El futuro de las orquestas, un laberinto tras la pandemia
La Asociación Española de Orquestas, apoyada por la Fundación BBVA, vislumbra en seminarios 'online' cómo sera la vuelta a la actividad
7 mayo, 2020 10:59La Asociación Española de Orquestas Sinfónicas (AEOS) ha puesto en marcha junto con el Global Leaders Program –un programa educativo para emprendedores artísticos que lideran nueve universidades, entre ellas las de Harvard, Georgetown y Duke– y con la colaboración de la Fundación BBVA, una iniciativa global para analizar la situación en que se encuentra el sector en todo el mundo: (Re) establecer los escenarios: Orquestas y Auditorios en un mundo Post-Covid. A través de cuatro seminarios online gratuitos con participación de especialistas de países como Suecia, Estados Unidos, Reino Unido, el territorio autónomo de Hong Kong o Australia, revisarán el futuro inmediato y a más largo plazo de este tipo de formaciones, caracterizadas por su elevado número de integrantes, lo que dificulta especialmente el retorno a la actividad. La higiene, los nuevos formatos o la comunicación tras la crisis serán los temas protagonistas en cada una de las sesiones.
“Al principio de la crisis (de la COVID-19), las cancelaciones o aplazamientos de conciertos nos suponían una ansiedad tremenda, ahora nos parecen algo normal”. La presidenta de la Asociación Española de Orquestas Sinfónicas, Ana Mateo, relata un pasado muy reciente e intenso. Han tenido que tomar decisiones muy drásticas en muy poco tiempo: “A nosotros las sucesivas confirmaciones del estado de alarma nos llegan tarde para poder reaccionar, los plazos que manejamos en la música clásica son mucho mayores. Incluso programaciones de un futuro cercano que se podrían salvar no se pueden recuperar porque incluyen a personas como solistas o directores que iban a viajar para colaborar con nosotros y que no pueden hacerlo”
La situación en que se encuentra cada orquesta (la AEOS la integran 35 orquestas sinfónicas de España y Portugal) varía mucho en función de varios factores: “Las que somos públicas- detalla Mateo, también gerente de la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias, de titularidad pública- tenemos una cierta serenidad, en lo que se refiere al empleo, aunque también estamos preocupadas porque no podemos hacer nuestro trabajo, no podemos mantener nuestra función y eso nos preocupa. También porque los recortes siempre han afectado a la Cultura y vemos con un cierto temor que eso nos pueda afectar y que nuestra actividad se pueda volver a ver mermada, como ya se vio en la crisis de 2008”. Las orquestas privadas, por su parte, están más impactadas ante la situación actual: dos de ellas se encuentran en ERTE porque la falta de actividad les impide mantener a los trabajadores.
Preocupa mucho más la vuelta a las orquestas que suelen interpretar en foso: “Porque mantener las distancias en un escenario es muy difícil, pero en un foso es imposible. Y estamos viendo de qué forma podemos volver abrir los teatros y que la gente vuelva a escucharnos sin miedo”, detalla Mateo. Para ese retorno a la interpretación en vivo, es fundamental otra variable: si la orquesta gestiona su propio espacio de interpretación. “Las orquestas que no tenemos sala propia dependemos de las medidas que tome el auditorio en que trabajamos, mientras que las que sí la tienen, serán probablemente las primeras que puedan ponerse a funcionar”.
Nuevos formatos
Lo que tiene claro la presidenta de AEOS es que “todas empezaremos con formato pequeño y rotando plantillas. Con grupos de cámara. Y a partir de ahí, ir creciendo hasta llegar a la orquesta sinfónica en su totalidad. De momento sin público, por supuesto”. Y en el futuro más inmediato, con reducciones: un tercio o la mitad del aforo máximo. Eso les va a obligar a afrontar un cambio que no habían sido capaces de gestionar hasta el momento y que Mateo ve con optimismo: “Esta crisis nos lleva a replantearnos lo que estamos haciendo porque no vamos a poder volver mañana al formato de siempre. Es una oportunidad de cambio. Si empezamos con aperturas de hasta cincuenta personas, vamos a tener que plantearnos nuevas formas de concierto. Algo sobre lo que hemos reflexionado tantas veces (en las últimas jornadas mundiales, por ejemplo), ahora lo tenemos delante de nosotros. Tendremos que ir reaccionando sin perder la esencia de lo que somos: no grupos de cámara, sino orquestas sinfónicas, y ese es el repertorio al que nos debemos. Pero sin duda a través de nuevos formatos”.
Uno de esos nuevos modos de interpretación será online: “En torno a esta cuestión hay dos reflexiones que nos hacemos: por un lado, ese fenómeno que estamos viendo de la cultura gratuita en redes tiene una doble cara, y es el elevado coste que tiene... cuando algo se ofrece gratis parece que no tiene valor. Lo ideal para Mateo sería un escenario en que el público pueda abonar una cantidad -hay varias opciones, como el pago directo, colaborativo o por donaciones- “aunque no es sencillo”, asegura. “Por ejemplo, la Filarmónica de Berlín mantiene abierto su digital concert hall con todos los contenidos gratuitos. En algún momento habrá que volverlo a cerrar y a volver a pagar por ello. Ahora mismo no, pero sí en un futuro y es una cuestión que hay que plantear”.
