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El arte de la fuga
Johann S. Bach
3 enero, 2001 01:00
Sokolov es un pianista muy personal y no suele dejar indiferente a quien lo escucha. Posee una técnica depurada capaz de conseguir sorprendentes pianísimos e infinidad de colores distintos, y un criterio musical sólido, aunque no ajeno a las nuevas corrientes musicales e interpretativas de la música antigua. Así, su Arte de la fuga, aunque personalísimo, no es en absoluto romántico. El uso del pedal es más que moderado, no hay rubatos ni alteraciones de los tempi. Y nada hay gratuito: cada legato, cada staccato, cada matiz están meditados y pensados. Tienen una razón de ser. El contrapunto bachiano cobra en manos del pianista ruso una claridad meridiana. Hay planos, matices, una gran riqueza expresiva y expositiva.
El Bach de Sokolov puede gustar o no, pero lo cierto es que estamos ante uno de los pianistas más interesantes del momento; ante un intérprete poseedor de una técnica prodigiosa y de un control del sonido aún más asombroso.
Su visión de este magno compendio del contrapunto es, repito, muy personal, como todo su pianismo, pero también es simplemente sensacional.
El Bach de Sokolov puede gustar o no, pero lo cierto es que estamos ante uno de los pianistas más interesantes del momento; ante un intérprete poseedor de una técnica prodigiosa y de un control del sonido aún más asombroso.
Su visión de este magno compendio del contrapunto es, repito, muy personal, como todo su pianismo, pero también es simplemente sensacional.
