Como prolegómeno de la inauguración de la temporada con La Cenerentola el día 23 de septiembre, el Teatro Real anuncia un recital de esos que atraen a un público ávido de escuchar buenas voces. Lo es sin duda las del tenor Juan Diego Flórez, que no es la primera vez que actúa en el escenario de la Plaza de Oriente. Netrebko, por ejemplo, lo ha hecho hace relativamente poco en un par de representaciones de Tosca.
El tenor peruano regresa, el día 12, con su fiel Vincenzo Scalera al piano, para ofrecer un programa en el que no faltan novedades; como lo son los tres lieder de Schubert: An Sylvia, An die Musik y Serenade, de los más célebres del compositor vienés, que hasta ahora no eran frecuentados por el artista. La clara y templada voz, tan sabia y naturalmente emitida, tan campaneante en los agudos, podrá mostrar aquí su flexibilidad y su acoplamiento al género. Enseguida entrará en terreno más habitual con tres muy hermosas canciones de Bellini: Malinconia, Per pietà, bell'idol mio y La ricordanza, donde su timbre plateado y su cincelado fraseo podrán lucirse.
Nos metemos ya en la parcela operística, con Rossini como mascarón de proa: Deh’ Tu m’assisti amore de Il Signor Bruschino y La speranza più soave de Semiramide. Dos muy bellas arias en las que Flórez es hoy impar. La segunda parte se inaugura con tres conocidas melodías de Tosti: Sogno, Seconda mattinata y Aprile, en las que el tenor dejará oír su canto cadencioso.
Y desembarcamos en Donizetti con la difícil aria Inosservato penetrava… Angelo casto e Bel de Il Duca d’Alba. Enseguida Verdi, con una página rara: Je veux encore entendre ta voix de Jerusalem (ya se sabe: segunda versión, en francés, de I lombardi alla prima crociata de 1843). Para cerrar, otra página infrecuente: el aria Torna ai felici di de Le Villi de un joven Puccini. En medio del recital Scalera tocará a solo Dans sibérienne, nº 12 de Pecados de vejez de Rossini, y Largo e tema en Fa menor de Bellini. Una velada que promete.