Muere Dani Ulecia, bajista de El Columpio Asesino, a los 52 años

El bajista de la banda indie El Columpio Asesino falleció este jueves 29 de febrero a los 52 años de edad, después de una larga enfermedad, según ha confirmado la banda en su cuenta de Instagram.

Ulecia formó parte de la banda El Columpio Asesino desde el año 2011, y aunque sí ha contribuido como productor en el último trabajo de la banda, Ataque celeste sustituyendo a Iñaki de Lucas, no ha formado parte de los conciertos del tour de despedida de la banda, que anunciaba su separación a principios de 2023.

En el comunicado que la banda ha compartido en redes sociales, aseguran que el músico "murió rodeado de familia, amigas, amigos y sus gatos".

"Ayer murió Dani. Rodeado de familia, amigas, amigos y sus gatos. Dani era una persona de pocas palabras y nosotros hoy también. Nos has dado mucho y te vamos a echar de menos cada segundo. Te queremos", añadía la banda.

Además de formar parte de El Columpio Asesino, donde también tocaba el teclado, Ulecia participó en el grupo Catorce de Septiembre, Cantina Bizarro y ha producido trabajos de Amaral o Vetusta Morla.

En las últimas horas, el mundo de la música le ha despedido, entre ellos el grupo Viva Suecia, el festival Sonorama Ribera, Noches del Botánico y el guitarrista de Vetusta Morla, Guillermo Galván.

En la esquela del músico, la familia ha escrito que "de la escala musical se ha ido el sol", mientras que comunicaban que su incineración tendrá lugar el sábado 2 de marzo a las 10.45 horas en el Tanatorio San Fermín de Izarra, en Pamplona.

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Fundado hace 20 años por los hermanos Arizaleta, Albaro y Raúl, El Columpio Asesino fue cogiendo impulso con sus tres primeros discos hasta que Diamantes (Mushroom Pillow, 2011) catapultó al grupo hasta la primera línea del indie en España, arrasando en los Premios de la Música Independiente, colocándolos en los carteles de los principales festivales y obligándoles prolongar durante dos años su gira con una gran acogida en Latinoamérica.

Desde su primer disco homónimo hasta su penúltimo disco, Ballenas muertas en San Sebastián (Mushroom Pillow, 2014), la banda ha transitado paulatinamente desde el punk y el noise, pasando por el krautrock, hasta un pop electrónico difícil de catalogar, con una tendencia cada vez mayor a los sintetizadores.