Para Ana Mateo, la otra gran cuestión en cuanto a la interpretación telemática es “la de las ‘presencias reales’ que diría Steiner, el concierto en vivo, lo que se respira en la sala, que en una pantalla o en un digital no lo tienes”. Además, existe un impedimento adicional: hay una gran cantidad de público habitual de la música clásica en directo que no tiene un manejo avanzado de las nuevas tecnologías, por lo que estos contenidos en línea quedan fuera de su alcance. “Aquí cobran relevancia las televisiones públicas -subraya Mateo- por ejemplo de cada autonomía, que deben hacer un trabajo de difusión para que la cultura llegue a más gente, especialmente al público de mayor edad. Estamos en conversaciones con las televisiones para conseguir que se puedan retransmitir nuestras interpretaciones. Es esencial que hagan ese esfuerzo. Personalmente creo que es una obligación de las televisiones públicas el invertir ahora mismo en cultura, que afortunadamente se ha mostrado como un bien esencial, durante esta crisis el consumo ha sido muy alto. Cultura y educación se nutren la una de la otra, ambas son fundamentales y han de estar garantizadas”.
Y hay una gran cantidad de posibilidades que habrá que valorar. “Pueden ser conciertos online, puede ser el considerar la orquesta como un grupo muchísimo más flexible, que puede ser más grande o más pequeño, dividirla en satélites. Hay otra manera que es hacer conciertos más cortos pero más pases… Hay varias fórmulas que ahora estamos todos explorando”. Mateo repasa algunas de ellas, pero muchas más aparecerán a lo largo de las sesiones que componen (Re)establecer los escenarios: Orquestas y Auditorios en un mundo Post-Covid, las jornadas online que la AEOS ha puesto en marcha junto con el Global Leader Program y que cuentan con la colaboración de la Fundación BBVA.
La AEOS lleva siete semanas de confinamiento reflexionando y debatiendo en torno a estas ideas junto a sus homólogas de todo el mundo -como la Association of British Orchestras, la Association Francaise des Orchestres, la League of American Orchestrast y entre las integrantes del foro europeo, European Orchestras Forum. Hasta que el Global Leader Program se interesó por todo ese conocimiento sobre el futuro del sector. “Les interesó mostrar este trabajo y estas conversaciones de manera pública y abrirlo, sacarlo fuera del mundo de las orquestas y ponerlo a disposición de un público más general. Nos pareció muy interesante”.
Serán cuatro conferencias, todos los jueves del mes de mayo, en las que “primero vamos a valorar la situación global y después a tratar las tres grandes incógnitas que tenemos a la vuelta de la esquina: una es la seguridad y la higiene una vez pasada la pandemia; otra las nuevas formas de conciertos; y por último cómo vamos a comunicar al público que es seguro venir a vernos, el modo en que va a volver el público a llenar las salas”.
Para ello contarán con
especialistas de diferentes países, en situaciones particulares y
diferenciadas: Hong Kong, Australia, Suecia, Colombia, Reino Unido… “Suecia es
un caso particularmente interesante, pues no han tenido el confinamiento y han
podido mantener reuniones de hasta 50 personas y no han parado la actividad en
las orquestas. Hong Kong también lo es, porque nos lleva una ventaja de meses.
El objetivo es ver cómo estamos reaccionando cada uno en los distintos países,
pues se trata de un problema global”.
Seguridad e higiene, claves
“Estamos trabajando mucho en seguridad e higiene, estudiando y analizando las posibles medidas. Por ejemplo, estamos viendo cómo funciona un instrumento de viento, si puede proyectar el virus cuando el intérprete sopla. Aún no tenemos conclusiones definitivas, pero todo apunta a que a pesar de la presión, el aire que sale por el instrumento no tiene tanta fuerza y va al suelo, pero en todo caso hay que proteger lo que hay alrededor, otros intérpretes, cantantes...”.
Para el retorno del público, hay que hacer, pues, mucho trabajo de comunicación y transparencia: “hay que quitar miedos, hay que concienciar y hay que esperar a que la ciencia y la investigación avancen. Hasta que haya una vacuna o hasta que haya un cierto porcentaje de la población contagiada y haya una cierta inmunización de rebaño, hasta entonces, ese miedo va a tardar en irse… Nos queda un camino muy largo, pero lo recorreremos”.
Mateo es consciente de que la situación es compleja y será larga, pero mantiene su optimismo: “Vamos a tardar en volver a ver una gran sinfonía con cientos de intérpretes en el escenario. Ojalá en otoño o en diciembre pudiéramos estar de vuelta en las salas con una gran sinfonía. Nosotros -la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias- mantenemos la programación del otoño tal y como la teníamos diseñada, pero esperaremos a ver cómo evoluciona la situación. Yo soy positiva. Si pensamos en cómo estábamos hace un siglo, con la Gran Guerra, la II Guerra Mundial, la Guerra Civil en España… y las orquestas y la cultura sobrevivieron y siguieron adelante. Saldremos adelante, sin duda”.