Image: Pelleas und Melisande.

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Discos

Pelleas und Melisande.

Arnold Schünberg

3 enero, 2001 01:00

Christian Thielemann. DG 469 008-2 DDD

Estos pentagramas, en los que el cromatismo es empleado a conciencia buscando la lacerante expresividad, convienen a las capacidades directoriales de Thielemann, un director que parece ser uno de los últimos herederos de la gran tradición germana. Las grandes y apasionadas frases, el extenso y enrarecido discurso de Pelleas, un gigantesco poema sinfónico, solamente un año posterior (1903) a la ópera de Debussy sobre la misma obra literaria de Materlinck, el girar continuo de la música en su tejer y destejer sin fin, encuentran en sus manos un excelente traductor.

Espléndida introducción hasta el primer gran crescendo y buen tino a la hora de exponer las cálidas oleadas de notas y de aclarar el complejo contrapunto. Quizá la batuta no posee el grado de matización superior o la densidad poética de un Karajan, pero consigue en todo caso una interpretación de altura a la que la orquesta berlinesa se pliega con entusiasmo. Menos convincente nos parece la recreación del Idilio de Sigfrido de Wagner, música a la que hay que dejar respirar y a la que hay que otorgar una mayor amplitud dinámica.