Como tantas otras artes, la música clásica vive confinada en un gueto desde hace varios siglos. Elitismo, erudición, inmovilismo o riqueza son algunas de las brumas que rodean a esta disciplina. Espectáculos como Maestrissimo, Pagagnini 2 (una sátira que fusiona el concierto de cámara con la comedia y que puede verse en la Sala Roja de los Teatros del Canal hasta el 6 de septiembre ) logran disipar todos estos clichés consiguiendo, además, restar solemnidad al asunto. “Nuestra intención era acercar este tipo de música al gran público. La obra versa sobre el talento. Sin que el espectador sea muy consciente de ello, explicamos qué es un cuarteto de cuerda, cuáles son sus instrumentos y para qué se utilizaba. Creo que la mejor forma de aprender algo es a través de la risa”, apunta Juan Ramos, socio de la compañía Yllana y uno de los directores artísticos del show.
Con una estética preciosista en la que los personajes se mimetizan con sus instrumentos y abordando temas relacionados con la ética, la creación, la originalidad y el valor del arte en la sociedad, la obra narra las peripecias de un cuarteto de cuerda que vive en un periodo indeterminado entre los siglos XVII y XVIII (Barroco y Neoclasicismo). Un músico sin contactos, pero con un talento descomunal, intentará abrirse camino en el mundillo y alcanzar el título de maestrissimo. “No ha sido fácil. El precedente más directo de este espectáculo es Pagagnini, uno de los grandes éxitos de Yllana que ha girado durante 13 años por más de 50 países. No queríamos parecernos en nada. Hemos escapado de su proceso creativo tanto a nivel de propuesta escénica como de argumento o iluminación. No es una segunda parte al uso”, aclara David Ottone, codirector del proyecto.
De la mano de los violinistas Eduardo Ortega, Isaac M. Pulet, Jorge Guillén y del chelista Jorge Fournadjiev (todos ellos con una dilatada experiencia en el sector) durante la hora y media que dura la función, el espectador no solo podrá recrearse con grandes piezas de Vivaldi, Bach, Beethoven, Sarasate, Pagagnini o Mozart, sino que disfrutará con versiones de temas de Metallica, The Police, John Williams o The Beatles llegando, incluso, a escuchar un minueto basado en un politono telefónico. “Parece increíble pero la música es totalmente en directo. Lejos de permanecer estáticos centrados en su instrumento, los intérpretes rompen con los cánones habituales y no paran de moverse realizando numerosas coreografías. Esto requiere de un nivel y una técnicas muy altos”, continúa Ramos.
Tras recoger el premio Max al Mejor Musical 2019 por The Opera locos, la compañía de humor gestual Yllana repasa los momentos cumbres de la historia de la música en su nueva creación. "Es un show muy divertido acompañado de un repertorio espectacular, va a enganchar a la gente. Además, independientemente de la edad que tengas o de los gustos musicales, el público va a salir del teatro queriendo escuchar música, queriendo repetir el espectáculo y, lo que es también importante, queriendo ir a más conciertos", destaca Jorge Guillén, uno de los actores.
Ecléctica y rupturista, la obra es un soplo de aire fresco dentro de las representaciones de música clásica. De una forma chispeante y perspicaz, Maestrissimo, Pagagnini 2 tiende puentes con el público y libera a este arte de sus férreos corsés.