La directora de orquesta Alondra  de la Parra. Foto: Marco Marcovich

La directora de orquesta Alondra de la Parra. Foto: Marco Marcovich

Música

Alondra de la Parra, directora de orquesta: “Mi trabajo es hacer brillar a los músicos”

Tras haber subido al podio de un centenar de formaciones, la mexicana asume este mes las direcciones musical y artística de la Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid.

18 septiembre, 2024 02:20

Las cosas le van bien a Alondra de la Parra (Nueva York, 1980). Tras sonar como favorita para relevar a David Afkham –que finalizaba su vinculación con la OCNE en agosto de 2024 pero aceptó ampliarla dos temporadas más–, ahora asume una posición estable en la capital como titular de la Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid.

A sus 43 años ha dirigido un centenar de orquestas –invitada entre otras por la Orquesta Sinfonica de Milán– y varios proyectos, como la Orquesta Filarmónica de las Américas, que fundó a los 24 años y que entre 2004 y 2011 permitió a jóvenes latinoamericanos mostrar su talento; el Festival Paax GNP, que aúna música y danza en el Caribe mexicano y va por su tercera edición; o The Silence of Sound, una performance multidisciplinar que protagoniza junto a Chula The Clown y que ya ha podido disfrutarse en Navarra.

Embajadora Cultural de México, la directora todavía no se ha subido al podio de la agrupación madrileña, pero cuenta con el apoyo de su gerente, María Antonia Rodríguez, que ha destacado de ella “su excelencia y gran experiencia artística”, así como “su poder de liderazgo” y “su especial conexión con el público”.

Este mes toma el relevo de Marzena Diakun como la única mujer al frente de una orquesta española, con la experiencia de haber compaginado la crianza de sus dos hijos con la titularidad de la Queensland Symphony Orchestra, la primera orquesta australiana en manos femeninas.

Tras explorar el género operístico en el Liceu, celebrar el 40 aniversario del Festival de Música de Canarias al frente de la Orquesta Sonfónica de Tenerife y estrenar en Europa la primera sinfonía de Arturo Márquez –que encargó para su festival–, la artista mexicana habla con El Cultural sobre los retos de su nuevo cargo.

"Tengo proyectos que van desde lo educativo hasta conciertos al más alto nivel, incluyendo hacer cosas para ampliar las audiencias"

Pregunta. Los últimos años ha mantenido una estrecha relación con España, ¿Cómo se siente ahora que esa relación se afianza?

Respuesta. Desde la primera vez que me presenté con la Orquesta Nacional de España y con otras como la Sinfónica de Galicia o la de Barcelona, he sentido como si fuera de aquí. Hay una sensación muy familiar en la manera de ser de la gente, y eso me encanta.

El año pasado estuve dirigiendo Turandot en el Liceu de Barcelona y pude vivir allí, y me encantó España. Me da muchísimo gusto que Madrid se vaya a convertir en mi ciudad, es un lugar en plena ebullición y un punto de conexión muy interesante entre Europa y Latinoamérica.

P. Cuando tenía 14 años “parecía que había que ser alemán y tener pelo blanco para ser director de orquesta”. ¿Qué le hizo lanzarse?

R. Siempre tuve una curiosidad desbordante por el repertorio sinfónico, sobre todo por la música de principios del siglo XX: Shostakóvich, Stravinski, Ravel, Bartók... Tenía buen oído y me daba cuenta de qué se podía mejorar, y me venían ganas de corregir y concertar, de juntar y organizar los sonidos. Cuando veía a quienes lo hacían, pensaba: “¿Cómo puedo lograrlo yo?”.

»Pero una vez dejé abierta esa pregunta todo lo demás cobró sentido, porque dentro de mí ya lo tenía, en mi oído, en mi mente y en lo que yo entendía que podía aprender. Era algo lejano y ambicioso, pero en ningún momento sentí que no pudiera dirigir.

Alondra de la Parra. Foto: Marco Marcovich

Alondra de la Parra. Foto: Marco Marcovich

P. ¿Está de acuerdo con su mentor, Kenneth Kiesler, en que “la verdadera respuesta visceral se produce cuando un director de orquesta es el canal, no la fuente”?

R. Por supuesto, Kiesler ha sido una gran influencia para mí, es alguien a quien le tengo mucho agradecimiento, gracias a él entendí la dirección de orquesta desde un punto de vista muy sano. Desde el principio me dejó claro que esta es una profesión de servicio: mi trabajo es hacer brillar a los músicos.

»Y esa idea de Kiesler contribuye a esa filosofía, porque un director de orquesta es como un cable de electricidad: es un conducto, solamente cuando la fuente, que son la partitura y el compositor, pasa dentro de mí –de mi mente, mi reflexión, mi cuerpo, mis gestos–, y se comparte con los músicos, que siguen el sonido, y el receptor final, que es el público, sirvo de hilo conductor.

P. Ha trabajado en todos los aspectos del ámbito orquestal. Eso le ha tenido que dar una visión muy completa de lo que supone dirigir una orquesta…

R. Sin duda, he pasado por todas las labores de todas las personas con las que trabajo, desde poner atriles, sillas, luces, vender boletos, diseñar programas, hacer estrategias de marketing, diseñar pósters, ser bibliotecaria, poner los arcos, fotocopiar partituras… he hecho de todo. Y por supuesto recaudar fondos, gestionar. Eso me ayuda muchísimo, es muy importante que los músicos tengamos esa visión panorámica.

