Visiones para el año Bach
Este año Bach es propicio no sólo a la aparición de nuevas grabaciones de sus obras, sino también a la reedición de las ya existentes que, presentadas en compilaciones, resultan atractivas para el comprador ávido de hacerse con cuanto en el mercado hay del músico de Eisenach.
Virgin nos ofrece en esta primera entrega de sus reediciones cuatro álbumes de cuatro discos cada uno que recogen la integral del Clave bien temperado, los Conciertos para clave, los Conciertos de Brandemburgo y las Suites orquestales, y seis Cantatas junto con las Misas breves, obras estas últimas que datan, a excepción de la Cantata BWV 131, de los primeros años de Leipzig.
La interpretación de los Brandemburgo y las Suites orquestales corre a cargo de Andrew Parrott y, respectivamente, los Taverner Players y la Orquesta del Festival de Música Antigua de Boston. La visión del director inglés es ligera y, en principio, no tan acelerada como suelen ser las de sus colegas británicos. Es música por todos conocida, de fácil escucha, a pesar de algunos pequeños problemas de afinación en los metales, y nos devuelve a la época más florida del movimiento barroco en Inglaterra.
Las seis cantatas y las misas luteranas son todo lo que Philippe Herreweghe grabara para Virgin al frente del Collegium Vocale Gent. Espléndidas interpretaciones de una música bellísima que nos devuelven, no sin cierta nostalgia, al tiempo en que los solistas habituales del director belga eran cantantes tan especiales como Agnès Mellon, Gérard Lesne o Howard Crook.
Los dos restantes tienen al holandés Bob van Asperen como protagonista indiscutible. El primero, la integral de los preludios y fugas que componen el Clave bien temperado, nos lo ofrece en solitario en una excelente versión de esta obra magna. El segundo, los Conciertos para clave, junto a intérpretes como Gustav Leonhardt, Berhard Klapprott o François Fernandez. Casi nada.