un repertorio que resumió toda su carrera, en el que no faltaron grandes éxitos como Da Ya Think I'm Sexy?, Sailing o Forever Young. Dio espectáculo, y algún que otro tropezón, el bueno de Stewart, y nos dimos cuenta por fin que sus temas nos han acompañado toda la vida. Hizo incluso un guiño a los Face con Stay With Me. Los setenta en una sola canción. Milagroso.

Guardia pretoriana

Antes incluso de poner los pies sobre el gigantesco recinto de IFEMA sonaron gaitas  (siempre ha presumido de sangre escocesa) y nos dejó sin respiración con un tema enlatado de Depeche Mode. Al fin, salió al escenario, cumplidas ya las 21,37 de la noche, con su guardia pretoriana y con sus estampados habituales: sus chaquetas pasaron de la cebra al leopardo con el mismo sigilo que los animales a los que se imitaba. Bueno, es la marca de la casa. 

Sobre su grupo, vimos salir con él a un coro de cinco mujeres que terminaron demostrando que, además y sobre todo, son enormes vocalistas y mejores instrumentistas, a las que si hay que sacarles una pega sería su poco aprecio por las coreografías (el maestro James Brown se hubiese escandalizado). Por lo demás, fueron ovacionadas por su pericia con los violines, el arpa y las variadas cuerdas que exhibieron. Dos guitarristas, un saxo de oro, un bajo y una sólida batería arroparon también a Sir Rod Stewart en temas como Love Train o You're In My Heart.

Y llegó Ricardo III

El público, integrado por vistosos y militantes seguidores del Celtic de Glasgow, se entregó al ver la jugada de su ídolo: dar su mejor repertorio para que el personal disfrutara a placer. Hubo bailes celtas (otro regalo de las cinco diosas que pisaron el escenario) y mucha complicidad entre los músicos. Pero lo que nadie se esperaba es que Stewart recitara a Shakespeare. ¡¡¡Su reino por un caballo!!! No, no nos recordó a Al Pacino pero tiene mucho mérito que lo intentara (con joroba imaginaria incluida).

Rozaban las 23,30 cuando Rod Stewart dio por finalizado el concierto con Sailing. Gorras de marinero para todo el mundo y un amago de decir adiós al primer concierto del Christmas by Starlite. Pero, reconozcámoslo, como estamos en Navidad puso a disposición del que quiso oírlo (algunos ya desde el quicio de la puerta de salida) el tema Merry Christmas, baby, con el que cumplió, en 2012, con el puntual compromiso anglosajón de hacer un álbum sobre estos empalagosos días. Fue oportuno y sirvió para cerrar una gran noche que, esperábamos, estaría cimentada sobre su faceta de 'crooner'.

Nuevo disco

No en vano, tiene a punto de publicar Swing Fever, nuevo disco junto al pianista y presentador Jools Hollad con clásicos del género como Ain't Misbehavin, Frankie And Johnny, Sentimental Journey y Lullaby Of Broadway. El álbum, que se publicará en febrero de 2024, surge de las conversaciones entre ambos músicos y del sueño de Stewart de hacer un álbum con las canciones que eran, en muchos sentidos, "el rock 'n' roll de su época".

“Ya había empezado a hacer un álbum de swing, pero no salió como quería”, ha declarado Stewart. “Era más Frank Sinatra que Louis Prima, digamos. Así que lo cancelé, y luego me di cuenta de que el tipo al que debía recurrir era Jools. Además, nuestro entusiasmo desmedido por las maquetas de trenes nos unió. Así que comenzamos a grabar".

¡Humeante!

A lo largo de aproximadamente una docena de sesiones, la intimidad del espacio de grabación se combinó con la brillantez del cancionero para crear un sonido contagioso. “Tengo que darle crédito a la orquesta de Jools, y especialmente al batería [Gilson Lavis] y el bajo [Dave Swift]", dice Rod. "Gilson es lo más parecido que he escuchado a Charlie Watts, en cuanto a poder hacer un ritmo de fondo correctamente. Una gran banda y Jools con el viejo piano. ¡Humeante! Y su hermano Chris en el Hammond".

"Podría haber grabado esto con un montón de músicos de sesión, pero no habría salido bien", continúa. "Todas esas pistas fueron en vivo. La orquesta las ensayó un par de veces cuando yo no estaba allí, luego entraron e hicieron tres por día, lo cual es  bastante notable. El estudio de Jools es muy pequeño. Está bien para una banda de cinco integrantes, pero éramos dieciocho".

Otros estilos

Las canciones hacen un recorrido por un repertorio predominantemente estadounidense con la excepción de Love Is The Sweetest Thing, del líder de la banda británica Ray Noble, y creado en gran parte en las décadas de 1930 y 1940. Los aspectos más destacados incluyen la recreación de Rod del scat de Louis Prima en Oh Marie, los auténticos bailarines de claqué en vivo en Lullaby Of Broadway, los sabores de ska de la R&B Orchestra y los virtuosos teclados de Jools.

"Para mí, -señala el pianista- Rod puede cantar cualquier cosa. Solo hay un puñado de personas en el mundo que pueden hacerlo. Ray Charles fue otro. Básicamente te presentan una canción, y lo que quiero decir con eso es que cuando la cantaban, no sabías que te gustaba y de repente la escuchas y piensas: 'Realmente me encanta'. Por supuesto, es en parte la canción, pero también es el cantante. Cuando Rod canta una canción, la ilumina".

El recuerdo del rock

Swing Fever también le dio a Stewart la oportunidad de ampliar su alcance expresivo en un dominio que conectaba con el que es más conocido. "Muchas de estas canciones de swing estaban en el límite de la era del rock 'n' roll", dice. "Me encanta el rock y nunca dejé de cantarlo. No me voy a retirar. Pero el rock tiene sus limitaciones”.

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Han pasado más de 20 años desde que Rod Stewart abrió las páginas de la serie Great American Songbook que se extendió a cinco álbumes multiplatino entre 2002 y 2010. Pero si bien existen conexiones, Swing Fever es algo completamente diferente.

"Creo que las canciones pueden provenir aproximadamente de la misma época, pero, por supuesto, esto es diferente", dice. "El Great American Songbook eran casi todo baladas. No había nada de swing ahí. Estaba pensado para tomar una copa después de cenar".

El efecto de la música

Jools resume así el encanto espontáneo de Swing Fever. "No creo que sean los nombres que le pones a la música, sino el efecto que ésta tiene en ti", reflexiona. "El efecto que esta música tiene en mí, y en las personas que la escuchan, consiste en  moverse, en bailar. La música es una expresión de muchas cosas diferentes, y la alegría es una parte importante de su significado. Puedes sentir la alegría en esta música, y en ocasiones también es una alegría irreverente".