Acostumbrados a los inconvenientes de los festivales mastodónticos como Mad Cool, qué gusto daba este jueves caminar de un escenario a otro en un minuto y no tener que elegir entre bandas debido a los solapamientos de horarios. Kalorama Madrid, que debutó en su primera edición con una amenaza de lluvia que al final respetó al respetable salvo unos pocos minutos, es un festival manejable, de andar por casa, aunque se celebre en ese no-lugar que es el parking de un recinto de ferias y congresos.

La organización, impecable salvo por un déficit de volumen que se notó en algunos conciertos. El cartel, de mucha altura, aunque no está concebido para un público masivo y eso se notaba a simple vista, a falta de datos oficiales sobre la venta de entradas. A las 17:10, cuando empezó la primera banda, no más de 300 asistentes pululaban por el aparcamiento A1 de Ifema donde se ubicaba el escenario principal.

El honor de descorchar la primera edición de Kalorama Madrid (el festival gemelo de su homónimo lisboeta surgido de la cancelación de Cala Mijas) fue para English Teacher, una banda de Leeds que ayer tocó por primera vez en España. Gran técnica y muy buenas melodías a cargo de su vocalista, Lily Fontaine, que se declaró muy feliz por actuar en nuestro país y muy fan de LCD Soundsystem, los cabezas de cartel de la noche.

English Teacher en Kalorama Madrid. Foto: Kalorama

El cielo aún estaba encapotado pero se abrían claros y el calor apretaba. Muchos de los que habían llevado el chubasquero por si acaso se arrepentían de tener que acarrear con él toda la jornada posiblemente en balde.

A las 17:45 Joe Goddard, en el escenario dos y con el sol de cara, sudó de lo lindo para animar la tarde con una sucesión de temazos electrónicos que ejecutó con su portátil y varios secuenciadores y sintetizadores. El líder de Hot Chip pinchó temas de su último disco en solitario, Harmonics, y también de sus otros proyectos como The 2 Bears y Hard Feelings. Con la misma puntualidad con la que empezó, tras el último cañonazo se despidió con un “Gracias, Madrid. Es muy calor aquí”.

Nation of Language, este jueves en Kalorama Madrid. Foto: Sharon López

Llegó el turno entonces de Nation of Language. El público se dividía entre los melómanos muy cafeteros que ya conocían a la banda y los que se toparon con un muy grato descubrimiento. Con una estética muy hípster, con gafas, bigote y camiseta metida por dentro del pantalón de pinza, el cantante de esta banda de post-punk con claras reminiscencias de New Order no dejó de moverse por el escenario al tiempo que hacía gala de una gran voz. Mientras tanto, en la pequeña carpa electrónica, el colectivo de música electrónica africana Zsongo Club ponía las caderas a moverse con su selección de afrobeat, afrotrap y amapiano.

A las 19:40 (todas las actuaciones empezaron con puntualidad británica, salvo los diez minutos de cortesía de la primera por un pequeño problema de sonido), los componentes del dúo The Kills demostraron que podían llenar con su presencia y su música un gran escenario. Jamie Hince lanzaba con el pie las bases pregrabadas y afilaba la tarde con sus guitarrazos garajeros, mientras Alison Mosshart hacia lo propio con sus cuerdas vocales y agitaba la melena platino, ataviada con camisa de flores sobre una camiseta negra en la que se leía “Suck my dick”. Después de tocar lo más granado de su repertorio, pusieron el broche a su actuación con la mítica “Future Starts Slow”, con ese sencillísimo e insuperable riff de guitarra de apenas dos notas que más de una década después sigue sonando tan rebelde como el primer día.

Death Cab for Cutie en Kalorama Madrid. Foto: Sergio Albert

En Kalorama hizo también parada la gira especial de las bandas hermanas Death Cab For Cutie y The Postal Service por el 20.º aniversario de sus álbumes emblemáticos, Transatlanticism y Give Up. El frontman de ambas, Ben Gibbard, alternó atuendos negro y blanco para tocar ambos. Primero, el indie rock; después, la indietrónica. Una actuación doble correcta, irreprochable, pero algo lánguida, que solo animó un poco al público cuando sonó una de las mejores canciones del siglo XXI, su archiconocida (¿alguien conoce alguna más de la banda, en realidad?) “Such Great Heights”.

Después no hubo tiempo para llorar la ausencia de The Smile, la banda paralela de Radiohead liderada por Thom Yorke y Jonny Greenwood, que se cayó del cartel a principios del verano por enfermedad de este último. No hubo tiempo porque su hueco lo llenó, en las antípodas estilísticas, el house sensual y de baile contagioso de Folamour, alias del francés Bruno Boumendil. Hacia el final de su actuación cayó un fugaz chaparrón que el público recibió con jolgorio.

El ambiente estaba servido, ya con el máximo nivel de afluencia de público de la jornada, para recibir al rey de la noche, el ínclito James Murphy capitaneando LCD Soundsystem. La mayoría del público estaba allí un 29 de agosto para verlos expresamente a ellos, que no se prodigan mucho por España.

Una gran bola de espejos colgando del techo del escenario y ocho musicazos sincronizados como un único cerebro para servir un concierto memorable, cargado de todas esas canciones larguísimas y perfectas que van creciendo y creciendo hasta estallar en tu cara.

Concierto de LCD Soundsystem en Kalorama Madrid. Foto: Sharon López

La cosa empezó fuerte con “You Wanted a Hit” y ya no bajó de ahí. Los momentos de absoluta euforia llegaron con “I Can Change”, “Dance Yourself Clean” y, por supuesto, “Daft Punk Is Playing at My House”, el mejor homenaje de la historia de una banda a otra. Tras el baladón “New York I Love You, But You’re Bringing Me Down” (lo mismo podríamos decirle a Madrid en plena depresión posvacacional), la noche culminó con “All My Friends”, dejándonos a todos con ganas de más.

Este viernes, turno para The Prodigy, Raye, Gossip, Overmono, Soulwax, Yard Act, Yves Tumor, Colectivo Da Silva, Tristán! y Judeline, que se suma al cartel en sustitución de última hora de Fever Ray.