G. Rossini
G. ROSSINI: Semiramide. Marcello Panni. Nightingale NC20701
La casa discográfica de Edita Gruberova lanza una nueva ópera protagonizada por su dueña. Se trata de Semiramide de Rossini, una partitura demasiado extensa, aunque con algunos momentos de gran belcantismo. El problema de Semiramide es no caer en el tedio y para ello hacen falta un director con más personalidad que Panni y unos intérpretes con más recursos y más dispuestos a poner carne en el asador. Gruberova no alcanza el equilibrio belcantismo-drama de una Caballé ni puede llegar a la visión meramente belcantista de Sutherland. Bernardette Manca di Nissa no es aquella Horne que cantaba Arsace junto a las dos sopranos citadas, ni Ildebrando D’Arcangelo posee las agilidades y atractivo de Samuel Ramey. Queda el estupendo Idreno de Juan Diego Flórez, el tenor que tanto éxito ha cosechado este verano por España. El conjunto no puede evitar caer un poco en el tedio, recordando aquellas representaciones romanas con June Anderson y Dupuy, en las que la mitad del teatro se echó una siesta.
La casa discográfica de Edita Gruberova lanza una nueva ópera protagonizada por su dueña. Se trata de Semiramide de Rossini, una partitura demasiado extensa, aunque con algunos momentos de gran belcantismo. El problema de Semiramide es no caer en el tedio y para ello hacen falta un director con más personalidad que Panni y unos intérpretes con más recursos y más dispuestos a poner carne en el asador. Gruberova no alcanza el equilibrio belcantismo-drama de una Caballé ni puede llegar a la visión meramente belcantista de Sutherland. Bernardette Manca di Nissa no es aquella Horne que cantaba Arsace junto a las dos sopranos citadas, ni Ildebrando D’Arcangelo posee las agilidades y atractivo de Samuel Ramey. Queda el estupendo Idreno de Juan Diego Flórez, el tenor que tanto éxito ha cosechado este verano por España. El conjunto no puede evitar caer un poco en el tedio, recordando aquellas representaciones romanas con June Anderson y Dupuy, en las que la mitad del teatro se echó una siesta.