Gustav Mahler
Desde 1989 (Sinfonía nº 9), las grabaciones se realizaron en vivo y esa tensión del directo confiere una intensidad superior a las obras así registradas: Andante-Adagio de la Sinfonía nº 10 y Sinfonías Quinta, Sexta y Tercera. Preciosismo y exactitud técnica son marchamo de todas las otras obras, pero la perfección de la superficie alberga muy poca sustancia: en la "Resurrección" todo está en su sitio; en la Séptima, el tiempo central parece más chiflado que sombrío, y la segunda "Música nocturna" bordea la cursilería; la segunda Primera, de 1987, no aporta nada a lo ya dicho en 1977. En las Canciones a la muerte de los niños, Jessye Norman aporta una voz hermosa, pero algo afectada. Frente a esto, el primer movimiento de la inconclusa Décima, el primero de la Tercera, los centrales de la Sexta o casi toda la Quinta, presentan a un Ozawa genuinamente volcado en la música. ¡Qué fabuloso sonido, tan pocas veces lleno de música!