"Me encantaría ver una ORCAM que gire, en Europa y en el resto del mundo, crear una vinculación importante con Latinoamérica, grabar discos…"

P. Hace unos años su nombre sonó como posible sustituta de David Afkham al frente de la OCNE. ¿En qué momento redirige su camino hacia la ORCAM?

R. María Antonia Rodríguez, con quien ya había trabajado en la Orquesta de Navarra y con quien había llevado allí The Silence of Sound, me llamó el año pasado y me planteó la posibilidad de trabajar con la ORCAM. Cuando conocí las diferentes agrupaciones y actividades que tiene, me encantó, porque yo también tengo proyectos e inquietudes que van desde lo educativo hasta el más alto nivel, incluyendo impulsar iniciativas para la gente y para ampliar audiencias. Va a ser una buena alianza.

P. ¿Qué tiene proyectado para la ORCAM?

R. Este año celebramos los 40 años del coro con una gama muy variada de directores y solistas, tocamos una de las obras que más me gusta, Dafnis y Cloe, de Ravel, y la Segunda de Mahler, con la que terminamos la temporada. Lo primero es conocer bien a la orquesta, sus necesidades, sus capacidades y también sus debilidades, para ver cómo crecer juntos. Eso es lo que me gusta de asumir una dirección titular, que toca hacer equipo.

»También es importante que Madrid sepa que esta es su orquesta y que se trata de compartir música, de soñar con la música, de crecer con la música. Y, por supuesto, me encantaría ver una ORCAM que gire, en Europa y en el resto del mundo, crear una vinculación importante con Latinoamérica, grabar discos… Ideas sobran, solo necesito llegar, conocer a la ORCAM desde dentro y empezar a tejer.

Alondra de la Parra. Foto: Marco Marcovich

Alondra de la Parra. Foto: Marco Marcovich

P. Sustituye a Marzena Diakun sin haber estado antes al frente de la ORCAM. ¿No habría preferido dirigirla antes de asumir su titularidad?

R. Sí, me hubiera encantado [se ríe], pero a veces las cosas no suceden como uno quiere y hay que estar contento con lo que uno tiene. Tuve la oportunidad de escuchar la orquesta, para mí eso era muy importante, y estoy segura de que va a funcionar. A veces hay que confiar.

P. ¿Qué repertorio le gustaría hacer valer? ¿Sigue siendo necesario reservarle un lugar a la música española, latinoamericana, de mujeres?

R. Por supuesto, solo que yo no lo veo como algo tan categorizado. Más bien busco buena música, buenos artistas y que haya diversidad. Pero no creo en rellenar casillas. Nunca me he visto como una mujer directora, soy mujer y me encanta serlo, pero el repertorio no lo elijo así, pienso sólo en términos musicales.

P. Y, sin embargo, según indica un estudio de la Asociación Mujeres en la Música del 2019-20 solo un 33 % de los músicos profesionales de las orquestas españolas son mujeres. Y los porcentajes son menores en los puestos de liderazgo. Ahora mismo, usted es la única directora titular de una orquesta española. ¿Por qué es así?

R. Que el mundo tiene que cambiar es un hecho. Yo contribuiré a eso, siempre. Pero cuando programo no pienso en cuotas, pienso en habilidades, en capacidades, en magia. Aunque sin duda a nivel educativo hay que encontrar a esas jóvenes artistas y darles herramientas para que se sientan libres y apoyadas. Es una profesión muy dura, aunque ahora las cosas están cambiando. Con Armonía Social ayudo a niños y niñas a desarrollarse, es algo que siempre soñé.

"Busco buena música, buenos artistas y que haya diversidad. Pero no creo en rellenar casillas. Nunca me he visto como una mujer directora"

P. ¿Haber crecido en Ciudad de México ha influido en su implicación en proyectos como este?

R. Por supuesto, si creces en un país en el que hay tanta necesidad te sale querer mejorar tu entorno. En Armonía Social ya son 150 niños a los que damos clases de instrumento y práctica orquestal, y su trabajo culmina en el Festival Paax GNP, en el que tocan codo con codo con los músicos. Es muy bonito ver lo que una orquesta puede hacer y cómo puede cambiarles la vida. Les enseña a trabajar en equipo, a ser disciplinados, generosos... Y todo su entorno se siente involucrado, es un efecto en cadena.

P. Acaba de dirigir con la Sinfónica de Galicia el estreno en Europa de Las peras del olmo. ¿Cómo ha sido trabajar con Arturo Márquez?

R. Márquez fue el primer compositor al que encargué una obra para el Festival Paax. Ha puesto en alto el nombre de México. Aunque nos conocíamos un poco, durante la pandemia hablamos por videollamada y nos hicimos amigos. Nunca había escrito una sinfonía y yo le pedí que dedicara cada movimiento a un solista.

»Las peras del olmo se inspira en los temas urgentes de la actualidad: el cambio climático, la igualdad de género, la migración, la empatía… Se estrenó en el festival y ahora acabamos de sacar la grabación con Sony.

P. ¿Cómo situaría este momento de su carrera?

R. Como un momento emocionante. Dirigir la ORCAM en el Auditorio Nacional y llevar a los Teatros del Canal The Silence of Sound, que es como mi tercer hijo, me emociona especialmente. Y La del manojo de rosas será mi primera zarzuela: me apetece mucho entrar en ese género.