Este es el tercer volumen de la serie emprendida por EMI para recuperar en disco compacto grabaciones de los cantantes míticos del siglo XX desde el inicio del gramófono. El segundo volumen terminó en 1925, año en que prácticamente casi todos los nombres míticos ya habían grabado y, por tanto, ya estaban recogidos. Sabido es que siempre se ha considerado que el nivel canoro descendió en el período de entreguerras; sin embargo, hubo una gran cantidad de voces centradas en repertorios interesantes que no han llegado a nosotros, permaneciendo sus nombres ignorados a pesar de tener una calidad evidente. Entre ellos figuran la soprano ligera Adele Kerns o el tenor español Tino Folgar, que alternó ópera y zarzuela y llegó a grabar un Rigoletto completo con la soprano Lina Pagliughi -cuya voz también queda recogida-, pero del que hoy muy pocos se acuerdan.
Pero no sólo nombres olvidados a recuperar, sino otros que entonces empezaban y que pronto llegaron al estrellato, como los del joven Jussi Bjoerling, una de las voces de tenor más bellas de la historia, del que se ofrece una pieza tan infrecuente en su repertorio como Au Mont Ida de La bella Helena de Offenbach; o la soprano Bidu Sayao, en una pieza de El Guarany de Gomes. Dos de las voces más grandes de la historia por su caudal también figuran: la mezzo Ebe Stignani, con un aria de Sanson y Dalila, y Beniamino Gigli, con el Aprile de Tosti. La lista de nombres alemanes, franceses e italianos es inmensa, y desde luego esta publicación se convierte, junto con las dos anteriores, en un documento imprescindible para quienes deseen conocer no ya las grandes voces del pasado, sino también la evolución de la interpretación y los repertorios.