No es muy frecuentada en discos la colección de trece conciertos para teclado de Haydn, en los que se confunden distintos soportes: órgano, clave, fortepiano, piano primitivo... Los tres que se contienen en esta grabación de 1998 están claramente destinados al clave, los dos primeros, y al piano rudimentario el tercero, el nº 11, que es también el más conocido, grabado y tocado.
Podemos acercarnos ahora a estas estimulantes partituras, en las que el solista tiene un papel lleno de verbo y color, aunque las exigencias que haya que cumplimentar sean bastante menos importantes que las que se planteaban a los intérpretes en los conciertos similares de Mozart.
Escuchamos aquí una recreación que, pese a estar realizada con instrumentos modernos, posee, gracias a la precisa e insinuante acentuación y a la tímbrica buscada, el atractivo de las versiones dieciochescas. El noruego Andsnes (1970) goza de una excelente técnica y una estupenda digitación, llena de buen gusto, suficiente para captar las bellezas de esta música; para dar, por ejemplo, todo su esplendor al Rondo all’ungarese del nº 11.
Interpretación tan buena en su estilo como la de Pinnock.