Regresa, con un magnífico reprocesado sonoro, el histórico
Boris Godunov grabado por EMI en 1961. Pese a utilizar la orquestación de Rimsky-Korsakov, la austeridad y claridad de contornos de que hace gala André Cluytens parecen tener en mente la versión original de Mussorgski, mucho más radical y salvaje. El director belga sabe obtener de la Orquesta del Conservatorio de París y del magnífico Coro de la ópera Nacional de Sofía unos resultados de gran teatralidad y un completo idiomatismo. Queda el caso Boris Christoff. En un auténtico
tour de force, el imponente bajo búlgaro encarna no sólo el papel titular, sino también los del cronista Pimen y el monje vividor Varlaam. Sólo por esto vale la pena.